Ricardo Aronskind: "Los precios internacionales están subiendo por la guerra, no se puede mirar y no hacer nada"
Por Manuela Bares Peralta, Agustina Ramos y Martín Massad
AGENCIA PACO URONDO RADIO (FM La Patriada, de 10 a 12) dialogó con el economista Ricardo Aronskind sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, los aumentos de precios y la incapacidad del gobierno de instalar medidas redistributivas. "El gobierno no encuentra la forma de tranquilizar los precios y dejar que las paritarias logren ciertas mejoras para los trabajadores, que las jubilaciones puedan mejorar en relación a la inflación, que el conjunto de transferencias que el Estado le hace a los sectores populares no pierdan valor", destacó el investigador y docente.
Agencia Paco Urondo: La semana pasada publicó una nota en el Cohete a la luna llamada “La historia no terminó” donde habla del acuerdo con el FMI y sobre cuáles son los desafíos que tiene el gobierno de aquí adelante. ¿Cómo hace el gobierno para ayudar a la base social que lo sustentó?
Ricardo Aronskind: Olvidémonos un segundito que existe el Fondo Monetario, el gobierno en los dos años previos que no había ningún acuerdo con el Fondo, no pudo mejorar la situación redistributiva. A pesar de que se lo proponía. No pudo hacerlo porque hasta ahora no le puede ganar la partida a los sectores del poder local, no al Fondo Monetario. Ahora se pone esto del Fondo como un agregado adicional pero para mí sigue vigente el problema que se planteó, que lo vimos y lo sufrimos los primeros dos años, que es que el gobierno no encuentra la forma de tranquilizar los precios y dejar que las paritarias logren ciertas mejoras para los trabajadores, que las jubilaciones puedan mejorar en relación a la inflación, que el conjunto de transferencia que el Estado le hace a los sectores populares no pierdan valor. Todo eso se relativizó porque el gobierno no fue capaz, eso merece una discusión política y económica. Es muy complejo, no es así nomás, de tocar un botoncito y que se soluciona todo. Pero ahí hay un gran problema. A mí me causa un poco de gracia esta discusión pública sobre el Fondo Monetario de decir ‘uy ahora vinieron los malos’ ¿Cómo los malos? ¿Y qué pasó con las corporaciones agropecuarias que dicen que si se pone un poquito más de retenciones amenazan con incendiar el país? ¿Qué pasa con los bancos que en seguida amenazan con hacer una corrida con el dólar blue y hacer subir los precios? ¿Qué pasó con los monopolios alimentarios que hacen lo que quieren? ¿Qué le pasó al gobierno con todo eso? Ahora el tema es el Fondo Monetario, me parece que no.
APU: ¿Es impericia del gobierno o es que la pulseada la ganan los poderes fácticos, los bancos, los que ponen los precios a los alimentos? Teniendo en cuenta que en un momento se hizo el proyecto de los Precios Cuidados, Feletti le había puesto tope a los precios de la carne. ¿Quién falla ahí, el gobierno por impericia o porque no le puede torcer la muñeca a los poderes?
RA: Los poderes son poderosos, por decirlo de forma redundante. Y en algunos casos son solidarios entre ellos, aunque hay subsectores que tienen intereses distintos y en algunos casos intereses opuestos o muy disímiles. Pero cada vez que ven que el gobierno trata de tomar una medida que refuerza la autoridad estatal todos están en contra. La cúpula de la UIA, la Asociación Empresaria Argentina, la Mesa de Enlace. Todos están en contra que el Estado tenga más poder, más allá de este gobierno la idea es tener un Estado débil, incapaz de cobrar impuestos, incapaz de aplicar la ley. Siempre débil frente a los poderes, esa es la idea fundamental que tienen en la cabeza. El enemigo es un enemigo duro y difícil. Ahora, me da la impresión que el gobierno, y sobre todo Alberto Fernández y la gente que lo rodea, llegó con la cosa de la buena onda, de la amistad, del diálogo, de generar consensos y si hay alguien que no está dispuesto a generar ningún consenso es el poder económico. En Argentina estamos discutiendo si la gente tiene que tener acceso a la comida o no. Y los tipos dicen ‘no, nosotros queremos exportar todo. Mirá los precios que hay, no nos joroben con cuestiones raras’. Las cuestiones raras son por ejemplo poner retenciones sobre precios internacionales que están por las nubes y que siguen subiendo producto de la crisis de Ucrania. En un país normal yo diría que hasta las propias corporaciones empresarias, por una cuestión de solidaridad mínima con la población del país donde hacen sus ganancias, tendrían que decir que en estas condiciones aflojamos un poco transitoriamente. No, nada, nada de nada. Es más hace unas semanas, una de las sociedades rurales se presentó a la justicia diciendo que no les correspondía directamente que les cobren porque como eso no había sido sancionado en la Ley de Presupuesto, sería ilegal que les cobren retenciones. Es decir, ‘si podemos no pagamos ningún impuesto y que la gente se muera de hambre, no nos importa nada’. Eso, ni siquiera se dice públicamente, ni siquiera el Frente de Todos dice esta verdad que es tremenda. No me vengan con el Fondo Monetario porque esto ocurrió los últimos dos años acá.
