"René" y el odio de clase
Residente, miembro fundador y vocalista de Calle 13, fue duramente criticado en redes sociales por su última canción “René”. La letra de la canción funciona como una autobiografía de 7 minutos en la que el cantante puertorriqueño cuenta detalles sobre su vida privada, su infancia en Trujillo, las dificultades económicas que vivió, la muerte de varios de sus amigos, su divorcio con la actriz argentina Soledad Fandiño y la soledad que le dejó la fama.
La canción, según el mismo René, funcionó como un ejercicio catártico donde pudo desahogarse y hablar de todo eso que tenía guardado. El cantante confesó en una entrevista con BBC Mundo que le cuesta hablar de lo que le pasa, y que haberse guardado sus penas durante tanto tiempo le ha hecho mucho daño. “René” fue la forma de sacarse todo eso de adentro, plasmándolo en una canción que habla de la depresión, la soledad, el alcohol, la industria de la música y la fama.
La mayoría de sus fans se sintieron identificados con lo que cuenta el ex Calle 13 en la canción, con un video donde se lo ve por primera vez hablando a cámara, serio, lejos del Residente fiestero y combativo al que nos tiene acostumbrados.
Sin embargo, en redes sociales algunas personas criticaron la canción “denunciando” que se trataba de una puesta en escena, una forma de lucrar con la salud mental, el suicidio y de “dar lástima”.
Llama la atención que se critique a Residente por usar la música como lo que es: una forma de expresión. Pero es aún más llamativo siendo que existen artistas de renombre que han hecho toda su carrera en base a hablar de sus vidas y sus problemas, y sólo han recibido alabanzas por ello. Incluso se agradece que “hablen de un tema tan delicado que no tiene la importancia que merece”.
¿Cuál es entonces el problema con “René”? ¿Por qué nos emocionan los artistas estadounidenses o europeos cantando en inglés sobre que se sienten tristes y miserables, sobre la depresión y el suicidio, pero lo de René nos parece “una vergüenza”, nos parece que “quiere llamar la atención” o lucrar con una “supuesta” tristeza?
¿Tendrá que ver con que René es latino? ¿Con que canta ritmos como rap o reggaeton? ¿O con que no se calla ante las injusticias? ¿Tendrá que ver con que se mete “demasiado” en política? Ya que mucha gente parece estar enojada porque “tiene plata, no se puede quejar”; pero todos los artistas famosos que venden discos enteros hace décadas hablando sobre su dura infancia, sus traumas, su depresión y sus adicciones tienen mucha plata, más que René, en muchos casos. Entonces, ¿cuál es el problema?
Las críticas a René salen de un lugar de ignorancia, en donde todavía se piensa que tener plata es sinónimo de no tener problemas, de ser feliz. Pero, ¡momento! Porque si le preguntamos a alguien si piensa que una persona famosa y adinerada es feliz, seguramente conteste que no; seguramente hasta cite ejemplos de famosos que se han suicidado o han hablado públicamente de sus problemas. Entonces, de nuevo, ¿cuál es el problema?
El problema quizá tenga que ver con la envidia, pero sobretodo con el miedo. Por que si René, con su fama, su dinero y con todo su éxito, no resolvió sus problemas; si con todo lo que tiene no es feliz, entonces, ¿qué queda para nosotros?
René tiene que ser feliz, tiene que vivir de fiesta, derrochar, hacer todo lo que no podemos hacer para que podamos odiarlo, para que podamos envidiarlo, para que podamos desear ser él. Porque ¿quién quiere ser ese hombre roto que vemos en el video de “René”?
Pero la realidad es más compleja de lo que creemos. Y el odio, el odio es mucho más simple. El odio siempre está cerca de la ignorancia, de la falta de empatía, de la envidia, de la xenofobia y de la clase, porque ¿cómo ese “negro” puertorriqueño que canta reggaeton tiene más plata que yo y encima se queja?
Lo que pasó con esta canción —que ya tiene 50 millones de visitas en Youtube y 4 millones de likes— habla mucho del mundo en el que vivimos. Un mundo en el que falta la empatía y sobran los teclados y las pantallas, un mundo donde un hombre no puede pararse frente a una cámara y hablar de lo que le pasa, no puede mostrarse vulnerable y llorar sin que se lo tache de “hacer un show”; un mundo en donde después nos llenamos la boca hablando de la “masculinidad tóxica” y de cómo a los hombres les enseñan a no mostrar sus emociones.
René lo hizo; cantó su verdad. En un mundo donde todos hablan de los demás, él habló de sí mismo. Y por eso lo respeto.