Amichetti (Gráficos): “Furlán mantuvo la coherencia, independientemente de las presiones sindicales de hasta su propia organización”
Por Héctor Amichetti
Furlán es un compañero muy respetado porque formó parte de la construcción de la Corriente político-sindical federal en 2014, cuando muchos gremios entendíamos que era necesario consolidar un movimiento obrero con un programa o, por lo menos, una serie de puntos donde defendiéramos una política de independencia económica. Si bien estábamos recuperando derechos el poder seguía actuando de forma permanente en búsqueda de desestabilizar al gobierno. Por un lado habíamos recuperado paritarias, se estaba reactivando la industria, se habían generado millones de puestos de trabajo, pero que sólo era sostenible en el tiempo si profundizábamos ese proceso de redistribución de la riqueza, para lo cual, indudablemente, había que frenar todo tipo de presiones que estaba sufriendo el gobierno.
Hicimos el lanzamiento de la Corriente en la seccional de la UOM Campana-Zárate, con Abel al frente, con mucha participación de gremios del interior y nacionales, mucho federalismo. Ese año Abel fue elegido diputado nacional y tuvo un mandato de cuatro años, que fueron muy difíciles con el gobierno macrista, donde había que tener una actitud coherente en las fuerzas de la oposición dentro del Congreso, con todas las presiones que existieron de sectores del Justicialismo que implicaron la división del bloque y facilitaron algunas de las medidas que le permitieron a Macri hacer su política.
Otro de los valores de Furlán es haber mantenido la coherencia, independientemente de las presiones sindicales de hasta su propia organización, muchas veces sugiriéndole participar de una división del bloque. El se mantuvo muy firme por convicciones, porque entendía que había que fortalecer una postura de oposición, en línea con lo que había sido la política del gobierno de Cristina. Eso fue muy reconocido por las bases del gremio porque cuando él llega a ser secretario Gremial de la UOM desde las seccionales es un compañero muy valorado y, de alguna manera, interpreta el sentir de todas ellas en el sentido de la coherencia que debía tener el gremio desde el punto de vista político que a su vez implicaba defender con mayor eficacia los derechos laborales. Toda esa labor hizo que hoy esté al frente de la UOM.
Yo valoro mucho que él en ningún momento entró en una cuestión de debilitamiento o divisiones internas dentro de la UOM, siendo que lo único que hizo fue potenciar ese sentir de las seccionales preservando la unidad. Eso tiene un valor enorme porque muestra la grandeza de un dirigente que sabe bien lo que significa construir poder. No busca que crezca una línea interna sino que trata de que la organización tome un curso de acción, donde unificados tengamos claramente definido quién es el enemigo, hacia dónde vamos y por qué tenemos que ser fuertes.
Creo que este recambio con participación de compañeros de una nueva generación que fueron ganando seccionales es indudablemente un proceso que se da en muchos gremios. La diferencia es que la UOM ha tenido un proceso democrático que hay que reconocer. Puede haber cuestionamientos al posicionamiento de algún dirigente, que hoy ya no conducirá el gremio, pero no se puede desconocer la democracia sindical, a diferencia de otras épocas.
Hubo elecciones, una renovación clara, disputa entre distintas listas y una nueva generación de dirigentes que hoy conduce seccionales y tienen una postura muy participativa de los trabajadores, que consideran realmente que su organización, movilización y protagonismo de las bases es fundamental para fortalecer una organización sindical. La UOM es un ejemplo pero existe esta realidad por la base de la gran mayoría de las organizaciones sindicales argentinas.
El proceso político ha llevado a que haya una nueva generación, que vivió el período 2003-2015, donde fuimos conscientes de que es posible otra realidad siempre y cuando haya voluntad política para transformar la situación de dependencia que tenemos como país. En algunos gremios se impide expresar, se trata de coartar, se actúa alejado de cualquier práctica sindical, con conducciones de aparatos muy cerradas desde arriba, que impiden que prospere, desarrolle y crezca. Por un lado, una realidad extendida en todo el movimiento obrero, con una nueva generación, pero con instituciones sindicales que no todas permiten la expresión de esa democracia.
La UOM fue, en algún momento de la historia, el principal gremio industrial y el más poderoso, en una Argentina con desarrollo industrial. De la dictadura en adelante, el debilitamiento ha sido muy grande con el neoliberalismo, con la idea de que debemos ser un país exportador de materias primas. Yo creo que nuestras batallas se están dando en ese terreno. Consideramos que las riquezas del país nos permiten un desarrollo pleno de los recursos naturales y recuperar ese país industrial que fue deteriorándose, producto de acciones represivas. El genocidio de la dictadura tiene relación directa con el proceso de desindustrialización, de debilitamiento del Estado en la acción económica y de crecimiento de un instrumento de dominación como la deuda externa, que hoy es el elemento que limita nuestro derecho a la autodeterminación y reemplaza los antiguos golpes de Estado. Limita la democracia formal para no poder desarrollar una planificación de desarrollo económico y social pleno.
Con la característica de conducción que va a tener la UOM a partir de ahora sumamos una organización importante, aunque no tenga el peso histórico de otros momentos, para volver adelante a ese proyecto de país con pleno desarrollo industrial, que es el único que puede generar realmente justicia social y eliminar las desigualdades y la pobreza, que tan dolorosamente estamos viviendo.