Fermín Chávez durante la Resistencia Peronista: un libro de Julián Otal Landi

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Fermín Chávez durante la Resistencia Peronista: un libro de Julián Otal Landi

12 Julio 2024

El siguiente trabajo que lleva como título “Fermín Chávez durante la Resistencia Peronista” (Edic. Fabro 2024) coincide con el centenario del nacimiento de Fermín Chávez en un año muy particular de nuestra historia. Sin caer en lo evidente, como diría Carlos Ibarguren, la inquietud de esta hora nos obliga a reflexionar, a buscar indicios que nos saquen de este laberinto. Hace años que el pensamiento nacional parece demodé porque no encaja dentro del hedonismo cultural individualista que prevalece en nuestra población. Momento más que oportuno, entonces, de abordar la trayectoria de aquellos nacionalistas que, como Fermín, propugnaban un “nacionalismo de medios”.

Fermín Chávez y la construcción de un “nacionalismo de medios”

La irrupción de la denominada resistencia peronista significó una respuesta vital a partir de la ferocidad revanchista que provocó el golpe cívico militar realizado en septiembre de 1955 que derrocó el segundo gobierno de Juan Domingo Perón. La autodenominada “Revolución Libertadora” traccionó fuertes transformaciones en el conjunto de los órdenes discursivos apelando a una legitimidad simbólica que reposaba sobre lo histórico.

La política coactiva y coercitiva desarrollada por el régimen (agudizada luego del reemplazo del nacionalista Lonardi por el liberal Aramburu) con vistas de “desperonizar” a la población (intentando emular la exitosa política de desnazificacion llevada a cabo en Alemania) era acompañado por un discurso respaldado por la historia liberal: el gobierno “libertador” se insertaba como una continuidad de “Mayo-Caseros” (es decir, reivindica los valores de la revolución de Mayo y la Generación del 37 así como también recupera la tradición de los triunfadores de Caseros que habían vencido a la dictadura rosista), mientras que el gobierno depuesto constituía la “segunda tiranía”. El relevo de “Perón” por “tirano prófugo” dejó traslucir la operación simbólica comunicativa del régimen. Ante dichos cambios, el espacio discursivo advino en cuanto lugar de construcción y tratamiento del peronismo como objeto de execración, tanto en lo que concernía primero a su reciente paso por el gobierno como luego al surgimiento y acciones ejecutadas por la resistencia peronista.

Como hemos aproximado en nuestro trabajo dedicado al joven Fermín Chávez y su trayectoria intelectual durante el denominado “primer peronismo” (“El joven Fermín Chávez”, Fabro 2021), la labor de los nacionalistas pertenecientes a la generación del 40 ya estaba abocada a la construcción de sentido revisionista de carácter popular donde la experiencia peronista significaba un eslabón más en la disputa cultural por la búsqueda de constituir un nuevo orden de cultura nacional. En ese sentido, tanto su producción como su labor de articulador de redes de Chávez anticipaba su labor que durante la resistencia resultaba frenética con un resultado similar al de muchos de sus camaradas como Luis Soler Cañas y exforjistas como Arturo Jauretche y Atilio García Mellid.

Benito Enrique Chávez, mejor conocido como Fermín, es una figura paradigmática para explicar uno de los proyectos sociales de este nacionalismo de corte culturalista popular. Los motivos son varios, aunque desde luego toda elección siempre sea arbitraria: en principio por su formación en el nacionalismo católico, por su itinerario durante el primer peronismo por el cual, sobre todo por su rol activo y dinámico durante la época de la resistencia. Presentado historiográficamente a fuerza de corsés conceptuales como un intelectual peronista y un reconocido “neorrevisionista” o “revisionista peronista” en realidad su itinerario representa unas particularidades que si se explican solamente desde un recorte temporal puede perjudicar la posibilidad de entender el proyecto social del mismo.

