¿Por qué los arrepentidos de votar a Milei no quieren votarnos?
Entendemos que la del título es una de las preguntas más importantes que nos planteó Cristina Fernández de Kirchner en su discurso del pasado 25 de Mayo y que tendremos que resolver si queremos intentar volver a gobernar la Argentina.
Decimos intentar, porque será necesario encontrar una respuesta que no nos satisfaga sólo a nosotros, sino que satisfaga a las grandes mayorías que históricamente nos llevaron al gobierno; una respuesta que vuelva a enamorarlas con el convencimiento que en esta oportunidad volveremos representando mejor sus intereses y para transformar de una vez y para siempre las profundas desigualdades que vienen sufriendo y que vienen impidiendo en nuestra Patria el pleno y efectivo ejercicio de la justicia social, la independencia económica, la soberanía política y de la memoria, verdad y justicia.
La respuesta que buscamos está dificultada por las diferencias Ideológicas existentes entre quienes buscamos apoyo, toda vez que nuestra doctrina ha generado a lo largo del tiempo fuertes adhesiones, pero también, fuertes rechazos en los sectores que ven peligrar sus privilegios.
Por un lado están los votantes de los sectores conservadores que constantemente buscan alejar cualquier posibilidad de llegada al poder de políticas populares, como las del peronismo, al que lisa y llanamente prefieren destruir.
Por otra otra parte, existe una inmensa franja social, cuya ideología se basa en diversos grados de individualismo, ideología que se ha ido incorporando en las sociedades de todo el mundo en modo transversal con ayuda de las nuevas formas de comunicación y mediante una tremenda penetración cultural.
El voto conservador, por más decepción que sienta el votante con los resultados de las políticas de Milei, con seguridad seguirá apoyando políticas alejadas de los valores de la Justicia Social, y es más, podría atraer a votantes sin tradición de compromiso social, que además buscan una diferenciación basada en campañas marketineras contrarias al fortalecimiento estatal, y regulaciones.
El peronismo es castigado por lo que hacemos, lo que no hacemos y por lo que pretendemos hacer; en ese camino del "hacer" siempre hay imperfecciones, fallas en la aplicación y posibles desvíos, que será necesario ir corrigiendo.
Aun así es importante tener en cuenta que la política argentina es compleja y multifacética, y las lealtades y alianzas pueden variar ampliamente según se vayan viendo los resultados de las políticas implementadas.
Sobre la base de las opiniones recibidas de los integrantes de nuestra Comisión, creemos que algunas de las razones por las que quienes están arrepentidos de haber votado a Milei dudan o lisa y llanamente rechazan volver a votarnos son las siguientes:
1. En nuestros últimos gobiernos, perdimos nuestra capacidad transformadora y consecuentemente la confianza de parte del electorado;
2. No supimos avanzar en la solución de los grandes problemas nacionales, pese a que los tenemos bien diagnosticados (falta de divisas, ocasionada principalmente por la evasión fiscal, la informalidad económica y la fuga de divisas que siguen a esas dos primeras causas);
3. No supimos explicar ni resolver que en tiempos de crisis no puede haber privilegios y que el esfuerzo debe ser compartido por todos los integrantes de la sociedad, incluyendo a las empresas. Por ello no redujimos la presión tributaria sobre los consumidores y sobre la clase media ni se fortaleció la tributación de las grandes fortunas;
4. El exceso de personalismos atentó contra la relevancia de nuestro proyecto de país, que quedó en un segundo plano a causa de esas disputas;
5. No se saneamos el sistema judicial ni aplicamos la ley antimonopolios ni la ley fiscal tributaria;
6. No se derogaron las leyes de la dictadura ni se reinstaló la ley de medios;
7. No supimos desmentir ni dar una adecuada respuesta a las fake news, a los ataques dirigidos a nuestros candidatos y a nuestros dirigentes ni contrarrestar el Síndrome de Estocolmo que esos ataques generaron en muchos compatriotas;
8. No pudimos identificar ni diferenciar entre quienes siempre se nos oponen en razón a su irreductible anti-peronismo de quienes no nos respaldaron desilusionados por nuestra pérdida de capacidad transformadora, y por ello, fuimos incapaces de persuadir a estos últimos;
9. No fuimos capaces de presentar al electorado una plataforma económica que, en oposición al neoliberalismo, pusiera al trabajo, la producción y la soberanía como fundamento de nuestras propuestas;
10. Sufrimos una gran escasez de militantes políticos con capacidad de llegar y convencer a las bases, especialmente a los más jóvenes, muchos enceguecidos por los mensajes de odio de nuestros adversarios y con ello impermeables a nuestro mensaje de que la Patria es el otro. Tenemos que crear un semilleros de militantes jóvenes.
Cada una de estas razones puede ser desbrozada con ejemplos que son de gran utilidad para comprender como cada una de ellas opera sobre la mente y las subjetividades de las personas, en especial sobre los jóvenes que no conocieron al peronismo ni los avances logrados durante los doce años de gobierno de Néstor y de Cristina.
Entendemos que con seguridad podrá haber otras razones de nuestra pérdida de atractivo a la hora de las elecciones; aportamos estas para generar y alentar el debate necesario e imprescindible para completar el diagnóstico de por qué llegamos hasta aquí.
A partir de ese diagnóstico podremos pasar a a la etapa de elaboración de propuestas que nos permitan conformar un programa de gobierno creíble, que oponga una clara alternativa a la destrucción del actual gobierno y que tenga la capacidad de volver a enamorar a las grandes mayorías, en especial a la juventud.
Mediante estas etapas podremos recuperar el gobierno y fundamentalmente podremos hacer la Argentina grande con que todos soñamos.