Bisaro: "La voluntad de los trabajadores estatales termina supliendo la falta de políticas públicas"
Por Jorge Giordano
APU: ¿Cómo afectan las políticas del gobierno a los trabajadores estatales, y a su sector en particular?
Emiliano Bisaro: Afecta gravemente. No sólo vivimos despidos, descalificaciones, sino también agravios como "ñoquis" o "grasa militante", y sobre todo la permanente amenaza de que tu relación contractual tiene fecha de vencimiento. A esto se suma que las paritarias fueron del 20%. La situación de los estatales nacionales es mala, y los de la Ciudad la pasan igual o peor. Están sometidos a una carrera que no les da posibilidad de ascenso, donde ven que hay línas gerenciales en el GCBA con sueldos a los que nunca van a poder acceder. Otro tema es lo que están en salud por ejemplo, con sobrecarga laboral porque faltan enfermeros, administrativos.
En las áreas de Niñez de las que vengo, tanto Nación como Ciudad se ven perjudicados por dos cuestiones. La crisis social afecta centralmente a los niños, en los sectores populares son los primeros que las padecen. Las familias que padecen el desempleo y el aumento en el costo de vida tienen chicos y esos hogares tienen estadísticamente más pibes que en otros sectores sociales. Los servicios que tienen que dar las prestaciones para esas famlias están desfinanciados y subejecutados. Nuestros compañeros se desviven para dar respuestas. La voluntad de los trabajadores estatales termina supliendo la falta de políticas públicas. Se vieron afectados el programa Conectar Igualdad, el Progresar, el Nacer, un monton de políticas que generaban una malla de contención y ahora ya no están.
APU: ¿Qué proyectos plantean llevar adelante en la Ciudad?
EB: Nosotros tenemos que debatir la realidad de los trabajadores estatales de la Ciudad. Esta gestión está largando una nueva carrera sin haber encasillado a los compañeros en la anterior, también lanzada por ellos. Tenemos áreas que están viviendo situaciones de mucha crudeza como la salud pública, donde faltan trabajadores. Los trabajadores además son ciudadanos y padecen todo lo que pasa en el resto de la sociedad. En relación al tema de los inquilinos, ahora Larreta anunció que la comisión la tiene que pagar el dueño. No hay ninguna garantía que ese costo no sea prorrateado en los otros meses de alquiler. Nosotros planteamos que hay que regular el valor de los alquileres, tomando como referencia los salarios. No puede ser que el aumento de alquiler de un año a otro rondó el 40%, y las paritarias de los estatales un 20%. En relación a eso, nuestros hijos van a la escuela pública, centros culturales, clubes de barrio, instituciones que se vieron afectadas por el tarifazo. Creemos que hay que construir tarifas diferenciadas para esas instituciones, que no tienen fines de lucro y cumplen un rol social muy importante sobre todo con los pibes y pibas.
APU: ¿Qué análisis hace del panorama actual de la CTA y del movimiento obrero en general?
EB: Nosotros estamos muy ilusionados con la posiblidad de la unidad. Estamos trabajando para eso. Sabemos que es difícil y hay que debatir mucho, pero esa es nuestra expectativa, y puntualmente queremos construir sobre todo la unidad de la CTA en la Ciudad. Entendemos que la división de la CTA obedece a un tiempo político anterior, que hoy en día no tiene razón de ser.
Respecto al panorama general, uno respeta los tiempos de todas las organizaciones. Sería muy arrogante desde nuestro lugar decir qué debería hacer la CGT, pero uno tiene la sensación de que hay espacio para una defensa mucho más enfática de los derechos de los trabajadores. El salario no alcanza, crecen los despidos y el cuentapropismo, esa no es la agenda de los trabajadores. Al final del 2015 se impulsó fuertemente la lucha por el impuesto a las ganancias, y hoy en día no veo la misma intensidad. Me gustaría ver en la CGT una actitud más clara y más reivindicativa de los problemas de los trabajadores.
APU: ¿Qué impacto tuvo la cuestión de géneros en su sindicato?
EB: Fue muy importante. Nosotros somos una conducción nueva y tenemos un promedio de edad de cuarenta años. Culturalmente, somos proclives a una serie de demandas que otras conducciones más grandes quizás no tienen. Tenemos un trabajo muy grande impulsado por nuestras compañeras en realación a eso, y no solo se expresó sobre el lugar de las mujeres en la sociedad sino en lo concerniente a su lugar dentro del sindicato y las luchas de los trabajadores. Viene con un vigor tal que generó, por ejemplo, un taller para delegados y dirigentes del gremio que se llamó "Taller de Masculinidades". Éramos aproximadamente ochenta varones, con un coordinador, y reflexionamos sobre los distintos estereotipos que nos van moldeando en la vida cotidiana y en el sindicalismo. ATE es bastante heterogéneo en su composición, hay compañeros en puestos muy jerarquizados y otros en los bordes del estado municiapl. Todos salieron muy movilizados y muy contentos. Sabemos que nos falta mucho para recorrer pero estamos en la senda correcta.
APU: ¿Qué análisis hace de la relación entre el sindicalismo y el gobierno del kirchnerismo?
EB: Fue una relación difícil, traumática, que en un momento se vio bloqueada o se trabó. Por un lado, es cierto que el sindicalismo se quedó fijo alrededor de posiciones corporativas, priorizando intereses de las organizaciones por sobre las del movimiento obrero y el pueblo en conjunto. No obstante, la contrapartida fue que la política en muchos momentos impulsó o arrinconó al sindicalismo a una discusión pequeña, en torno a las paritarias. Si la discusión se circunscribe sólo a la cuestión de convenios y salarios, después no se puede responsabilizar al sindicalismo de los problemas de todo el movimiento popular. Todo esto terminó generando una brecha importante entre las organizaciones y los representados. Más allá de que las organizaciones sindicales se hicieron las distraídas en la elección del 2015, creo que muchos trabajadores votaron lo que tenían que votar.