Roberto Baratta: "De poco sirve tener una YPF si no tenés tarifas que sean competitivas para las industrias"
Por Julián Bilmes
Roberto Baratta fue subsecretario de Coordinación y Control de Gestión del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación durante el kircherismo. Estuvo en la cácel durante el macrismo aunque nunca tuvo una condena firme en su contra. En diálogo con AGENCIA PACO URONDO se refirió a cuestiones estratégicas del desarrollo nacional: YPF, precio de la energía, industria, satélites y el rol del funcionario público.
APU: La primera pregunta es sobre la renacionalización parcial de YPF de 2012. Te tocó en noviembre de 2011, siendo representante oficial en el directorio de la empresa por la “acción de oro” del Estado, rechazar la distribución de dividendos propuesta por Repsol y fuiste parte de los funcionarios que llevaron a cabo las gestiones de la expropiación en abril de 2012. ¿Qué balance hacés de esa medida y cómo la ves hoy?
Roberto Baratta: Yo creo que todavía no se han cumplido las metas que motivaron a la ex presidenta y a Julio De Vido a tomar esa decisión. Creo que en los 4 años en los que estuvo Macri se frenaron mucho las inversiones principales por las cuales se renacionalizó YPF, sobre todo porque se enfocaron solamente (y parcialmente: más de palabra que de verdad), en Vaca Muerta, o en todos los yacimientos no convencionales, y dejaron sin inversión los yacimientos convencionales de gas y de petróleo. Entonces, por un lado, tenés que la producción de shale gas aumenta, lo que es bueno, obviamente, pero la caída que tiene el gas o el petróleo convencional, en metro cúbico o en barril, en lo que quieras medirlo, es mucho más pronunciada. Entonces las cantidades totales anuales de ambos hidrocarburos son menores.
Por otro lado, a veces se piensa que YPF es sólo gas, petróleo y estaciones de servicio, pero no, en realidad si nos quedamos en eso estaríamos siendo poco soberanos con la energía del país y el desarrollo que YPF puede generar. Hay que avanzar hacia la industrialización, tanto a nivel de refinerías y separación del gas, pero también en biocombustibles. Pero lo que tenemos hoy es la celebración de que estamos exportando energía, mientras los niveles de actividad económica no llegan al nivel de la ocupación. Creo que la energía que se produce en Argentina tiene que ser consumida en Argentina. No nos sirve de nada producirla en el país para que se industrialice en otro lado. ¿Para qué queremos la energía? Por la soberanía. Más allá de aciertos y errores, en los 12 años de kirchnerismo hubo una clara visión de que la energía era un factor estratégico: para los hogares y comercios, pero también para la industria. Para producir productos con mayor valor agregado, sea para el mercado interno o para exportar.
Nosotros tenemos la suerte de tener yacimientos convencionales y no convencionales, pero Argentina es un país con gas y petróleo, no gasífero ni petrolero. Tenemos buenas reservas, pero no somos Medio Oriente. Entonces yo prefiero importar, aunque me salga más caro, pero quedarme con mi reserva, pero bueno son visiones, es política. Como cuando nos criticaban por importar de Bolivia, para sostener el nivel de actividad.
Y la ilusión que tengo hoy es que se vuelva a retomar el sendero que hubo hasta 2015, y por eso estoy en desacuerdo con estos sucesivos aumentos de los precios de los combustibles. Si uno está tratando de contener la inflación y fomentar una mayor actividad económica y que la gente tenga un mango más en el bolsillo, el camino no es por ahí. No hay viabilidad económica industrial en nuestro país si el precio de los recursos o de los servicios están dolarizados, o pesificados a precio dólar, que es lo mismo. No es viable el país, en términos industriales ni sociales.
APU: ¿Cómo pensás que tendría que ser este tema del precio de los combustibles y cómo lo encararon ustedes en la gestión?
RB: Si vos no tenés las tarifas de los servicios públicos especificadas a valores que sean competitivos para nuestras industrias, de poco sirve tener una YPF o cualquier otra empresa de servicios o de energía nacionalizada. La nacionalización de YPF (y estoy refiriéndome a cualquier gestión, ponele el nombre y apellido que quieras) sólo tiene sentido si esos recursos, que son argentinos, los recibe nuestra fuerza de producción a precios locales para ser competitivos. No solamente por un tema de precio del mercado local, que es el 60% de nuestra economía, sino también para estar en mejores condiciones para poder competir en el mercado internacional. Eso pasa con YPF, pasa con la luz y pasa con el gas en general, con todo lo que sea servicio. Yo en eso tengo una sola visión e idea: que tiene que estar no solamente pesificado, sino a precio competitivo, porque si no nuestra industria por otros factores que entran en juego nunca va a tener el costo necesario para poder exportar, ni el precio necesario para poder vender en el mercado local.