El itinerario intelectual fue poco explorado, tanto desde la literatura considerada “académica” como así también de la “militante”. Se analizó su figura luego de los sucesos del 55, siempre focalizándose en su producción historiográfica. Dicha falta de abordaje es común para todos los nacionalistas que acompañaron al primer peronismo. Solo se los menciona al momento de dar cuenta de una nómina de “intelectuales” que adhirieron al mismo sin detenerse en su producción intelectual ni en sus actividades ni considerar la dimensión relacional que fue conformando un campo intelectual que privilegia la importancia de la política cultural y que, en función a estas particularidades, fue generando una especificidad dentro de este nacionalismo, a pesar de su heterogeneidad.

No obstante, durante los últimos años, nuevos estudios abocados al peronismo posibilitaron indagar sobre las “segundas líneas” como también diversas producciones de los mismos durante el periodo de resistencia . Es de destacar, a su vez, la monumental obra en desarrollo dirigido por Darío Pulfer, junto a Cattaruzza, Reiin y Panella desde el CEDINPE que pretende constituirse en material de consulta llamado “Diccionario del peronismo, 1955-1969”. Por otro lado, la obra de Laura Ehrlich aportó numerosas luces en torno a las prácticas políticas culturales de muchos intelectuales que combatieron y resistieron la censura y represión de la Libertadora.

El libro tiene como objetivo abordar el itinerario intelectual de Chávez a partir de su praxis política que se visualiza a partir de su producción periodística, histórica y literaria como así también abordando la experiencia epistolar vinculada a la labor del mismo durante el lapso del desarrollo de la “Resistencia peronista” hasta el triunfo electoral de Arturo Frondizi, tiempo en donde se detecta un ciclo de alta productividad en el espacio político- cultural.

La correspondencia analizada con diversos hombres de la cultura y la política habilita a considerar una faceta inexplorada de Fermín Chávez: por un lado permite dar cuenta del desarrollo de las redes de sociabilidad vitales entre los nacionalistas de entonces; revela un uso vinculado al intercambio de diversos objetos culturales (libros, revistas, artículos) que lo presentan a Chávez como un intermediario para sus pares, además de constituirse en una figura referencial para diversos actores relevantes de la denominada “Resistencia”.

La oportunidad de acceder al archivo particular de Chávez permite, a través de la correspondencia, recuperar a sus interlocutores, figuras que no siempre son los autores de las grandes obras o los hombres de los grandes nombres, pero sí participantes de un dialogo en un contexto y clima determinado que sería imposible reconstruir desde su producción personal exclusivamente. Por otro lado, es vital en estos casos mantener la honestidad intelectual asumiendo que el mismo constituye una aproximación a una problemática que requiere de una reconstrucción más amplia y pormenorizada: el grueso de los actores intervinientes apenas fueron mencionados por la historiografía, poco sabemos de sus trayectorias y de fechas claves que puedan ordenar su derrotero (de hecho, la mayoría de los datos biográficos fueron recuperados meticulosamente por el propio Chávez en alguno de sus trabajos como en anotaciones que se encuentran en su archivo, como si fuera la biblioteca de Babel en forma de anotaciones y de recortes periodísticos guardados en diversos sobres de papel madera separados por temáticas y autores).

Para encarar el estudio de un itinerario privilegiamos el análisis de los rasgos contextuales vinculados con el actor en cuestión, focalizándose la atención en los aspectos de carácter público. La disposición de los capítulos responde a ejes temáticos que no siguen un ordenamiento diacrónico estricto, ya que la intención es dar cuenta del itinerario intelectual de Chávez incursionando sobre el contexto y el clima de ideas.

