Matías Kulfas: “La sociedad va a acompañar un plan de estabilización porque está harta de la inflación”
El economista y exministro de Desarrollo Productivo, autor del reciente libro Un peronismo para el siglo XXI Matías Kulfas conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre el estado del debate económico dentro del oficialismo.
Agencia Paco Urondo: En materia económica ¿Qué debería tener en cuenta el peronismo del siglo XXI?
Matías Kulfas: primero, aggiornar la agenda productiva. El peronismo y la política en general siguen trabajando con una agenda vieja, más del siglo XX. El siglo XXI tiene una nueva industrialización basada, por ejemplo, en las nuevas tecnologías verdes. Argentina tiene que avanzar en la fabricación de vehículos eléctricos. Debemos tener una estrategia para hacer una fábrica sudamericana, probablemente junto a Brasil. Las luchas geopolíticas que hay entre China y Estados Unidos, las tenemos que leer en clave de cómo nos posicionamos para optimizar, que haya más producción acá y en los países de la región. Entender la minería como un aspecto central de la transición energética. Hay un montón de temas que, lamentablemente, no están en la prioridad de la agenda política argentina y quiero que el peronismo la internalice. En el Frente de Todos hay muchas posiciones que no siempre son concurrentes y falta un debate genuino de ideas. Además, nuestro país tiene que ir a una estabilización macroeconómica, no podemos discutir más “shock o gradualismo”. Debe hacerlo con un plan integral.
APU: Para lo que viene ¿Qué propuesta de salida, ves?
M.K.: Todo lo que se pueda lograr de acuerdo político va a ser importante. Una estabilización, contrariamente a lo que se piensa, es reactivante. Pero tiene costos, seamos claros en esto. La sociedad va a acompañar un plan de estabilización, básicamente porque está harta de la inflación. Para una familia no es lo mismo estar organizándose con 3 puntos de inflación por mes, que si bien no estaba bueno le permitía hacerlo, que con 7, 8 puntos y en crecimiento. Cristina dijo que es importante un acuerdo para salir de la economía bimonetaria. Para hacerlo es necesario estabilizar, no hay forma de tener una economía con una moneda fuerte si tenés estos niveles de inflación. Quisiera que el candidato del peronismo tenga la capacidad para liderar ese proceso y en esa dirección. Que pueda convocar a un consenso, si gana, y que vaya a la convocatoria, si pierde.
Si lo hace el peronismo hay muchas más chances de que los costos se repartan de manera equitativa. Hay 3 maneras de realizar estos planes. Una es dejar que el ajuste lo haga el mercado. Eso es desorden, caos, anarquía y costos mal repartidos. Otra es la forma en que lo hace la derecha, generalmente, recargando los costos sobre los sectores más pobres. Quiero que lo haga el peronismo para que, por ejemplo, cuando hablemos del tema fiscal, pongamos el foco en aquellos recursos que podemos recuperar para el Estado, que son subsidios mal gastados en sectores que no los necesitan, que podamos tener planes de compensación para que los daños no lo estén pagando los sectores más vulnerables, y para que tengamos un plan productivo. En los 90 se estabilizó con la convertibilidad y fue un plan exitoso en esos términos, pero lo que vino después fue un desastre: desempleo de 2 dígitos, falta de crecimiento. A fin de la década nos encontramos con una crisis tremenda y que terminó de la peor manera.
La cuestión cambiaria es parte de un plan de estabilización. Un plan tiene que tener un componente fiscal, otro cambiario, otro monetario y otro productivo. Devaluar sólo no sirve para nada. Se debe buscar una estrategia cambiaria que busque, elimine o reduzca las brechas que generan distorsiones, salir con cuidado de este esquema.
APU: Decís que esperás que este plan lo haga el peronismo, alguien podría decirte por qué no lo hicieron en estos 4 años ¿Cuál es tu balance? Porque este gobierno no logró esa estabilización.