La Argentina no hubiese crecido lo que creció en esos 12 años si la tarifa de luz y de gas no era la que fue. ¿Hubo errores? Siempre hay errores, hubo cosas sin terminar, por supuesto. Pero lo que se hizo no tiene nombre. Cuando asumimos, dentro de la energía eléctrica hay algo que se llama pico de potencia, que es la máxima potencia alcanzada en un momento determinado del día, o sea es cuanto prenden todos juntos, eso te mide sobre todo la actividad económica. Obviamente esos picos en el verano por el calor son más pronunciados o en el invierno cuando hace mucho frío, que los días de otoño y primavera. Pero nosotros entramos con un pico de 12.400 megas y cuando nos fuimos el pico era de más de 25.000 megas. Eso te demuestra lo que aumentó la actividad y el consumo. Si me preguntás cuál es el pico hoy, pasaron seis años casi, y siguen siendo 25 mil megas. Es lamentable. La energía es lo que te mide el bolsillo de la gente, y dentro de la energía lo que te mide más el bolsillo de la gente es el gas natural. Es el mejor indicador del poder adquisitivo, aunque hay muchos que no tienen, pero dentro de los que tienen gas, a nivel residencial, es el mejor indicador.
APU: ¿Y qué balance hacés de la política energética llevada adelante durante su gestión?
RB: Un primer punto, que se cansaron de criticarnos, fue el tema de los subsidios. Ahí había dos cuestiones: primero, que era una mentira que la plata de los subsidios la recibían las empresas, porque siempre era plata que ponía el Estado nacional y que las empresas dejaban de pagar, pero no las empresas productoras de energía o de electricidad, de gas, sino las industrias, los comercios y cada uno de nosotros en nuestros hogares. Entonces, para que la industria tuviese que pagar $100 el KW, bueno capaz que el gobierno por arriba de eso le costaba $150 producirlo, pero bueno el Estado nacional decidía esos 50 adicionales no cobrarlos para que la industria tuviese un precio competitivo en la tarifa de luz para el mercado interno y para exportar, y lo mismo con las casas o con los hogares, porque si no sos muy injusto, siempre el que más tiene es al que menos daño le hace pagar una tarifa de luz más cara; obviamente el de menos recursos si vos le subís el precio de la tarifa, y le estás restringiendo un servicio porque no va a poder prender la estufa libremente (cuando hablo de libremente siempre hablo digamos en forma racional, no digo de desperdiciar).
En realidad, la gente se terminó de dar cuenta de eso cuando en la época de Macri empezaron a aumentar las tarifas de luz y de gas, que te dabas cuenta de que en realidad ese subsidio era un sueldo adicional, o medio sueldo adicional en cada uno de los hogares. Porque si yo en vez de cobrarte 500 te cobro 200 o 300 pesos, vos decidías en qué gastarlos, vos decidís si gastarlo en más comida, una salida a comer con tu señora y tus hijos afuera, una salida al cine, era consumo que vos fomentabas en el mercado interno, y ese mayor consumo que vos fomentabas en el mercado interno te vuelve después por impuesto. Esa es la otra gran falacia: todo lo que la gente deja de pagar o se subsidia en la tarifa de luz y de gas, o de agua también, vuelve en consumo, en generación de empleo, en mayor recaudación, es un círculo virtuoso que te genera empleo y te genera mucho más movimiento en el mercado interno, y a la industria, obviamente, le genera mejores costos y una posición competitiva mucho mejor para exportar y precios más baratos para vender en el mercado local.
APU: Está también el tema de la “crisis energética” (como la denominaron la oposición política y los grandes medios de comunicación) que se planteó en el último gobierno kirchnerista. ¿Qué mirada tenés sobre eso?
RB: Si tomás del 2003 al 2011, poco más, poco menos, la balanza estuvo en 0. Sí es verdad que a partir de 2008, 2009, las empresas de gas empezaron a bajar la producción, pero por otro lado la actividad económica seguía creciendo. Eso nos generó un déficit económico y de divisas, porque tuvimos que importar GNL, fuel o gasoil para poder bancar el crecimiento económico.
Ahora, ¿por qué nunca se habló de la balanza deficitaria de la industria automotriz, por ejemplo, que tenía grandes déficits también? Siendo que la balanza energética era deficitaria también porque tenía que solventar a esa industria, o a la química, el turismo, todas. Porque si hay algo que no aumentó nunca fue el precio del gas y la electricidad. Entonces la política energética era la que permitía que el resto de las industrias se apalancaran para poder seguir produciendo.
Ahora, si vos mirás en el 2011 el saldo de la balanza energética solamente sí, es deficitaria. Yo te pregunto ahora: ¿cómo es el saldo de la balanza energética de Alemania? Totalmente deficitaria. ¿Entonces vos que preferís: importar energía y exportar productos agregados como hace Alemania? Sí, totalmente. Obviamente acá tenemos la suerte, la virtud y el privilegio de tener recursos, con eso nosotros tapando lo que sucedía con la producción, que ahora vamos a hablar, con la producción de gas y los motivos, son dos cuestiones diferentes. Alemania importa el cien por cien, y exporta todo productos agregados. ¿Y alguien se hace mala sangre? No, al contrario, y lo mismo con Inglaterra o lo que quieras.
