Sofía Vassallo: “La guerra de Malvinas es un acontecimiento complejo y paradojal”

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Sofía Vassallo: “La guerra de Malvinas es un acontecimiento complejo y paradojal”

21 Abril 2022

Por Juan Borges

María Sofía Vassallo es Doctora en Ciencias Sociales (UBA) y Magister en Análisis del Discurso (UBA), investigadora del Observatorio Malvinas, UNLa, del Instituto de Investigación y Experimentación en Arte y Crítica (UNA) y del Instituto de Investigaciones y Documentación Histórica del Peronismo (UNLaM). En conversación con AGENCIA PACO URONDO reflexionó sobre la guerra de Malvinas en el marco de un nuevo aniversario del hundimiento del Crucero General Belgrano.

AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué actividades desarrolla el observatorio y cuál es su función allí?

Sofía Vasallo: La Universidad Nacional de Lanús se define como una universidad comprometida que asume una perspectiva nacional y latinoamericana. La UNLa toma los problemas de la comunidad como motor para la producción de conocimientos; pero esto no es algo meramente declarativo sino que determina los diseños curriculares de las carreras, las prácticas docentes, de investigación, de cooperación e incluso su diseño arquitectónico y paisajístico.

En el 2009, el Observatorio Malvinas, nace del trabajo común entre la universidad y la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Integra el conocimiento y las competencias producidos en el ámbito académico con los propios de las organizaciones de veteranos y familiares surgidos después de la guerra de 1982. Los ha acompañado en sus duelos personales, familiares y colectivos y en la producción de materiales y acciones que actualizan y proyectan hacia el futuro la memoria de la causa de la defensa de la soberanía. Julio Cardoso, el fundador del Observatorio, pensador y artista nacional, poeta, dramaturgo, cineasta, lamentablemente, ya no está entre nosotros; pero nos dejó bien pertrechados y con un rumbo claro y definido.

En la actualidad, con la conducción del Veterano de la Guerra de Malvinas César Trejo, el Observatorio continúa con la producción a un ritmo vertiginoso. Mucho está disponible en la entrada correspondiente al Observatorio Malvinas en el sitio de la UNLa .

Yo ingresé al Observatorio en el 2016, como investigadora del proyecto “Gráficas del pueblo. Memorias de la causa Malvinas en el paisaje” en el que relevamos y analizamos monumentos, murales, grafitis, vehículos ploteados, remeras, banderas, tatuajes con los que los argentinos, en todo el territorio nacional, marcan sus cuerpos y los espacios que habitan para mantener viva la memoria de la guerra de Malvinas, honrar a los caídos, a los sobrevivientes y a la causa por la que lucharon.

Con Juan Natalizio investigamos las principales movilizaciones a la Plaza de Mayo durante la guerra de Malvinas. Observamos imágenes fotográficas, fragmentos registro audiovisual, crónicas periodísticas e históricas y testimonios de los protagonistas, estudiamos expresiones populares en distintos géneros discursivos. Analizamos estos discursos y la palabra presidencial con la que dialogan y estudiamos los sentidos expresados de diversas maneras por los manifestantes en torno a sus adhesiones y rechazos, sus dolores y esperanzas.

Compartimos resultados de estos proyectos en charlas, jornadas, congresos, publicaciones.  Presentamos  lo que esas voces nos dicen de la guerra de Malvinas; pero también de nosotros los argentinos, nuestros adversarios y los inmensos desafíos del presente.

APU:¿Qué balance puede realizar en este nuevo aniversario a cuarenta años de la guerra?