APU: Si bien hubo recambios, salió Paula Español entró Feletti, pareciera ser que siguen sin poder tener una política clara en ese sentido. Quería preguntarle, ¿cómo ve este escenario de acá al 2023?. Sabiendo que en base al acuerdo va a haber modificación en el tema tarifas. ¿Cómo se juntan estos dos condimentos?
RA: Yo soy partidario de que no se subsidie las tarifas a sectores de alto poder adquisitivo. Me parece que es un despilfarro de gasto público. Argentina no es un país pobre, tiene parte de su población empobrecida, parte de su población en sectores medios que más o menos tiene un pasar aceptable y parte de su población con altísimo nivel de vida. Basta de pensar que somos todos pobres. Las fracciones de la población, quizás un 20% que están muy bien, tienen que pagar ¿por qué se lo está subsidiando? Es una locura, esa plata la necesitamos para otra cosa. Yo soy partidario de la segmentación, que alguna gente sea ultrasubsidiada porque está en la lona, otros que se le cobre una tarifa razonable que no tiene por qué ser regalada ni carísima y otros directamente no tienen que ser subsidiados. No sé cómo va a terminar esto, el gobierno puede definir distintas cosas. Por ejemplo, el diseño que hacen los organismos internacionales es así ‘hay unos poquitos de pobres, a esos sí hay que considerarlos, debe ser el 20%, 25%” Hasta ahí conceden. Al resto, matalos. Cobrales como si fueran todos ricos. No estoy de acuerdo con esa forma de pensar, hay que mirar la sociedad tal cual es. Por supuesto, si a eso se le suma que los monopolios siguen subiendo los precios lo que se le canta. No solamente el salario real no va a mejorar sino que va a retroceder. A mí me sorprende que a 16 días de iniciada la guerra con Ucrania, si hay algo que coincide todo el mundo no importa en qué bando se esté, es que los precios internacionales van a subir, de la energía y de los cereales que importa Ucrania, y de otros bienes que también exporta Ucrania. Hay que tomar medidas, eso tiene impacto inflacionario, sobre el bolsillo de la población. Hay que hacer algo, no quedarse mirando.
APU: A raíz de eso la Secretaría de Comercio quiere implementar un fideicomiso para que el precio del trigo por ejemplo no se vaya por las nubes. ¿Considera que es viable? ¿Tiene algún seguro de que no va a aumentar el precio del trigo?
RA: El fideicomiso del aceite que se hizo el año pasado, tuvo resultados aceptables. No es una maravilla, no logra que el precio se detenga plenamente, pero frena y genera una condición más aceptable para una parte significativa de la población. No reemplaza a las retenciones o poner un cupo, que son medidas más claramente útiles para desconectar el precio internacional -que está subiendo incesantemente- del precio local. Pero acá hay que hacer una acción antimonopólica. Se sabe en Argentina, los precios de ciertas materias primas y sabemos también el precio final que le llega al consumidor y la distancia es brutal y gigantesca. Hace dos años que lo venimos haciendo, no yo, las autoridades nacionales. Hasta les pidieron a las empresas que les manden toda la información sobre eso. No sé si eso está ocurriendo, si la disposición se está cumpliendo o no. Pero no hay misterio en esto, en el sentido de que la leche en tambo sale tanto y al consumidor final le sale un montón más, totalmente excesivo. Hay propuestas para eso. Una de las propuestas más interesantes, que empezó a salir a la luz recientemente, es una empresa federal o una empresa nacional de alimentos que tenga un rol decisivo que en estas cuestiones alimentarias básicas le llegue a toda la población, en cantidad y calidad adecuada, alimento accesible. Pero esto no puede estar en una especie de devaneo, estas cosas hay que hacerlas porque el gobierno va a llegar al 2023 y va a decir ‘uy bueno, teníamos buenas intenciones’... porque los precios están elevadísimos. Y si el objetivo de este gobierno es mejorar en algo la situación de la población y redistribuir algo el ingreso, tiene que tomar una actitud mucho más activa frente a eso. Y no solamente activa en los hechos sino también en la explicación de los criterios y salir a un fuerte debate público sobre cuáles son los criterios que deben primar en Argentina. Yo lo digo en chiste pero es en serio, parece que en Argentina no está claro que toda la gente tiene que comer, que es un derecho. Es un punto muy fuerte para discutir. Si nadie lo discute y el Frente de Todos está sumido en una pasividad total que parece que no es capaz de defender precisos tan básicos, triunfan los energúmenos. Los que en la opinión pública dicen ‘hay que echar gente, que los precios se vayan a cualquier lado’. Lo dicen tranquilamente porque nadie se los discute.
