La vida de Manuel Ugarte retratada en un documental
Se estrenó hace unas semanas en el Gaumont un documental sobre el escritor latinoamericanista Manuel Ugarte, dirigido por Martin Pigna, narrado por Felipe Pigna y guionado por el poeta y amigo Jorge Falcone. Conocí al personaje histórico mediante a los escritos del padre de la izquierda nacional Jorge Abelardo Ramos. Al finalizar la película me encontré con un personaje fascinante. Un antecedente certero sobre quien se animó a pensar y a escribir sobre la unidad latinoamericana.
El relato audiovisual comienza narrando como al nacer en una familia de la incipiente burguesía porteña nacida de las consecuencias económicas de la organización nacional es decir del roquismo, le permite vincularse mediante la escritura con los literatos de la generación del 80, aquellos que veían en el liberalismo económico el camino a la modernización y en esto el progreso ilimitado, valga la redundancia decir que el progreso se basaba en la exportación de ganado vacuno, como sostendría luego Jauretche: "era un país de vacas gordas y peones flacos".
Rápidamente Ugarte comprendería esta realidad y seria uno de los primeros que en los momentos de apogeo del modelo agroexportador criticaría que la base de la economía nacional sea el ganado vacuno y no haya desarrollo industrial alguno. A su vez seria pionero en denunciar el imperialismo yanqui en América Latina, ya que sería uno de los pocos que se manifestara en contra de la guerra de esta nación con España por el dominio de Cuba y Filipinas, inclusive llegaría a criticar las intervenciones americanas en el caribe estando en Nueva York. Esto se daba que luego de un viaje literario por Paris, al conocer importantes plumas latinoamericanas como la de Rubén Darío, decidió embarcarse en un viaje por el continente, allí luego de Estados Unidos recorrerá todo el continente, en este viaje las legaciones norteamericanas intentaran boicotear de todas las maneras posibles las apariciones de Ugarte.
En sus recorridas llegará a dar discursos desde lugares insólitos como un balcón en México, allí dará las dos bases fundamentales de su pensamiento su fuerte crítica al imperialismo norteamericano y la necesidad fundamental de cimentar para siempre la unidad latinoamericana. En todos sus escritos reforzara siempre la idea la identidad cultural de este continente, es decir lo hispano frente a lo anglosajón.
Al retornar a la Argentina en 1904, se une al Partido Socialista para iniciar su militancia política, pero tendrá marcadas diferencias con la conducción de ese partido desde el inicio. Ya que chocará contra la idea de no denunciar el colonialismo que tenía el socialismo de aquel momento, esto le traerá problemas en la Segunda internacional, por ejemplo. Además, criticara las posiciones puritanas de Justo o de Palacios con respecto al alcohol o su absoluta falta de nacionalismo en sus posiciones. Estas críticas se irán profundizando con el tiempo, y llevarán a su expulsión unos años después. Su polémica con los miembros del partido llegara al punto de intentar retarse a duelo con Palacios, las fuerzas de seguridad lo impidieron en todas las veces que lo intentaron.
Luego de su expulsión fundará un periódico y sostendrá la necesidad de una empresa estatal de hidrocarburos, tema vigente si lo hay el de los recursos naturales. Su posición neutralista para la Primera guerra mundial, lo llevara a una gran impopularidad que terminara con la quiebra de su periódico la patria. Además, tendrá un trunco amorío con Dalmira Agustini que tendrá todos los ribetes de un melodrama de la época. Finalmente, en 1919 decidirá irse a España, y mantener allí un largo exilio, donde seguirá escribiendo sobre la realidad política, pero con un bajo perfil.
Recién volverá a la escena pública de manera notoria, con la irrupción del peronismo en el 45. Allí se sumará como embajador al gobierno de Perón como representante en México, y realizará una gran labor diplomática. Aun así, será muy crítico del acercamiento de Perón a Estados Unidos luego del plan Marshall llevando a su renuncia en 1950. Después de renunciar se ira a vivir a París y morirá por un escape de gas, siguen hasta el día de hoy las dudas si fue un suicidio o no por la enorme frustración provocada por su renuncia.
Para concluir recomiendo la lectura de las obras de Ugarte, como el visionado necesario y fundamental del documental para entender las luchas del pasado y así poder encadenarlas a las luchas del presente. Y reconocer el valor de lo hecho por el equipo del filme desde Pigna hasta el último asistente de cámara.
Al final de cuentas, el pensamiento de Ugarte será un elemento central para el revisionismo y la lectura de la Patria Grande y la relectura que se hará sobre los hechos históricos que concentran los crímenes de guerra contra el Paraguay.