M.K.: La primera cuestión es que el peronismo no termina de tener un consenso sobre este tema. Hay un diagnóstico equivocado de un sector que piensa que la inflación es un problema de estructura monopólica/ oligopólica del mercado y su respuesta es controlar a los especuladores, a los formadores de precios, lo cual es un error garrafal. Este es uno de los pocos países del mundo donde aumenta la inflación y se mira al Secretario de Comercio. En otros, lo que se mira es qué hace el Banco Central con la tasa de interés, la política monetaria o al ministro de Economía, a ver qué medidas toma. Que la inflación esté relacionada a la regulación del mercado es un punto, no el eje. Es macroeconómica en todo el mundo. Cada vez que me tocó discutir internamente sobre estos temas, me choqué contra una pared.
En segundo lugar, este gobierno de Alberto Fernández no tuvo una a favor, tuvo un montón de elementos desestabilizantes en términos macroeconómicos. Arrancó en una situación difícil, para estabilizar debía reestructurar la deuda que era impagable en la forma que había sido pactada. Mientras se avanzaba sobre eso, aparece la crisis del coronavirus que generó un descalabro, en el corto plazo. Cuando amainaba la pandemia, vino la guerra en Ucrania que agregó otro problema, duplicó la cantidad de dólares que se necesitaba para importar energía. El momento de pensar la estabilización fue en el 2022, después de la guerra. No fue posible por la falta de cohesión interna y de diagnóstico compartido. Lo que está haciendo Massa como ministro de Economía es lo correcto y queda para el próximo gobierno, estabilizar.
APU: ¿No hubo una instancia dónde buscar una síntesis sobre estos diferentes diagnósticos entre el tiempo que se ganó la elección y el arranque de la gestión?
M.K.: Lo hubo y, de hecho, se empezó a implementar. En los primeros 3 meses de gestión estuvieron claras las prioridades. Reestructurar la deuda, reactivar la política industrial, bajar la tasa de interés. Bajó la inflación. Todo eso, terminó enseguida. Ya en marzo de 2020 hubo que recalcular, lo que teníamos armado voló por los aires. Tuvimos que ver cómo salvar a un montón de empresas y puestos de trabajo de su posible destrucción. En principios de mayo estábamos pagando la mitad de los salarios de los trabajadores afectados por el COVID. Cosas que hubo que hacer con una una dificultad enorme y creo que salieron bien. Cuando salimos de eso, empezamos a discutir sobre un plan que estaba recalculado. Y con una reactivación que nos fue muy bien. En un año, Argentina recuperó todo lo perdido por el coronavirus, cuando muchos decían que íbamos a tardar 5. Más que asegurar que faltó debate político, creo que no lo hubo. Lo que hubo fue intercambio de jactancias.
El 18 de mayo de 2019, Cristina publicó un video que fue el fundacional del FDT. Comparto prácticamente todo lo que dice ahí. Dice “Estamos ante una crisis muy grave” y tenía razón. “Ya no tiene sentido hablar sobre los logros del pasado porque cambió el mundo, hay que mirar para adelante”, y esa es la antesala del “volver mejores”. Y lo tercero que dice es “quiero que sea Alberto, el presidente, porque es una persona de diálogo, de amplitud, y la coalición que construyamos tiene que ganar, pero también gobernar”. La pregunta que uno se hace es ¿qué pasó que esa moderación de Alberto que era buena en la campaña se convirtió en algo malo durante la gestión? ¿Y por qué volvió a ese discurso autorreferencial donde todas las respuestas están en 2014, 2015? Ese período tampoco fue la panacea, sino por qué ganó Macri. Hay muchas preguntas sobre este gobierno que la tienen que responder las personas que cambiaron de ideas
APU: Argentina está con un problema muy grave de acumulación de reservas y si bien tuvo en contra todo lo que enumeraste, tuvo una a favor que fue un superávit muy grande. ¿Se equivocaron de política, en ese sentido?