APU: Una de las razones del Frente Patria Grande para no votar el acuerdo fue que no se denunció formalmente la estafa. Usted en la nota habló de que muchos países altamente endeudados van a requerir de un tipo de solución que sea colectiva. Nosotros en Argentina tenemos una Comisión Bicameral que se supone que tiene que investigar la deuda, que preside el diputado José Mayans. ¿Se puede hacer algo con esa investigación? ¿Puede llegar a pensar en una estrategia colectiva con otros países que estén endeudados así?
RA: La investigación interna hay que hacerla por una cuestión política: que quede muy claro qué pasó. Es fundamental hacerlo. Yo desconfío mucho de la justicia Argentina, me parece que está muy penetrada por las corporaciones y por la derecha. Dudo que puedan hacer algo pero una comisión parlamentaria debería avanzar. Y se debería saber, sobre todo, quiénes fueron los beneficiarios de todo esto. Tendrían que quedar muy claros los beneficiarios extranjeros y los locales de todo este proceso de regalo de dólares desde el Banco Central. Esto es bueno por razones políticas. A nivel internacional, hay una estructura de poder internacional, la estamos viendo con lo que pasa ahora con Ucrania. Muy asentada en los intereses norteamericanos, con lo cual ahí no va a pasar nada, en ningún tribunal de ninguna parte porque aparte los tribunales no tienen ninguna capacidad de que sus eventuales fallos sean respetados o cumplidos. No hay ley internacional a la cual Argentina pueda recurrir para decir ‘acá ocurrió una injusticia, nos han estafado’. No hay tal cosa, es una ilusión, una fantasía. Lo que yo digo es que es probable que en los próximos años haya una crisis financiera internacional por la situación de altísimo endeudamiento que tienen en muchos países. No países pobres, países ricos. A los pobres nos mantienen en el freezer todo el tiempo que necesiten. Pero cuando los países ricos tienen estos problemas, estás cuestiones se tratan y se ven las formas de resolverlas. Probablemente, si se produce un episodio de este tipo Argentina esté entre los países que pueda decir ‘yo también pido una reconsideración”. No lo sabemos, eso uno no lo puede dar como un dato futuro seguro. Me parece que hay que ser realista de lo que podemos esperar o no del orden internacional. Por supuesto, que si en América Latina hay un fortalecimiento de posturas más independientes del orden internacional y de Estados Unidos, va a haber una solidaridad mayor y una posibilidad mayor de presentarnos con un poquito más de fuerza. A mi me interesa lo que pueda pasar estos dos años, si se puede lograr una gobernabilidad, y una gobernabilidad popular, porque lo que pase más allá de eso es de un nivel de incertidumbre enorme. No por Argentina sino por el mundo. No se puede proyectar muy claramente qué va a pasar. Estar haciéndonos mala sangre por lo que vamos a tener que pagar en 2034… ahorrémonos esa mala sangre porque no tenemos la menor idea. El escenario está cambiando en estas últimas dos semanas a una velocidad increíble. Seguramente a nadie se le escapó que Estados Unidos tuvo que reanudar buenas relaciones, entre comillas, con el gobierno de Venezuela. Eso, nosotros no lo podíamos prever hace 17 días. Esto quiere decir que la velocidad de los cambios es grande y que por lo tanto, el escenario que podemos esperar de acá a 4, 5, 7 años es una cosa que nadie puede adivinar. Yo me ocuparía en tratar de en estos dos años hacer un buen gobierno, lograr cosas, tener resultados, hacer algunas medidas de impacto popular y después veremos. El propio Cambiemos dice ‘nosotros vamos a renegociar con el Fondo el programa económico’. Me parece que esa debería ser nuestra propia actitud y ahora concentrarnos en gobernar bien y lograr resultados para la mayoría de la población.
APU: El gobierno apuesta mucho al desembolso que va a ser el Fondo Monetario una vez que se llegue al acuerdo que dejaría en las arcas del Banco Central 6.200 millones de dólares ¿Cree que esa apuesta puede traer algún tipo de beneficio en el corto plazo? ¿A cortar un poco con la tendencia inflacionaria o la brecha entre el dólar oficial y el paralelo?
RA: Ahí se va a tranquilizar un poco el clima en relación al paralelo y van a ser menos creíbles los rumores que están lanzando todo el tiempo los especuladores cambiarios. Eso va a contribuir a que se tranquilice un poco la cosa, lo que no quiere decir que los precios retrocedan. La excusa del dólar la usan para subir los precios pero cuando el dólar se tranquiliza, no pasa nada. Es un elemento que sirve para tranquilizar un poco la especulación y si se combina con otras cosas puede promover más actividad económica.