"Si los presos políticos siguen presos, los que fuimos excarcelados volveremos a prisión"
Por Fernando Esteche
Las causas siguen avanzando, hay algunas elevadas a juicio oral que en algún momento terminan con sentencias sean absolutorias o condenatorias. En cualquier caso, y más allá de la verdad judicial o histórica, habrá amplios sectores disconformes que presionarán fuertemente.
Los ejecutores de lo que CFK denunció como lawfare siguen en funciones sin una sola denuncia en Consejo de la Magistratura. Ninguna de las causas emblemáticas como la de las fotocopias de los cuadernos o la pretensión de encubrimiento en causa AMIA, han aceptado una sola de las nulidades planteadas.
La Corte Suprema sigue con los mismos miembros del gobierno de Macri, con el abogado de Clarín como presidente, con los miembros que instrumentaron la persecución que acometió el macrismo. Las Cámaras después de ser “saneadas” y “ordenadas” por la mesa judicial, mediante jubilaciones recomendables y traslados, siguen con la misma conformación.
Casación a pesar de la resolución de la Comisión Bicameral no orientó ninguna revisión de las preventivas que redundan en condenas anticipadas sino que convalidó todo lo actuado por cualquiera de los doce rufianes.
Avanzamos, dicen, hacia una reforma judicial que debe estar escribiendo el hombre que llegó directamente desde Estados Unidos para eso y de la que nadie sabe nada pero que a todas luces no contempla ninguna purga en el Poder Judicial.
La confusión se pavonea en los progresistas tan operables como adorables. Los jueces que acometieron estas persecuciones son premiados y celebrados, algunos de ellos, como titanes de la defensa de los derechos humanos…pero ¿quién disparó de inicio la causa Ciccone contra Amado Boudou? ¿quién fue parte de la Cámara que reabrió la denuncia Nisman? ¿a quienes celebran señores? Con revisar un poquito nos encontraremos que no hay paladines de la democracia y mucho menos de los derechos humanos en Comodoro Py, que por más que metan presos (permitiéndoles condiciones excepcionales de prisión) a algunos genocidas, no ahorran cal para equilibrar la arena con otros de sus fallos.
Desde la servilleta de Corach, pasando por el manejo discrecional de la SIDE en épocas del kirchnerismo, a la colonización absoluta durante el macrismo, Comodoro Py es el enemigo de la institucionalidad y la democracia en nuestro país.
Si no se neutraliza ese enemigo interno alojado en el corazón de la institucionalidad no hay proyecto popular posible.
Cuando sea tarde no será un poema de Brecht el que alivie los dolores en que estemos instalados. Cuando Cristina Fernández de Kirchner se enfrente un día ante una sentencia, que dictarán estos operadores de embajadas y de servicios, entonces será tarde para reparar el daño hecho.