Eduardo Crespo: “No es el 2001, no es el 89, estamos frente a otro fenómeno”
El doctor en Economía, profesor de la Universidad de Moreno y de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Eduardo Crespo, conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre economía informal.
Agencia Paco Urondo: Uno ve que la pobreza está, mas o menos, en el 38%, que la inflación de más de 100% y, al mismo tiempo, un desempleo muy bajo. ¿Qué está sucediendo en la economía argentina, por qué no explota si uno ve indicadores que están tan mal?
Eduardo Crespo: Yo tenía la misma percepción, cuando hablo con algún amigo brasileño que lo marca o cuando veo algún programa que muestra a gente revolviendo la basura. La verdad, veo más gente pasando hambre en Brasil que en Argentina, sin decir que estamos bien. Mis viajes a nuestro país son frecuentes y lo que veo es restoranes llenos, turismo, no se consigue hoteles, canchas de fútbol absolutamente llenas. Hay algo que está mal medido o nos quedamos con alguna tecnología vieja de medición. No digo que haya deshonestidad, simplemente que hay 2 o 3 elementos que están incentivando la “barranización”, por decirlo de algún modo.
APU: ¿Cuáles serían?
E.C.: Uno es el cepo. Obviamente, para lo que es exportación, liquidar al dólar oficial es, prácticamente, confiscatorio. Recibe la mitad que si busca una liquidación al paralelo. Algunos sectores que no hemos tenido en cuenta hasta hace poco como servicios del conocimiento, que representan un número muy alto y sabemos que una parte grande del sector es barrani, por decirlo de algún modo. Debemos observar subfacturación de exportaciones, sobrefacturación de importaciones, pagos adelantados de deudas. El cepo está incentivando la barranización del comercio exterior. Después, la alta inflación crea una incertidumbre a nivel de valores que contribuye a la subdeclaración. Hay una parte grande de la población activa que se ha pasado al monotributo y subdeclara cuáles son sus ingresos.
Mi percepción es que hay una tendencia a una economía cada vez más en negro, tendencia que es creciente en el comercio exterior, lo que me hace suponer que tenemos una economía bastante más grande de la que estamos imaginando; sino no estaríamos en una situación tan próxima al pleno empleo. Se consume mucho más de lo que estamos imaginando, se exporta más y entiendo que la pobreza es bastante menor de la que se está registrando oficialmente. Una de las graves consecuencias que dejó la intervención del INDEC en el 2000, es que dejó la idea de que antes funcionaba y vino esta gente y lo destruyó. Y en realidad, estimar la economía digital es mucho más difícil que antes. Hay que rever los métodos y formas de trabajo porque nos estamos perdiendo una parte de la película y esto se traduce, después, en las narrativas políticas. Esto no quiere decir que a nivel Estado no estemos explotados.
Tenemos un Estado cada vez más empobrecido y una sociedad que está consumiendo como no se vio en mucho tiempo, hay más una crisis del Estado que de la sociedad. Lo cual no quiere decir que haya sectores que la estén pasando muy mal. Tenemos una serie de distorsiones muy grandes. Los fenómenos inflacionarios, cuando son muy persistentes y no hay ninguna alternativa de ahorro (por ejemplo, títulos públicos que paguen una tasa de interés razonable) tienden a generar el corrimiento de los actores privados hacia otras alternativas como el dólar y siguen operando por otras vías. Se tiende a debilitar el poder económico del Estado, su moneda. Estamos en crisis, sí, pero hay que ver qué tipo de crisis estamos viviendo realmente. No es el 2001, no es el 89, estamos frente a otro fenómeno.
APU: INDEC mide por encuesta y la sociedad tiende a subdeclarar. Esto genera 2 fenómenos: que la pobreza es menor y que la distribución es peor de lo que creemos. Moreno dice que hay un 40% de la economía en negro y que siempre es así ¿Es fenómeno nuevo o estuvo siempre, o ahora se está agrandando?
E.C.: Es un fenómeno mundial, las economías son mucho más heterogéneas de lo que eran, pero Argentina tiene una serie de factores que han contribuido a darle una configuración particular: el cepo y la inflación. A nivel mundial, estábamos pensando economías centradas en lo nacional, el grueso de los trabajadores formales operaban dentro de una empresa, sindicalizados, con obra social. Lo que vivimos con el peronismo. Lo que ha ocurrido desde los 70, 80 para acá, con la globalización, la apertura financiera, es que se han armado todas estas cadenas de valor que operan, simultáneamente, en varios países al mismo tiempo. Hay una revolución en las comunicaciones, que ha permitido operar de esta manera y hay una tendencia a la tercerización. Si ves Google, la cantidad de empleados que tiene es muy poca ¿Significa que trabaja menos gente? No, significa que hay muchísimas empresas que proveen servicios en forma “independiente”. Y hasta individualmente, venden servicios.
