Brito: el "devaluacionismo moderado"
Por José Cornejo
El psicólogo Diego Sehinkman realizó su habitual entrevista de diván este sábado 31 al titular del Banco Macro y de la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino, Jorge Brito. En la nota, el banquero solicita "un dólar comercial a $6,50 y un dólar financiero a $7,50". Es decir, pide dos cosas. Primero, una devaluación y segundo, que esta sea desdoblada, es decir, diferentes tipos de dólares, según para qué lo quiera el comprador.
Con respecto al aumento del precio del dólar, Brito explica que el valor actual ($5,70) "está atrasando toda la economía". Quiere decir: el dólar en realidad vale mucho más, un dólar barato encarece el conjunto de la economía, se pagan más dólares por producto y hora laboral, se importa más barato, por eso la gente compra dólares incluso a $10. Es decir: se está revaluando el peso, se está "convertibilizando" la economía.
En twitter, la presidenta salió a responder. "Lo que le gustaría a Brito requiere o de una fuerte devaluación que desestabilice el proceso de crecimiento económico con inclusión social." Es cierto, las declaraciones de Brito se dan en medio de un proceso electoral exigente para el kirchnerismo, con un titular de mal gusto del diario La Nación y en un contexto de presiones cambiarias sobre las reservas del Banco Central. La devaluación que pide Brito es moderada, en relación al dólar ilegal de $9 a $10, pero sigue siendo devaluación y generaría un sprint inflacionario.
Sin embargo, la presidenta no hizo referencias al tipo de cambio desdoblado: es decir, que a los exportadores (de soja, por ejemplo) se le pague el dólar a 6,50, mientras que los que quieran jugar en el mercado de capitales (sea timba financiera o simple atesoramiento) lo paguen más caro. Esta es una tesis que viene promoviendo desde su llegada el viceministro de Economía Axel Kiciloff. Tener tipos de cambio diferenciados permitiría recuperar una vieja herramienta de la Argentina industrial, que proveía un dólar para importadores de maquinarias, otro para exportadores de materias primas, otro para el turismo.
Puede ser alentador que un sector del sistema financiero lo acepte. Pero para ello, quiere cobrar las ganancias fabulosas que representa haber comprado millones de dólares a $5,70 y revenderlo a $7,50. A expensas del Pueblo argentino, obvio. Será una de las discusiones de los próximos dos años.