Entonces el problema no es importar energía, si vos importás energía para que el mercado local siga creciendo y para poder exportar productos agregados bienvenido sea. No es que son discusiones vacías, son discusiones de fondo que estos poderes económicos, estos comunicadores te agarran de un punto negativo para poder machacar sobre la política, primero, y sobre las personas que defienden esa política.
APU: Para finalizar, y sobre esto último que marcás: más allá de las situaciones judiciales específicas, ¿creés que la embestida que hubo contra determinados funcionarios está en el marco del lawfare y todo este trasfondo político de cercenar los márgenes de acción y que no se puedan llevar adelante determinadas medidas transformadoras?
RB: Sí, y sobre todo a aquellos que, y no lo digo como un hecho de llenarme el ego, ni nada, pero sobre todo en aquellos funcionarios, los que estuvieron perseguidos y todos lo que fuimos presos fuimos aquellos que tuvimos que llevar a cabo en lo operativo y en lo político las decisiones más pesadas de Néstor y Cristina. Tenés que tener las ideas claras, una decisión política clara, tus ideas claras y los pantalones bien puestos y bancarte lo que venga, así terminamos con Julio, ambos presos. Bancarte la que venga porque te estás peleando con gente, con poderes muy pesados, pesados en el sentido de la ganancia inconmensurable que los tipos dejaron de ganar por la política que uno lleva delante. Lo volvería a hacer.
Amado Boudou, claro, por el tema de las AFJP, y nosotros empezamos con Thales Spectrum (que todavía hasta hace poco fue noticia porque la justicia dejó caer el juicio por el paso del tiempo), después el tema del espacio radioeléctrico, el correo, AySA a los franceses, Aerolíneas e YPF, sumado obviamente a la política en lo energético, las comunicaciones, etc. Argentina no manejaba su espacio radioeléctrico, era uno de los 3 o 4 países en el mundo en esa situación, una locura. El tema nuclear fue estratégico: la terminación de Atucha, no dejar que ni Atucha 2 ni Embalse se cayeran (porque tenían los días contados por falta de mantenimiento). No solamente le extendimos 30 años más, sino que hicimos otra central nuclear más, que estaba totalmente frenada. Eso te trae en lo tecnológico y en lo científico un nivel de avance muy grande para los argentinos.
Llevamos adelante también todo el plan de fibra óptica, que es junto con la creación de ARSAT -ni más ni menos que la competencia a Clarín y La Nación- lo que planeamos como una fibra óptica, internet y telefonía celular en manos del Estado. Por eso también, entre otras cosas, nos tocó a nosotros por suerte la linda tarea de poner dos satélites argentinos en órbita, ni más ni menos. Ojalá estemos vivos para ver un satélite argentino producido en Argentina puesto en el espacio de nuevo. Poner un satélite, más allá de lo tecnológico que es muy importante, estratégicamente vos tenías (porque en la época de Macri se alquiló) el Arsat 1 que cubría toda la Argentina y el Arsat 2 que -aunque son distintas bandas, pero para simplificar- te cubría el resto de la Argentina, y el Arsat 3, que es el que nos frenaron, cubría el resto de América, llegaba hasta Estados Unidos. ¿Vos creés que es gratuito que te dejen hacer eso? No, pero así y todo lo hicimos.
APU: ¿Eso sería en el sentido de lo que decía Cristina en el acto en el Estadio Único de La Plata, a fin del año pasado, sobre la función política y animarse a hacer las cosas?
RB: Claro. No es gratis. Vos podés creerme o no, estar de acuerdo o no, pero fijate lo que se hizo y contra quién, en cuanto a lo estratégico. Te vienen a buscar, tienen que asegurarse de que no se le ocurra a nadie tener ganas de ser funcionario público, y con esto me voy al lawfare: justamente machacaron sobre distintos actores y sectores que eran los que sustentaban la parte más pesada de nuestro país. Así de simple. Pesada en el sentido de que éramos el motor que podía generar el resto, si vos no tenés energía en tu casa, ¿podés hacer algo? Nosotros nos enfrentamos a un sector lleno de capitales extranjeros, de fondos que algunos dicen ser nacionales, pero son todos fondos de inversión. Se necesita mucha decisión política para eso y gente que se lleve a la práctica sin miedo, con decisión y enfrentándose a los poderes que sean para llevar adelante esas decisiones, tienes que ser un equipo en todo sentido.
Si vos vas a asumir una función política, en general cada decisión que uno firma, más allá de las cuestiones administrativas, es beneficiar a uno y perjudicar a otro, y uno cuando lee una resolución antes de firmar, es a ver a quien estoy beneficiando y a quien estoy perjudicando, y bueno, si te animás a firmar. Por eso todo el lawfare, nadie se anima ni a firmar, porque ven lo que nos pasó a nosotros. Si no firmás no hacés nada, y no vas a tener problemas con la justicia ni con los poderes económicos, ahora ¿sos un buen funcionario?