Cinco mentiras contra el petróleo offshore
Por Elizabeth Pontoriero
La exploración offshore en el Mar Argentino es una oportunidad para nuestro país ya que le permitirá ubicarse como un productor importante de petróleo en el proceso de transición energética mundial. Sin embargo, una gran resistencia por parte de grupos ambientalistas impide llevar a cabo el proyecto. Un documento de YPF señala que la Argentina viene desarrollando esta actividad desde 1960 y da respuestas a varios interrogantes, como el impacto que, realmente, puede provocar sobre el ambiente y los posibles perjuicios en la actividad turística, entre otros.
Mito 1: “Argentina no tiene experiencia en petróleo offshore”
De acuerdo con el documento publicado por YPF, la Argentina cuenta con varias cuencas marinas de las que se extraen hidrocarburos y que se vienen estudiando desde finales de la década de 1940. Entre 1957 y 1961 el Servicio de Hidrografía Naval hizo los primeros trabajos sobre sísmica y, a finales de la década de 1960, por primera vez, se realizaron las perforaciones. En tanto, desde 1989 se extrae hidrocarburos offshore en la Cuenca Austral en Tierra del Fuego.
Hoy en día, ya se han perforado 187 pozos en el Mar Argentino en la Cuenca Austral que está situada frente a las costas de Tierra del Fuego y Santa Cruz, de los cuales 36 son productivos. En el documento se señala: “Actualmente, alrededor del 20% del gas natural que se produce en el país se extrae de esos yacimientos”.
Sin embargo, todavía falta explorar la Cuenca Argentina, en la cual radican importantes yacimientos y en la que se han efectuado relevamientos sísmicos durante la década del 2000. Se trata de un tipo de técnica que permite explorar el fondo marino con el fin de obtener imágenes de las rocas que se encuentran allí.
Entre las distintas cuencas que posee nuestro país están la del Salado, que fue adquirida por YPF en 1968 y por Amoco e YPF-Repsol entre 1992 y 1995, y ya lleva explorado más de 6 mil kilómetros; la Cuenca del Colorado con 43.361 kilómetros de líneas sísmicas; la de Rawson con 7.600 kilómetros registrados por YPF entre 1976 y 1983 y 10 mil por Exxon entre 1987 y 1989. A su vez, la Cuenca de San Julián entre 1979 y 1980, en la que YPF registró 2.4 kilómetros de líneas y Petrobras 4.518 kilómetros en 1991, mientras que en la Cuenca Austral se realizaron, hasta el 2005, perforaciones por 34.840 kilómetros de líneas sísmicas 2D, que permitieron obtener imágenes de la capa de la tierra y sus estructuras, y 3.530 kilómetros en 3D, que al generar gráficos más detallados, posibilitan ver si hay o no hidrocarburos.
Por último, la Cuenca Malvinas en la que se adquirieron 40 mil kilómetros de sísmica hasta 2008 y desde 2019 continúan realizándose nuevos trabajos de adquisición.
Mito 2: “Hay 100% de probabilidades de accidentes ambientales”
Según el informe de YPF, los accidentes en el fondo marino por exploración y explotación de gas y petróleo son escasos, ya que las mejoras en las tecnologías han permitido disminuir el número de siniestros en este tipo de actividad. Por otra parte, se destaca que, de acuerdo con un estudio de la Agencia de Administración de la Energía Oceánica de Estados Unidos, entre 1964 y 2015 se registraron 17 derrames grandes y 14 de ellos se produjeron antes de 1980. Precisamente, la disminución de los accidentes comenzó al mismo tiempo que se incrementaron las prácticas offshore.
En general, los derrames de petróleo ocurren, en un 48%, por las emanaciones espontáneas del subsuelo marino a través del fondo y la columna de agua y solo el 2% está directamente relacionado con las actividades de exploración y producción. Así, el documento señala que un 37% de las pérdidas se ocasiona por el transporte en los buques, independientemente de dónde se haya extraído el petróleo, un 9% se genera desde las instalaciones costeras y el 4% por la acción de pequeñas actividades costeras.
