Elsa Yanaje: “Que compañeros y compañeras que vienen de abajo estén ocupando un rol dentro del Estado es algo muy importante”
Por Magdalena Tóffoli*
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es el aporte específico que pueden realizar quienes hoy están asumiendo por primera vez cargos en el Estado como representantes del sector de la economía popular?
Elsa Yanaje: Creo que el hecho principal de que compañeros y compañeras que vienen desde las luchas populares más de abajo estén ocupando un rol dentro del Estado, en los diferentes espacios, y no solamente como acompañamiento sino como dirección, es algo muy importante, muy fundamental e histórico, porque de ahí también parte esto ¿no? ¿cómo avanzar en los reclamos? ¿Cómo desarrollar políticas públicas para ese sector que fue durante mucho tiempo ninguneado? La estructura de la agricultura familiar siempre fue dirigida por ingenieros agrónomos, licenciados, etc., pero no había ningún campesino o campesina, campesine que realmente sepa en carne propia las necesidades más fundamentales. Creo que es algo estratégico el poder saber, desde abajo, desde dónde arrancar para luego poder concretar tanto las políticas públicas como los proyectos.
APU: En el primer año del Frente de Todes y con la salida del gobierno de Cambiemos ¿en qué condiciones considerás que se encuentra la agenda de demandas de la economía popular?
EY: Lo de la pandemia fue algo inesperado pero creo que si se hubieran adoptado mínimamente esas cinco leyes que veníamos proponiendo, nos hubiese ayudado un montón a poder abordar mejor este momento, tener las herramientas ya fortalecidas y no tan debilitadas como ahora. No hay nada lindo que decir de la gestión anterior porque prácticamente no hubo interés del gobierno para los agricultores familiares, campesino indígenas, ninguna intención de fortalecer, todo lo contrario, el objetivo era prácticamente eliminarnos, porque no había ninguna política pública abocada a nuestro sector, el más vulnerable dentro de la producción rural a pesar de ser un sector fundamental en la economía local y de abastecimiento. Ahora tenemos muy presentes las cinco leyes que veníamos proponiendo los movimientos sociales en general. Creo que es una herramienta estratégica elemental para poder trabajar en políticas públicas. También tenemos articulaciones mucho más cercanas con los diferentes ministerios, de justicia, de desarrollo social, con el INAES, y si te nombro, es una lista larga. Tenemos una conversación bastante fluida para elaborar proyectos en conjunto. Esa capacidad de poder articular también habla de que en los últimos cuatro años jamás hubo una intención de dar respuesta a los sectores populares.
APU: ¿Qué significa para una trabajadora rural, la posibilidad de estar pensando políticas públicas específicas para el sector? ¿Qué cambios creés que implica al interior del Estado?
EY: Es una mezcla de sensaciones y sentimientos que chocan entre sí. Primero la alegría de poder estar ocupando este lugar. Pero además, que no acaba solo con ocupar estos espacios sino que también es un desafío a la hora de tener una gestión, y eso implica un montón de debates, de charlas, de poder compartir en base a las experiencias que venimos trayendo nosotras, nosotres, nosotros, y poder decirlas desde ese lugar de productor. Ya no se hacen “políticas por arriba”, ahora contamos con la participación del mismo sector, compañeros y compañeras de movimientos sociales, pequeños productores, agricultores familiares, campesinos e indígenas. Y es por eso que ahí tenemos un cambio rotundo en ese sentido, en la misma práctica, que la institución no sea algo a lo que sueñen algunos venir a visitar, sino que sea su casa, porque el ministerio mismo es el lugar donde ellos tendrían que acudir a pedir ayuda y no tendría que serle negada la entrada. Nosotros hoy apostamos a bajar al territorio porque eso también nos nutre de experiencias y vemos con nuestros propios ojos las necesidades básicas y sabemos cómo abordar las problemáticas que vienen sufriendo los sectores. Que estemos ahí ocupando un rol ya de por sí es algo histórico e importante y que marca un precedente. Ahora tenemos el desafío de llevar esa lucha que veníamos teniendo en las calles y la posibilidad de concretarla en este momento.
APU: La llegada de la pandemia a nuestro país y la forma modificó la vida de los y las trabajadoras desde ese momento, ¿cómo se dio en el caso de la economía popular?
EY: Los movimientos sociales estuvieron ahí presentes en todo momento ayudando, colectivamente, unos a otros. La solidaridad creo fue algo que salió a relucir a partir de la pandemia y la gente misma, la sociedad misma también, aquellos que veían a los movimientos populares como piqueteros y planeros hoy se convierten en aquel que labura y que se solidariza a la par. Creo que mostró la humanidad que había por parte de los movimientos populares.
APU: A cuatro años de la primera Marcha de San Cayetano en la que se comenzó a visibilizar con más fuerza el movimiento de la economía popular, ¿cómo fue ese proceso desde la experiencia de los y las pequeñas productoras del cinturón frutihortícola platense?
EY: En las Marchas de San Cayetano nos integramos a medida que nos fuimos fortaleciendo como organización a nivel no solamente local sino también nacional. Salimos a las calles de Buenos Aires por primera vez y fue una cosa tremenda lo que nos sucedió, porque era la primera vez que salíamos y tan lejos. No solamente el hecho de no haber ido nunca y copar las calles de Buenos Aires sino ver la cantidad de gente, de movimientos. El hecho de compartir calle con gente que no conocíamos pero que eran también trabajadores de la economía popular, de todo tipo de sectores fue maravilloso, nos sentimos sumamente aceptados y ellos a la par luchando con nosotros. Eso también describe lo místico que tienen las organizaciones y las luchas populares, el camino y las luchas que nos venimos dando entre todes en las calles.
*Militante, socióloga (UNLP) y becaria doctoral de CONICET