“Walsh criticó el militarismo desmedido de Montoneros y la conducción ni siquiera le contestó”

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VIDA Y OBRA DEL AUTOR DE OPERACIÓN MASACRE

“Walsh criticó el militarismo desmedido de Montoneros y la conducción ni siquiera le contestó”

29 Febrero 2024

El escritor Enrique Arrosagaray dialogó con AGENCIA PACO URONDO y reflexionó sobre distintos hechos de la vida política del intelectual militante.  El autor de los libros “Rodolfo Walsh en Cuba “y  “De dramaturgo a guerrillero”, aportó su mirada sobre la vida del escritor del campo popular.

AGENCIA PACO URONDO: ¿La estadía de Rodolfo Walsh en Cuba fue determinante en su posterior derrotero político?

Enrique Arrosagaray: Ciertamente fue fundamental. El tema de la revolución cubana estaba sobre la mesa y era difícil abstraerse de semejante suceso político. Era un faro mundial para los revolucionarios y para Walsh fue una oportunidad muy importante y crucial. Era conocer por dentro un proceso revolucionario que se estaba gestando y consolidando en el país caribeño. Trabajar en una usina de noticias como era Prensa Latina era estar en el centro de la situación.

Era participar de los temas candentes que sucedían. Seguramente aquello lo debe haber impactado muchísimo. Estaba al lado de Ricardo Masetti que fue quien lo convoco, quien a su vez era amigo del Che. Por lo tanto, seguramente habrá tenido reuniones o encuentros con el Che Guevara y habrá tenido información muy directa de lo que estaba pasando. Entonces tuvo la oportunidad de encontrase en un país revolucionarizado. Eso es poco frecuente y le toco a él. Sin dudas y a pesar de que volvió de Cuba con algunas broncas maduro sus ideas revolucionarias con aquella experiencia.

 APU: ¿Por qué se aleja de Cuba con un sabor amargo?

EA: Yo tuve la oportunidad de recorrer la correspondencia de su esposa Poupeé Blanchard con su madre en esa etapa y algunos párrafos de esa carta los publiqué en mi libro “Rodolfo Walsh en Cuba” y en esas cartas se veía una cierta incomodidad de Rodolfo en Cuba. Hablaban de irse a Europa y otras hipótesis o posibilidades de viajes. El desencadenante de querer irse de la Isla tuvo que ver con el episodio de los cables de la CIA que Walsh procesa, decodifica y después entrega a Masetti.

Ese trabajo sirvió para descubrir el ataque que se estaba gestando con la intención de derrocar al gobierno revolucionario en lo que será la invasión de Bahía de los Cochinos. Sin embargo, saca tres semanas antes un artículo en una revista de Buenos Aires, la revista “Che”, donde da a conocer los cables cifrados de la CIA que deambulaban por América Central. Si bien no hablaban de Cuba le estaban avisando a la agencia de inteligencia norteamericana que los habían descubierto en su intento de invasión.

Walsh cometió el error de dar esa información de carácter confidencial de manera pública, lo cual genero cierta rispidez seguramente con el gobierno cubano. Los detalles específicos de aquella situación se desconocen. Por voluntad propia o por pedido de las autoridades cubanas debió alejarse.  También existe la posibilidad de que los servicio s de inteligencia cubanos le hayan sugerido a Walsh que publique ese artículo mostrando que habían descubierto la estrategia.

APU: ¿Cómo fue la experiencia de trabajo con Ricardo Masetti en Prensa Latina?

EA: Prensa latina fue conformando un grupo muy numeroso. Gente muy joven, de la cual Walsh era el más veterano. Era un equipo grande y entusiasta. Rogelio García Lupo era un personaje destacado en aquel grupo. Fue uno de los primeros que se aleja, por propia voluntad. No comulgaba con la rigidez del proceso revolucionario cubano. Simpatizaba con el proceso, pero hasta cierto punto. Walsh se quedó un tiempo más, pero según los dichos de Blanchard no se aguantaba que Masettii le rechazara algunas notas periodísticas.

Sin embargo, hay que destacar mucho el compromiso profesional de Ricardo Masetti. Venia de una familia conservadora, no contaba con una tradición revolucionaria de ninguna naturaleza. Era un periodista muy curioso y eso lo llevo a conocer la revolución cubana. Era de una ideología nacionalista antiimperialista y formo parte de un movimiento nacionalista del que Walsh también formo parte, la Alianza Libertadora Nacionalista. La revolución cubana le llamo la atención a muchos jóvenes de diferentes vertientes ideológicas. Cuando va allí hace varias entrevistas a los combatientes del Movimiento 26 de Julio y además traba una buena relación con el Che Guevara.

APU: En su regreso a la Argentina Rodolfo Walsh tiene una etapa gris en la que se concentra en su trabajo hasta que se conecta con los hermanos Villaflor. ¿Que incidencia tuvieron ellos en la actividad posterior de Walsh?