S.V.: Este año del 40 aniversario de la guerra de Malvinas el gran desafío continúa siendo arremeterle a la complejidad y superar los dos modelos interpretativos instalados. Por un lado, en el marco de los estudios de la historia del pasado reciente se reduce a la guerra de Malvinas a un hecho político motivado por la búsqueda de legitimación del último gobierno militar, abstrayéndola de los casi dos siglos de luchas emancipatorias. Por otro lado, cierta historiografía militar presenta la guerra como gesta patriótica y la ubica en la serie de luchas por la independencia, eludiendo el contexto inmediato de la dictadura. Ambas son narrativas reduccionistas, simplificaciones. Una abstrae la guerra de la historia larga de la Argentina y otra de la historia corta, del contexto político en el marco del cual se produce.

La guerra de Malvinas es un acontecimiento extremo, complejo, paradojal. El 2 de abril de 1982 se produce la recuperación de las islas Malvinas (territorio usurpado por una potencia extranjera sobre el cual la Argentina reclama el ejercicio pleno de su soberanía, desde sus orígenes), llevada adelante por un gobierno ilegítimo, de facto, genocida que reprime el ejercicio de la soberanía popular. Una dictadura sumisa al poder mundial encara la recuperación territorial que constituye un acto de  insubordinación nacional, una experiencia de convergencia e integración (de clases sociales, procedencias geográficas, tradiciones políticas) frente al adversario histórico de la Argentina por una reivindicación legítima.

Para abordar este entrevero, nuestros maestros nos enseñan, nos entrenan en la escucha, la mirada, la atención a las voces: las voces de los combatientes de 1982, la de los argentinos que salieron masivamente a las calles y a las plazas para apoyar la recuperación territorial y las que, en la actualidad, mantienen viva la memoria de ese acontecimiento histórico de nuestro pasado reciente, fundamental no sólo para la comprensión del pasado, sino también de nuestra identidad.

APU: ¿A qué denominamos "desmalvinización"?

S.V.: En el Observatorio Malvinas estudiamos los orígenes británicos de lo que Fernando Cangiano (veterano de guerra y psicólogo), en la tradición de Arturo Jauretche, llama las zonceras sobre Malvinas, supuestos integrados al sentido común de muchos argentinos, a través de las cuales habitantes del país invadido asumen el punto de vista de la potencia invasora. El discurso oficial inglés desarrolla los núcleos en base a los cuales se articula el modelo de interpretación del conflicto bélico y la cuestión Malvinas, construido a partir de la representación de los combatientes argentinos como víctimas de la locura de la dictadura militar, instrumento fundamental de la desmalvinización.

En primer lugar, se ubica la caracterización de la guerra como aventura absurda y criminal, en el marco de lo que Julio Cardoso llama “el punto de vista del loco”, la idea repetida hasta el cansancio de que “el país fue arrastrado por la locura de un general borracho a una guerra absurda y criminal con el solo fin de perpetuarse en el poder”. Desde esta perspectiva, no son relevantes los intereses concretos de los actores internacionales ni las estrategias que despliegan, desde los orígenes de la Argentina, por el control del Atlántico Sur y sus recursos ni tampoco las acciones llevadas a cabo por los argentinos para defender los derechos nacionales. La figura privilegiada aquí es la del inocente inmolado por el dictador, los “chicos de la guerra”, una generación de “antihéroes” empujada al matadero o al suicidio, degradada, aislada y resentida, víctimas a quienes no les queda más que relatar, una y otra vez, sus padecimientos. La victimización de los combatientes en la guerra de Malvinas, como explica Rosana Guber, los despoja de protagonismo y los deja en la minoría de edad. Se desplaza la identificación del enemigo, del usurpador inglés a los militares argentinos, operación que requiere la simultánea invisibilización de los crímenes británicos. La zoncera que cierra esta matriz interpretativa es que el triunfo anglo-estadounidense hace posible la recuperación de la democracia en la Argentina. Es decir, no fueron las luchas del pueblo argentino las que pusieron fin a la dictadura, sino que debemos agradecerle nuestra propia derrota a las fuerzas militares de Inglaterra y Estados Unidos.