M. K.: Efectivamente, hubo un superávit comercial muy grande, el más grande de los últimos 3 períodos presidenciales. Esto elimina la idea de que hubo un festival de importaciones, hubo una combinación de factores. Uno tiene que ver con la política energética, ya que se duplicaron las importaciones de energía en el 2022. Eso tuvo que ver con problemas previos y con la guerra de Ucrania, que aumentó muchísimo los precios. Cuando uno mira en qué se gastó el superávit comercial, dos terceras partes se destinaron a pagos de deudas de empresas privadas con el exterior y los intereses. El 55% de los intereses fueron pagados por el sector energético, YPF y otras compañías. Con el capital pago pasa algo parecido. Es un sector que sigue teniendo las mejores oportunidades para generar dólares, pero la política energética fue muy deficiente y es parte de la falta de la cohesión interna. El gran problema de Argentina para fomentar la inversión en el sector petrolero, es el cepo. Un financista del exterior, cuando ve Vaca Muerta dice “sí, está muy bien, pero ¿Me vas a pagar la deuda, o por el cepo no vas a poder hacerlo?”. No se pudo dar certezas en los pagos de deuda para garantizar las inversiones y este sector, que tendría que habernos dado 20 mil, 30 mil millones de dólares, nos sacó 12 mil. Ahí tenés una parte importante de la explicación. Después hay otras, como el pago de las deudas de las empresas. Martín Guzmán, en el 2020, decía que tenía que conseguir que lo hicieran a través de un dólar paralelo para estimular una reestructuración. Eso tampoco prosperó.
“No hay forma de tener una economía con una moneda fuerte si tenés estos niveles de inflación”.
APU: ¿Quiénes tuvieron esa reticencia a que las empresas usaran sus dólares o los consiguieran al blue para pagar sus deudas?
M.K.: Evidentemente, el mismo sector que manejaba la política energética porque veían que el principal perjudicado en este problema era YPF.
APU: Un exfuncionarios señalaba como responsable de no haber cuidado a los dólares al Banco Central. ¿Cuál es tu evaluación de lo que fue la política de esta entidad?
M.K.: A una empresa endeudada con el exterior no le podés impedir que pague. Lo que sí podés hacer es buscar la manera de que si un dólar está relativamente barato porque hay una política cambiaria que evita que se dispare, que esos dólares tengan prioridad para las importaciones o pagos centrales de la economía, no con los pagos de deuda. Eso tenía un costo para el sector energético, está claro. Me parece que faltó una buena política cambiaria para el sector. Es uno de los problemas que tiene el cepo, como una piedra en una puerta giratoria: no sale, pero no entra. Creo que esto no se entendió desde un sector que gobierna.
APU: ¿Qué opinas de Guillermo Moreno, en lo que respecta a sus propuestas económicas?
M.K.: Guillermo es una máquina de frases rimbombantes (sin hablar en términos personales, sino de ideas) que terminan generando algunas distracciones. La inflación durante el gobierno de Cristina estuvo en torno al 25%, con un tipo de cambio semifijo y gastando reservas, ese es el transfondo del asunto. Cristina se comió un montón de reservas durante ese período, con esa política cambiaria, no buscó un reordenamiento que era bastante sencillo, porque los desequilibrios eran infinitamente menores que los que tenemos ahora.
APU: Apuntando a las ideas, lo que plantea Moreno es que el problema con el Fondo está mal planteado y propone aumentar las retenciones, pero, al mismo tiempo, poner una ley de arrendamiento que reduzca lo que son los alquileres en la Pampa Húmeda. ¿Qué te parece esa propuesta?
M.K.: El peronismo tiene que tener un proyecto para el sector agropecuario. El peronismo enfrentado al agro, subiéndole las retenciones, es una etapa agotada.
APU: Lo que justamente propone él, es separar; hacérsela a la Sociedad Rural y los dueños de la tierra y dejar afuera a los productores.
M.K.: Me parece una simplificación, ese pensamiento mágico de que con 2 medidas se arregla todo, y no funciona así. Con el sector agropecuario, nuestro movimiento se tiene que acercar a discutir. El peronismo cometió un error histórico: le regaló a Juntos por el Cambio un sector entero, siendo una fuerza productiva y Juntos los adalides de la especulación financiera. Esto sucede por los malos diagnósticos y la falta de un mensaje claro. Planteo ir a un fondo soberano de estabilización y crecimiento en lugar de las retenciones. Sería, básicamente, tener un fondo que permita fijar precios básicos cuando los internacionales se van para abajo y hay riesgo de perder rentabilidad. Y que, también, opere cuando van al alza; que las rentas de ese fondo sean administradas por un concejo público privado que haga obras de infraestructura, de riego, que mejore seriamente la productividad y el área sembrada del sector. Argentina tiene que pegar un nuevo salto productivo en materia de inversión agroindustrial. Un proyecto como el que piensa Moreno, el Congreso, no lo pasa. Vamos a ir, nuevamente, a una confrontación por algo que, difícilmente, tenga los votos. Bajar un cambio, escuchar un poquito más a los productores, dejar de verlo como un todo. El peronismo tiene que hacer una autocrítica seria.
