Ricardo Aronskind: "Quienes luchan por un ajuste cruel a los argentinos son una parte de los actores económicos locales"
Por Martín Massad
El economista Ricardo Aronskind dialogó con AGENCIA PACO URONDO sobre el panorama económico del país, la negociación con el FMI, la situación fiscal y las presiones devaluatorias, entre otros temas.
AGENCIA PACO URONDO: Hace unos meses mencionaba que las ayudas del gobierno nacional estaban bien implementadas, pero no eran suficientes. ¿Como interpreta la anulación del IFE y el recorte del ATP por parte del Gobierno Nacional?
Ricardo Aronskind: En realidad no tengo muy claro a qué se refiere el ministro Guzmán cuando dice que esto se trata de equilibrios muy delicados, aunque puedo imaginarme que la situación fiscal es compleja y que hay presión sobre el dólar y los precios. Sin embargo, lo que no me resulta sencillo entender es por qué la reducción de gastos justo en el IFE, cuando en cambio se podría recortar, por ejemplo, la pauta oficial en los medios. Ahora bien, en la medida que el país se normalice y comience a crecer, es probable que no hagan falta ayudas como el ATP y el IFE, y en ese caso se genere algún otro mecanismo de apoyo a los sectores desempleados.
Mi impresión es que el avance hacia la normalización económica no es muy grande aún. Hay que tener en cuenta que todavía estamos en pandemia y esto seguirá un tiempo más, más allá de que la gente lo niegue. Incluso, seguramente después del período de vacaciones y de las fiestas se va a relanzar la cuarentena porque va a presentar indudablemente un aumento de los contagios. En este contexto, salvo que el gobierno cuente con instrumentos de mucha precisión para detectar, por ejemplo, entre los 9 millones de personas que reciben el IFE, quienes ya pudieron reinsertarse y quienes no, o en el caso de los ATP, se pudiese detectar a las empresas que volvieron a trabajar y pueden comenzar a pagar los salarios, entonces en estos casos concuerdo con el ministro de economía Guzmán en ahorrar esto para utilizar esos fondos en otra cosa, pero yo todavía veo una situación muy delicada en la que me resulta difícil pensar en que masivamente se pueda prescindir de estos instrumentos.
APU: ¿Encuentra alguna coincidencia entre los recortes en las ayudas sociales y la visita del Fondo Monetario Internacional a la Argentina?
R. A.: A mi entender, no hay vinculación. Desde hace décadas se está denunciando el FMI y a sus socios locales, a la mirada completamente equivocada, desde el punto de vista económico, de la derecha argentina. Está claro, entonces, que el FMI es un organismo perjudicial para todos los países de la periferia. El FMI, en el 2020, ha mencionado cosas insólitas en relación a su trayectoria. Por ejemplo, que los países tienen que gastar y emitir de forma indiscriminada porque hay que sostener la economía. Además, hay un gran escándalo interno vinculado a lo que este Organismo hizo en la gestión macrista. En esos años violó todos sus reglamentos no solo en el sentido de dar una cifra completamente desproporcionada en Argentina, sino que tampoco sancionó el incumplimiento en varias oportunidades de los compromisos de pago de nuestro país.
Esto hace que el FMI no venga con las mismas características que viene siempre, ni al mundo en general, ni a la Argentina en particular. Por lo tanto, advierto mucho más ajustador a agentes económicos locales que al FMI. Es decir, es evidente que los que están luchando por un ajuste cruel a la sociedad argentina son los actores económicos locales. Me refiero específicamente a la Asociación Empresarial Argentina (AEA) que está pidiendo devaluación, ajustes, equilibrar el presupuesto a costa del sector social recortando los gastos destinados para ello. En este sentido, entonces, lo que sugiere el ministro de economía Guzmán es ínfimo al lado de lo que pide la AEA. Personalmente, creo que es increíble que los sectores populares, en lugar de poder identificar claramente quiénes están tratando de destruir la economía popular, se dediquen a hacer comentarios sobre el FMI, que en este momento no se está dedicando a eso.
APU: ¿Considera que no hay lugar para una devaluación en Argentina?