Nadie se hace héroe a sí mismo. Nadie es un héroe exclusivamente por sus propias acciones extraordinarias, sino que se convierte en héroe en la medida en que es reconocido por otros y es este reconocimiento el que lo consagra como tal. Por eso, cuando se niega o se descalifica a los héroes, no sólo se los ataca a ellos, intentando relativizar el carácter extraordinario de sus acciones, sino que se atenta contra la comunidad que los ha reconocido como tales y, en ese acto de reconocimiento, se fortalece a sí misma como sujeto colectivo capaz de defenderse y rebelarse contra los poderes del mundo.

En la guerra de Malvinas, se caracterizan como heroicas, múltiples acciones individuales; pero también la acción colectiva nacional contra la fuerza de ocupación británica, que es configurada como gesta. Los cultores de la autodenigración nacional y promotores de la fragmentación de la sociedad argentina pretenden negarnos el derecho a tener héroes, a reconocernos herederos de una tradición histórica, partes de una comunidad y reivindicar esa identidad.

La perspectiva articulada a partir de las zonceras sobre Malvinas, oculta estas acciones heroicas, promueve la resignación, la aceptación de la ocupación extranjera de la tercera parte de nuestro territorio (que incluye también nuestro mar), a partir del designio fatal de la impotencia nacional frente a las agresiones coloniales. El modelo de las víctimas y el punto de vista del loco no sólo operan sobre la interpretación de la guerra, sino que apunta a desarticular, cuestionar y neutralizar el concepto, la tradición y la experiencia de nación y la figura de los héroes de Malvinas que incluye. Hay que desactivar las pasiones, pensamientos y acciones en torno a la causa Malvinas, despojar la guerra de su dimensión heroica y patriótica para neutralizarla como factor de movilización popular en la lucha anticolonial. Esto es la desmalvinización.

APU: ¿Cuál sería la manera de abordar la dimensión simbólica en el tema Malvinas? ¿En qué instancia estamos en cuanto a la batalla cultural por la soberanía?

SV: En el Observatorio Malvinas de la Universidad Nacional de Lanús estamos convencidos de que una disputa fundamental por la soberanía es la que se libra en los corazones y en las mentes de nosotros los argentinos y, en esta batalla cultural, los trabajadores de la educación, la comunicación y las artes, los investigadores, tenemos un rol fundamental. La disputa por el poder sobre las cosas, los territorios, los recursos naturales, los grupos sociales, las naciones, se articula con la lucha por el sentido común, por la visión del mundo que habilita y justifica determinadas relaciones de dominación. Una de las dimensiones fundamentales de la dominación colonial es lo que en relaciones internacionales se llama poder blando y que, en otras ciencias sociales, asociamos al poder simbólico. Con el nombre de poder blando se designa a la capacidad de un estado de obtener lo que quiere atrayendo y persuadiendo a otros para que asuman como propios sus objetivos. Gran Bretaña es la potencia imperial que mejor ha desarrollado el ejercicio del poder blando sobre sus colonias y semicolonias. Como explica Frantz Fanón, “uno de los secretos de la dominación colonial es entrenar al colonizado a pensarse y verse a sí mismo a través de los ojos del colonizador”. César Trejo parafrasea con frecuencia la definición de Sun Tzu de que los mejores generales no son los que ganan todas las batallas sino los que convencen a los rivales de que no tiene sentido pelear. Tratan de convencernos de la derrota y de que no son viables la defensa de la soberanía y el proyecto nacional, de su carácter atávico y anacrónico. Sin embargo, las marcas de la memoria malvinera en el paisaje, las expresiones populares por el 40 aniversario de la guerra de Malvinas exhiben insubordinación frente al pensamiento dominante, son manifestaciones de un colectivo nacional que desafía, con vitalidad y riqueza expresiva,  las perspectivas desmalvinizadoras, con identidad, voluntad y voz propia. Frente a la desmalvinización generada desde arriba, habitantes de esta tierra producen el movimiento inverso, la remalvinización de abajo hacia arriba.

 

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