La Asociación Internacional de Productores de Petróleo y Gas (IOGP) publica todos los años un informe de indicadores de performance ambiental y, en el de 2020, expresó que se registró un total de 3.270 toneladas derramadas y 2.185 fueron por offshore, a la vez que destacó que “El ratio para 2020 fue 0.3 derrames por millón de toneladas producidas”.
Mito 3: “Es la primera vez que se explora el Mar Argentino Norte”
No, la exploración del Mar Argentino comenzó a fines de la década de 1960 y principios de 1970 con la participación del buque sísmico de YPF José María Sobral Actualmente, existen 137 pozos exploratorios y, si bien la mayoría corresponde al offshore sur, también, se hicieron en el offshore norte, en donde en 1967 se estableció la “primera ronda costa afuera” y, al siguiente año, se efectuó la perforación de 34 pozos, lo que permitió explorar las áreas de las cuencas marinas de Salado, en la cual se realizaron 19 pozos, y Colorado, en la que se hicieron 15. El primer pozo offshore argentino fue Samar-1 en la cuenca de Salado.
De acuerdo con el documento de YPF, hasta el día de hoy se registraron cerca de 393 mil kilómetros de sísmica en 2D y 29 mil en 3D en el Mar Argentino. Asimismo, se indicó que muchos de las líneas que se perforaron en las cuencas de Salado y Colorado están a distancias menores a 100 kilómetros de la costa de Buenos Aires.
Mito 4: “El sector pesquero y turístico se verá afectado”
Según se analizó en el documento, se ha comprobado que, tanto el turismo como el sector pesquero no se ven afectados por la actividad hidrocarburífera. Países como Noruega o Brasil, que gozan de un importante desarrollo en turismo, conviven con una intensa actividad de exploración y explotación de gas y petróleo en el mar.
En Noruega, que se destaca por ser una potencia pesquera, el sector turístico ha ido creciendo de manera sostenida durante la última década, solo interrumpido por la pandemia ocasionada por COVID-19. Antes de este episodio el turismo contribuía en un 3,6% al PBI del país y, en Brasil, la actividad offshore se practica en las costas de Río de Janeiro, una de las ciudades más populares del mundo, que en 2019 recibió a 2.33 millones de turistas.
Por su parte, Canadá lleva varios años desarrollando la actividad offshore para la extracción de petróleo, específicamente en la isla Terranova y Labrador, lo que benefició a otros sectores económicos como la construcción, el turismo, la pesca y la manufactura y, en Escocia, gracias a la actividad offshore, durante todo el año se han incrementado las demandas hoteleras del personal en bares y restaurantes para poder brindar servicios a las empresas petroleras que se alojan en esas zonas.
También, en la costa del mediterráneo oriental que incluye a Grecia, Israel, Chipre, Egipto, Líbano y Turquía se han otorgado permisos para la exploración del gas. Estos lugares cuentan con una alta demanda turística y sus costas están más cercanas a las zonas de exploración que las costas bonaerenses en las que se pretende emprender la práctica.
Mito 5: “La producción petrolera es incompatible con la transición energética”
Según se describe en el documento, en la actualidad, el 27% de la energía mundial proviene del carbón mineral, responsable de emitir grandes cantidades de dióxido de carbono, lo que contribuye al calentamiento global. Sin embargo, en Argentina el uso de carbón mineral no es preponderante en el desarrollo de energía, por eso nuestra matriz energética es “mucho más limpia que la media mundial”.
El proceso de transición energética que se está dando a nivel mundial se presenta como una oportunidad para el desarrollo de hidrocarburos offshore en la Argentina, dado que el petróleo y el gas generan menos gases tóxicos que el carbón. Esto permitirá aumentar la demanda por parte de países como China o la India, que hoy utilizan carbón en su matriz energética y buscan reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Por otra parte, de acuerdo con el tipo de campo petrolero y de extracción, las emisiones ocasionadas por la producción de hidrocarburos pueden ser distintas. De este modo, mientras que la explotación onshore no convencional, como la que se realiza en Vaca Muerta, produce 77 kilogramos de dióxido de carbono por barril, la explotación offshore (proyecto Cuenca Argentina Norte) produce 52 kilogramos por barril. En definitiva, la explotación offshore es la que menor cantidad de emisiones de dióxido de carbono produce por barril de petróleo.