EA: Para confirmar la aseveración de que los hermanos Villaflor fueron claves en la militancia posterior de Walsh tuve dos fuentes muy importantes. Una fue Horacio Verbitsky y la otra fue su esposa última, Lilia Ferreyra. Traté de reconstruir un poco a partir de esos dos testimonios. Me llevo a confirmar que Raimundo Villaflor fue crucial en la práctica política de Rodolfo Walsh. Paso de ser un francotirador a ser un tipo políticamente orgánico. Verbitsky en su testimonio me expreso claramente lo que sintió Walsh al conocer a Raimundo Villafor “Claro que se sorprendió al conocerlo, era negro, peronista, obrero y revolucionario”. Esas cuatro cualidades lo impactaron.

Walsh venia de estar encerrado en el Tigre escribiendo cuentos. Raimundo era un obrero metalúrgico que desde los veinte años estaba en la lucha: tomas de fábricas, huelgas. Su padre había sido intendente de Avellaneda en el gobierno de Perón. Le decían Don Aníbal. Había sido de joven anarquista y después un peronista medio anarco. Tenía un criterio propio. Por eso Rodolfo Walsh en 1968 cuando conoce a esta familia se encuentra con una familia que desconocía.

Los conoce cuando se incorpora a la CGT de los Argentinos. De esta manera conoce el mundo obrero con mayor profundidad. Lilia Ferreyra me hablo de Raimundo Villaflor con una gran ternura porque lo conoció por Rodolfo.

APU: ¿Por qué Rodolfo Walsh elige para involucrarse políticamente a las FAP (Fuerzas armadas peronistas) sin identificarse ideológicamente con el peronismo?

EA: Elige las FAP porque lo convence Raimundo Villaflor. Al principio no estaba muy convencido, pero Raimundo da el debate y logra persuadirlo. Lilia Ferreyra, su pareja en ese entonces, minimiza esa incorporación política planteando que no era un militante en su totalidad, lo define como un colaborador simplemente. Sin embargo, su militancia fue bastante comprometida. De hecho, realizaba tareas de inteligencia. Era el que lograba establecer los mecanismos para escuchar las radios de la policía, que era útil saberlas con cierta previsibilidad. Fueron claves su relación con Raimundo Villaflor, pero también sus tareas realizadas en la CGT de los Argentinos.

APU: ¿Qué lo impulsa a distanciarse de la organización FAP y comienza a acercarse a Montoneros?

EA: Hubo debates internos muy desgastantes y que generaron parálisis en la organización. Si bien no participaba demasiado en esos debates y si lo hacía era en poca intensidad. El país se estaba radicalizando cada vez más y no era momento de someterse a discusiones teóricas. Verbistsky a partir de fuentes confiables lo va convenciendo de la certidumbre del regreso de Perón que Rodolfo no creía posible. Entre la parálisis de FAP y su desangre interno y el crecimiento notable de Montoneros Walsh elige sumarse a la organización. La acción pasaba por la lucha armada en ese entonces y no tanto en la discusión. Era un momento para la acción y Montoneros le ofrecía eso.

APU: ¿Cómo calificaría la militancia de Rodolfo Walsh en la organización Montoneros?

EA: Fue una militancia que encaro con fuerza y mucha decisión. Llega a Montoneros cuando estaba llegando Perón por segunda vez. Es decir 1973, pero hizo algunas cosas conocidas y otras no tuvieron repercusión. Hizo un gran trabajo en el área de prensa con el diario Noticias. Después planteará una crítica al militarismo desmedido de la organización y propondrá volver al barrio, proletarizarse. Frenar con los atentados y las acciones armadas.

Sin embargo, la Dirección de la organización ni siquiera la respondió. En esos documentos se discuten varios elementos como la estrategia a seguir y cuestiones de balance también. El eje de la discusión era si la política manejaba el fusil o viceversa. El voluntarismo se imponía por sobre el análisis político. Hay discusiones de balance que aún siguen vigentes. Fue tan acelerado el proceso de radicalización que no hubo mucho tiempo de pensar demasiado. En mi caso personal valoro una línea de construcción basado en los métodos de la clase obrera como la huelga, los piquetes, la organización. Confío que ese es el camino por el cual se avanza y no otro.

APU: ¿A Rodolfo Walsh lo podemos definir como marxista o peronista?

EA: Lo definiría como un marxista que se sumó a un proyecto que consideraba revolucionario en ese momento que le toco vivir. No era peronista. Sin embargo, perteneció a un proyecto que abrazaba esas banderas sin ningún tipo de prejuicio. De alguna manera había ideas o metodologías que coincidían con su ideología y por eso formó parte de Montoneros. En aquella época fueron muchos que siendo marxistas se enrolaron en organizaciones revolucionarias peronistas. Fue un intelectual comprometido con su época y fue consecuente hasta el final. Esa era la síntesis de su vida y su ideología.