Uno de los interrogantes que aventuramos en nuestro trabajo anterior, recobra vigencia en este periodo. Si bien no podemos dar respuesta al mismo, los diversos elementos que desplegamos nos brindan la posibilidad de complejizar y favorecer la reflexión histórica. La pregunta en ciernes sería: ¿en qué momento Chávez se “autopercibe” peronista? Como hemos dado cuenta anteriormente, tanto su figura como la del resto de los jóvenes provenientes del nacionalismo eran tratados en muchos casos despectivamente y con cierta desconfianza, sobre todo en lo que respecta a los articuladores del campo de la producción cultural. Pero, también, del lado de los nacionalistas la relación con el peronismo no es lineal ni permanente. Si bien no contamos con la opinión de aquel Chávez contemporáneo sí podemos inferir a través de la respuesta de sus interlocutores cierto malestar en torno al derrotero que llevaba adelante el segundo gobierno de Perón. Por otro lado, como veremos más adelante, su prolífica labor en diversos espacios de la militancia (peronista, neo peronista y no-peronista simultáneamente) dan muestras que el posicionamiento de Chávez por esta época tenía como misiva una idea que no se detenía con el retorno del líder depuesto ni se identificaba con propuestas alternativas (como así lo haría Jauretche, Hernán Benítez y Scalabrini Ortiz, por ejemplo). Por el contrario, su horizonte de expectativas iba más allá de las circunstancias coyunturales: el norte era la recuperación y validación de una idea de nación. Algo que denominaría él mismo (en respuesta a la propuesta integracionista de Frigerio) como nacionalismo de medios.

El trabajo está dividido sobre diversos capítulos que abordan aspectos de su producción intelectual: “Nacionalismo y marxismo” advierte en torno al acercamiento entre nacionalistas y marxistas en el cual el papel de Chávez resulta crucial; con “Las redes nacionalistas sobre la diáspora cultural” abordamos diversos derroteros de los interlocutores de Chávez que atravesaron sumas dificultades durante este proceso. Con respecto al capítulo “El populista, de frente” daremos cuenta sobre sus dos colaboraciones más emblemáticas que, a su vez, posibilitan una aproximación que complejiza el panorama en ciernes sobre 1957: año en que se recrudece no solo la beligerancia militante sino también se asoman diversas propuestas “neo” peronistas que no acatan las órdenes del Comando superior a cargo del delegado de Perón, John William Cooke. Con respecto al “periodismo político y cultural” nos centraremos principalmente en su activa participación sobre el exitoso semanario dirigido por los hermanos Jacovella llamado “Mayoría” y cerramos nuestro abordaje profundizando su labor más estudiada bibliográficamente que son sus aportes en el campo de la historia, época donde Chávez inicia su producción de forma interna sobre dicha disciplina y donde se exponen sus principales temáticas y preocupaciones que luego desarrollaría y profundizaría a lo largo de su extensa y prolífica labor.

Este trabajo, además, cuenta con tres ensayos que profundizan el itinerario de otros nacionalistas que fueron claves durante este proceso pero, de momento, muy poco trabajados historiográficamente: Luis Soler Cañas, Arturo Jauretche, “Manolo” Buzeta y Hugo Amable; además de analizar el itinerario de tres figuras provenientes del Partido Comunista y sus vínculos con el pensamiento nacional por aquellos años: Rodolfo Puiggros, Eduardo Astesano y Amaro Villanueva.


Dios ya no civiliza. Es la guita/ de los yanquis la que ahora resta y suma, / y en esta patria fiel, padre, que abruma/ Sólo nos quedan ya Perón y Evita.

Dios nos telefonea y nos da cita/ a veces con el diablo o con el puma. / y vichamos apenas en la brum/ su diminuta luz de agua bendita.

Alguien nos dio progreso indefinido, / nos dejó el alma en trámite moroso/ y puso un dios a nafta, puro ruido.

Y ahora andamos así, padre, de botas, / en Occidente escuálido y mañoso, / En satélite o micro, pero idiotas” .

(Chávez, Fermín. “Al Padre Leonardo Castellani”, década de 1960)

Dedicado a la memoria del gran Fermín Chávez.