R. A.: Acá hay que tener en cuenta varias cosas. Por un lado, una devaluación se puede llegar a forzar siguiendo por el camino que hace dos semanas se paró, pero la verdad es que ha habido una campaña pública para que esto suceda con el tema del dólar. Ahora, tanto la suba del dólar blue, la campaña publicitaria masiva instando a que es inevitable devaluar como la repetición expresa de esa información en los medios como La Nación, Clarín e Infobae, todo esto va convenciendo a empresarios medios que comienzan a especular con la venta de sus mercaderías. Es decir, están tratando de forzar la situación para devaluar, lo que ocasionaría un golpe tremendo al bolsillo popular.
Es increíble, de nuevo, que frente al golpe económico que se está produciendo en la cara, incluso se vio en el último mes el aumento de los precios, sobre todo en alimentos, medicamentos e indumentaria, la gente esté mirando al FMI, cuando son los agentes económicos locales los que lo están haciendo esto.
APU: ¿Considera que existe una debilidad en el control de precios por parte del gobierno de Alberto Fernández? ¿Cómo se desarma la cadena inflacionaria?
R. A.: En este punto hay herramientas que hay que construir. Actualmente hay leyes antimonopólicas como las leyes de defensa a la competencia y de defensa al consumidor. Sin embargo, nunca nadie aplica nada, incluso el Poder Judicial y las organizaciones de la sociedad civil que se ocupan del tema de los precios parecen impotentes frente a esto. Pareciera que viviéramos en un capitalismo sin leyes para frenar las actitudes monopólicas, cuando en los países centrales existe una legislación que sí es utilizada.
Recuerdo que en los últimos años del mandato de CFK, se terminó en una situación de precios muy complicada donde el gobierno expresó la idea de crear una boca de expendio pública que nos permita salir de esta especie de jueguito entre los monopolios de la alimentación y los monopolios de otros sectores de la economía y las grandes cadenas supermercadistas, que entre ambos generan un sistema de precios nefasto que empobrece a los consumidores y no podemos salir de esta trampa.
Es hora de que exista una red de abastecimiento, y en este sentido hay muchas ideas porque hay una red de economía popular que produce alimentos y podría producir muchos más en forma más organizada. Hay muchas ideas para generar distintos lugares de abastecimiento locales de alimentos, por ejemplo, en el caso de la leche para que un sachet no tenga que viajar por todo el país. Existen, entonces, muchas ideas para romper con toda esta situación de precios absolutamente enloquecidos, desconectados completamente de los costos. Estos meses en los que hubo congelamiento de varias cosas, los precios siguieron subiendo inexplicablemente, y en este sentido, que te muevan los precios porque leyeron en el diario que quizás va a haber una devaluación es el colmo.
APU: ¿Cuál es su análisis respecto de las exportaciones y la actitud del Banco Central en cuanto al giro de las divisas? Y, por otro lado, ¿cuál es su opinión respecto a la pulseada entre los miembros de la AEA y el Gobierno Nacional?
R. A.: Todo este año estuvimos vendiendo muchas divisas a las empresas a las que se les ocurrió saldar sus deudas e importar mucho. Es como un momento de recesión, es todo rarísimo.
Respecto al segundo tema, me parece grave y desastroso que la cúpula de la CGT haya firmado documento junto con la AEA, porque toda la CGT está vinculada al campo nacional y popular, pero sin embargo firman documentos con quienes quieren destruir el salario y generar una masa de desempleo todavía más grande.
Mientras, al mismo tiempo, existen miles de pequeños y medianos empresario que están de este lado, en contra de una devaluación, y a favor de una mejora de la situación económica y de un salario digno. En este esquema, no veo al FMI en una actitud agresiva ni de presión. Por el contrario, sí veo a los empresarios, a través de lo que dicen, de sus medios, de lo que firman y lo que hacen en los mercados, en una actitud francamente agresiva frente a los intereses populares.
El gobierno tiene que saber que si cede a este tipo de presiones lo llevan a una situación de no reactivación. Es decir, si lo siguen empujando en esta dirección, que es la de disminuir la capacidad adquisitiva de la población, el Gobierno se está mostrando débil frente a esto. Por ejemplo, recuerdo anuncios del presidente Alberto Fernández mencionando que el 6 de marzo se frenaba el aumento de los precios y esto no ocurrió, tal vez se moderaron lentamente, pero lo cierto es que siguen moviendo todo el tiempo.