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Jujuy: los actores políticos y los sujetos sociales entre la humareda represiva y mediática
A pesar del enorme esfuerzo de los candidatos de Juntos por el Cambio para criminalizar el estallido, en Jujuy se juega lo que un sector de la clase dominante pretende para Argentina pero también el camino de la resistencia.
Un muy buen encuadre general que anticipó y ayuda a entender lo ocurrido en Jujuy fue planteado en la AGENCIA PACO URONDO por el dirigente de Política Obrera, Jorge Altamira. En una entrevista de semanas atrás, el veterano trotskista planteaba que en Argentina “con lentitud y oscilaciones, se viene desarrollando en la clase obrera un movimiento hacia la huelga general.” Este diagnóstico, que en principio podría parecer un completo desatino en un contexto donde predomina el consenso sobre el aparente corrimiento de la sociedad argentina hacia la derecha, tiene el mérito de poner el foco analítico en el conflicto social.
Desde un ángulo político completamente opuesto, este enfoque fue tímidamente esbozado en los medios hegemónicos. Si dejamos de lado el circo mediático rayano en lo grotesco que predominó en los protocomunicadores de la derecha, hubo planteos que intentaron transcender la ramplona explicación de una supuesta intervención del kirchnerismo para tapar el asesinato de Cecilia Strzyzowski en Chaco. Es cierto que hasta un periodista serio como Carlos Pagni cayó en la tentación de forzar la ecuación “kirchnerismo = amenaza al sistema democrático”. Sin embargo, lo más sorprendente ocurrió en la señal de cable TN donde un elenco de periodistas cuestionó el coaching electoral de Horacio Rodríguez Larreta, marcándole las contradicciones de su explicación de lo sucedido en Jujuy, como si intentaran llamarle la atención sobre un fenómeno en gestación que el dirigente del Pro no avizora.
La proyectada buena performance electoral de candidatos con discursos (y prácticas) de derecha no debería omitir del análisis político esta tendencia al incremento del conflicto social. Sobre todo al interior de parte del kirchnerismo que desde un tiempo a esta parte ha omitido este aspecto del radar político. Si el kirchnerismo existió y pudo tener un potencial transformador fue porque supo pararse sobre la conflictividad heredada de los años’90 y darle un cauce con sentido popular. Esa tarea sigue tan vigente en la actualidad como en aquel no tan lejano 2003.
Las notas del dossier:
Milagro Sala: “Morales parece un novio resentido"
No a la reforma de la Constitución jujeña, por Fernando Esteche
Jujuy: no nos van a gobernar como a corderos, por Hugo Yasky
Coco Garfagnini: “Jujuy fue un laboratorio del lawfare y de la represión”