“Debemos ir a una estabilización macroeconómica, no podemos discutir más shock o gradualismo”.
APU: Se decidió negociar primero la deuda privada y, luego, con el Fondo; algunos dicen que tendría que haber sido al revés. ¿Qué opinás de cómo se dieron esas 2 renegociaciones?
M.K.: Creo que las 2 renegociaciones fueron muy exitosas. La de acreedores privados generó un ahorro de 40 mil millones de dólares y me cuesta entender las críticas que apuntan a que hubo quitas de intereses, pero no de capital. Muchachos, es lo mismo. Lo que se paga es una cierta cantidad de dólares. La del Fondo se demoró por las desavenencias internas del frente, estaba lista para marzo del 2021, probablemente. Se generó una discusión que, me parece, tuvo más que ver con conservar un capital simbólico de mantener un enemigo externo. Aclaremos que al FMI lo trajo Macri, no Alberto Fernández. Ya una vez adentro, con un préstamo gigante, cuyos recursos entraron al país y fueron mal administrados por el gobierno de Macri, había que reestructurarlo. Invito a que revisen los últimos 30 años de acuerdos del Fondo con diferentes países y traiga uno que haya sido superior al que firmó Argentina en marzo del 2022. No lo va a encontrar.
El acuerdo permitió posponer pagos, generar alivio financiero, evitó las clásicas reformas estructurales regresivas que el FMI plantea. Me pareció incomprensible la falta de acompañamiento que tuvo, sobre todo porque no hubo plan B. Te decían “hay que seguir negociando, discutiendo con firmeza”. ¿En default? Hubiésemos ahogado, reventado la reactivación económica que permitió a mucha gente salir de la pobreza, mejorar su situación de ingresos, que bajara el desempleo. Hubiésemos estado claramente peor. Esas posiciones se las conocí siempre al trotskismo, no al peronismo.
APU: Hoy, el acuerdo con el FMI se renegocia constantemente porque nunca se termina de cumplir, por distintos motivos. ¿Qué pensás habría que hacer con dicho acuerdo?
M.K.: Eso funciona siempre así. Un acuerdo es un marco general sujeto a ciertas condiciones. Después, hay imponderables que los van cambiando. La gente, incluso economistas, desconoce como funciona esto y sacan conclusiones en base a prejuicios o falta de conocimientos. Esto es normal, no es algo atípico. Si alguien piensa que este acuerdo se puede mejorar, bienvenido sea. Néstor entendió con mucho pragmatismo que si querés tener mayor grado de libertad, necesitás tener superávit fiscal. Cuando hay déficit, tenés que ir a pedir financiamiento a los dueños del excedente y, en general, son sectores que no son muy amigables con las políticas del peronismo. O financiarlo con emisión monetaria del Banco Central, que si lo hacés alguna vez, no es inflacionario. Si lo hacés siempre, obvio que sí. Hay que tener una política fiscal contracíclica. Cuando te va mal, gastás más para contrapesar la caída de la actividad económica del sector privado; cuando te va bien, gastá menos, ahorrá para tener un colchón en los momentos malos.
APU: ¿Coincidís que el mundo, hoy, está más favorable a las políticas tradicionales del peronismo?
M.K.: Creo que sí, pero no para la industrialización del siglo XX, sino del siglo XXI. Tiene mucho más de integración regional, creo que es clave lo que hagamos con Brasil y con Chile. Que pensemos un papel para las nuevas energías, tanto la convencional como la renovable.
APU: ¿Tu mirada sería que no hay que apostar a la típica manufactura del siglo XX?
M.K.: Además de esa manufactura, la cual hay que modernizarla. Por supuesto que hay que trabajar con la manufactura tradicional, la idea de que hay sectores obsoletos, es falsa. Pero también hay que incorporar las nuevas tecnologías y en esto, me parece que es clave la mirada del peronismo. Es la única fuerza política que piensa en la producción y en la justicia social.