“Se consume más de lo que estamos imaginando, se exporta más y la pobreza es menor de la que se está registrando”.
Eso es general y ha contribuido al debilitamiento de los sindicatos, a la flexibilización de la fuerza de trabajo y a una economía más heterogénea, con diferencia entre los tercerizados, enorme. En Argentina hay entre 6 y 10 millones de trabajadores formales; el resto es una cantidad enorme en la informalidad. Tiende a crecer porque el trabajador formal, una parte creciente de sus ingresos lo subdeclara para no pagar ganancias, porque tiene una asignación universal, para cobrar un poco más. La economía informal, probablemente, esté cerca del 50%. Lo que uno ve es que casi no hay una empresa formal que trabaje todo en blanco. En cuanto a si es nuevo o es viejo, siempre hubo dualidad. Antes se lo pensaba más sectorizado, hoy es más complejo porque uno puede tener la gran empresa, el pequeño programador, el “uberista” ubicados en el mercado internacional.
APU: ¿Ves viable un plan de estabilización en Argentina? ¿Qué características tendría?
E.C.: Creo que vamos hacia planes de estabilización. Generalmente, los primeros fracasan hasta que uno encaja. Tal vez, porque coinciden con condiciones internacionales favorables. Se que es tabú, en algunos sectores, porque se asocia plan de estabilización con ajuste. Siempre incorpora algún elemento de ajuste, de ordenamiento de precios relativos. Es imposible estabilizar esta economía sin salir de cepo y no podemos imaginar que los dólares paralelos van a converger al oficial. Eso es pensamiento mágico. Lo mismo con el tema tarifas. Este tipo de cosas se tiene que corregir y, al principio, son inflacionarias. Un plan de estabilización, los primeros meses, puede tener características tipo Rodrigazo, no lo niego. Habrá que ver las consecuencias sociales. No creo que sea como antaño porque, por otras vías, la economía está funcionando. Va a ser duro, pero se tiene que buscar una estabilización. Toda América del sur, exceptuando Venezuela y Argentina, consiguió estabilidad cambiaria. Después, tienen otros problemas.
“Es imposible estabilizar esta economía sin salir de cepo”.
Las perspectivas, desde mi óptica, han ido mejorando. Hay varias chances de que Argentina siga un curso virtuoso, varios sectores con un potencial exportador muy grande. Vaca muerta, el litio, el hidrógeno, los sectores de los servicios que han ido creciendo a espaldas de todos. Cuando se pensó que se estancaban, siguieron creciendo por una vía barrani y hoy representan, oficialmente, el 10% de las exportaciones. Podríamos calcular, reales, el doble. Está apareciendo una nueva pampa húmeda digital. Si todo esto se concreta, Argentina puede ordenarse bastante. Para hacerlo, por lo menos, tiene que conseguir estabilidad cambiaria. Lo más grave, que después lo pagaríamos con otra crisis, sería la dolarización. Hay que evitar eso, y quien lo tiene que hacer es el peronismo, porque si lo hace Milei…
APU: ¿Qué opinás de Milei como economista, de sus propuestas?
E.C.: Propone cosas que no existen en ningún lado. Desde el punto de vista económico tiene una estrategia muy hábil, que es hablar de cosas que el interlocutor no sabe o las leyó a último momento. Te confunde y sigue de largo. Sinceramente, creo que no sabe nada de economía. Todo lo que le escucho, es bastante disparatado. Su visión de la inflación es muy simplona, dice cosas que ni siquiera los austríacos (sus referentes) plantean. Si te ponés a estudiar lo que es su nicho un par de meses, vas a ver que tiene agujeros tremendos. Creo que hoy es la expresión, más bien, del voto bronca. Prende en un público que ha ido creciendo en los márgenes. De llegar a ganar, cosa que dudo muchísimo, es muy difícil que sea un gobierno que pueda ejercer el poder ampliamente.
APU: Vos estás en Brasil ¿Cómo ves la economía de Lula?
E.C.: Todavía es prematuro para sacar una conclusión. En las primeras semanas, parecía que venía mucho más contundente. Ahora, hay una pulseada. Entiendo que la tiene difícil, tiene que articular una enorme alianza, con intereses contrapuestos. La mayoría de los gobernadores son bolsonaristas, el Congreso es totalmente heterogéneo. Creo que hubo un cierto consenso de la sociedad de que no podía volver a ganar Bolsonaro, que iba a ser perjudicial. No creo que Brasil vuelva a ser, en economía, la locomotora que fue en los años 60, 70, pero creo que tiene chances por el volumen de reservas que tiene, porque tiene una situación monetaria relativamente estable. Con un plan de infraestructura puede retomar la senda de un crecimiento del 3, 4% del PBI como en el segundo gobierno de Lula. Está en discusión qué es lo que se hace y hay contradicciones. Algunas mejoras comienzan a vislumbrarse.