"Es necesario que la región cree instrumentos financieros propios"
Por Enrique de la Calle y Boris Katunaric
Agencia Paco Urondo: Ya pasó un tiempo del fallo de Griesa: ¿Cómo analiza que manejó el Gobierno la situación?
GM: Había tres escenarios de acción. Uno era someterse al golpe que estaba propiciando el sector neoconservador, recordemos que el de los buitres es un sector financiero vinculado a los republicanos y al complejo militar del Pentágono. En ese escenario había que pagar los 1.300 millones de dólares y negociar por 15.000 millones que dispararía una deuda mucho mayor, algunos calculan en 140.000 millones. Eso era someterse a la voluntad de Griesa, la línea dura.
El segundo escenario, que en un momento se barajó fuertemente, tenía que ver con la posición de los neoliberales, que es el otro sector de los norteamericanos y anglosajones que comanda el FMI, la City de Londres, el New York Times y el gobierno de Obama , y que proponía negociar. Ellos fueron los que reestructuraron la deuda y por ende no querían que esto se caiga y, además, porque ese sector está propugnando por una institucionalidad global, armar una superestructura de este capitalismo transnacionalizado con un poco más de estabilidad de la que tiene ahora.
El tercer escenario, que es el que finalmente adoptó el gobierno, desde nuestro punto de vista positivamente, era no someterse a esa negociación y hacer el reclamo en la ONU, sobre todo a los bloques de poder emergente, el G77 más China, que te da otra espalda. De ese modo se amplió el arco de alianzas, particularmente con los BRICS, particularmente con China y Rusia.
De cualquier modo, esa parte del camino sigue siendo defensiva, todavía no pudimos pasar, creo yo, a la parte ofensiva; si bien algo se vislumbró en la cumbre de la UNASUR, como es empezar a crear instrumentos financieros regionales propios, como el Banco del Sud.
APU: Eso no pareciera que vaya a ocurrir en el corto plazo: ¿Qué cree que va a pasar a partir de enero, cuando se caiga la cláusula RUFO?
GM: Los buitres quedaron bastante aislados, incluso dentro de los grandes jugadores mundiales; el mayor poder de fuego que tienen es que nosotros necesitamos divisas por una situación de cuello de botella en la economía. Sobre esa debilidad operan. Yo creo que la opción del gobierno es que no hay negociación por lo menos en los términos que plantean ellos, salvo que acepten los términos de la reestructuración pasada.
APU: Sobre el problema de divisas: ¿el acuerdo con China cuánto aire nos da?
GM: Hay un conjunto de acuerdos que tienen que ver con eso que fue ese giro en el rebalanceo de las alianzas internacionales. El acuerdo con China suma una buena cantidad de dólares para cubrir cualquier problema con la balanza de pagos. Lo que está haciendo China es lo que de alguna manera quiere institucionalizar con el nuevo FMI. Se quiere convertir en un jugador de peso para contrabalancear las operaciones que vienen de los norteamericanos y los ingleses, es importante lo que está haciendo. Después están los acuerdos con el Banco Central de Francia, que también es importante, recordemos que la Justicia francesa falló en contra de los buitres.
APU: En relación al acuerdo con China, al SWAP financiero: ¿tiene condicionamientos?
MG: Los chinos quieren reproducir un esquema de dependencia con Argentina en el sentido de proveer materias primas, no es sólo con Argentina, es con toda Latinoamérica y África. Pero también están disputando con los bloques de poder mundial, particularmente con el bloque angloamericano y en menor medida con el francogermano, están disputando Latinoamérica y África. En términos geopolíticos, a China no le conviene que caiga el eje contestatario latinoamericano a las políticas de Washington porque perderían una zona de influencia central. Entonces, si bien los chinos plantean condicionamientos en sus inversiones y muchas de las cuestiones que hacen no se ven tanto en esta región sino en África. Ellos nos necesitan vivitos y coleando, que el Mercosur, UNASUR, Celac y el ALBA sigan funcionando porque quieren un mundo multipolar. Por eso no imponen tantos condicionamientos.