A 2 años de la muerte de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez
Por Hernán Pustilnik | Ilustración: Acople Mural (Pato Salatino e Inti Oeste)
Todavía me acuerdo como si fuera ayer, ese jueves 2 de agosto, me levanté y le mandé un mensaje a Sandra, avisándole que ese día no iba asistir, ya que mi hija Guadalupe había estado con fiebre toda la noche y la llevaría al médico, como vi que no lo leía la llamé por teléfono, me acuerdo de que lo último que dijo fue “no te preocupes gordo, cuidala y manteneme al tanto de cómo sigue Guada”
Al rato sonó el teléfono, era Marisol, una compañera de la 49, que casi no podía hablar, gritaba y lloraba diciéndome que la escuela había explotado, que el gordo, como le decíamos cariñosamente a Rubén, estaba muerto y que estaba buscando a Sandra entre los escombros.
En medio de un ataque de llanto, impotencia, nervios, angustia, sin poder entender lo que estaba pasando, llamé a mi compañera de vida, le expliqué lo que había pasado y ella, que estaba dando clases en una escuela cercana a la 49, me dijo que de golpe sintieron un gran estruendo y que se habían abierto las puertas y las ventanas producto de la onda expansiva de la explosión, le pedí que venga urgente a quedarse con Guada y salí para allá. Cuando llegué todo era un caos. Encontré a Sandra sin vida, tirada en la casa de enfrente de la escuela después de que su cuerpo volara más de 70 mts. Y atravesara un paredón de 4 mts de altura, el cuerpo de Rubén se encontraba en el patio de la escuela.
En el medio de la impotencia, la desolación, la incertidumbre empezó la lucha. Nuestros compañeros habían muerto en su lugar de trabajo, preparando el desayuno para que nuestros pibes y pibas tomarán algo calentito esa mañana. Esto no fue un accidente, esto fue desidia, abandono e inoperancia. A ellos los asesinó un gobierno neoliberal que venía por todo y por todos.
Ese 2 de agosto se empezó a gestar en Moreno un colectivo de lucha integrado por organizaciones sociales, políticas y sindicales, familias, docentes y directivos. Todos bajo una sola bandera, esa bandera es la de Sandra y Rubén.
Esa gran unidad nos permitió instalar un acampe en la puerta del Consejo Escolar de Moreno, luego de ver como la secretaria del Interventor Sebastián Nasiff se robaba documentación y aparecía filmada en una cámara de seguridad.
Fruto de ese acampe que duro 47 días pudimos conformar el Comité de Crisis que está integrado por todos los actores que formamos parte del acampe. Comité que se ocupaba del seguimiento y control de las obras que se empezaron a hacer en las escuelas de Moreno, este comité sienta un precedente, ya que es el primer organismo de control popular que se instaura dentro de un Consejo Escolar en la Provincia de Buenos Aires, el desafío a futuro es tener uno de estos organismos en los Consejos Escolares de todos los distritos de la provincia.
Fuimos protagonistas de marchas históricas por las miles y miles de personas que nos acompañaron. Sufrimos persecuciones, amenazas, amedrentamientos, todavía hoy a dos años seguimos teniendo compañeros sumariados por luchar.
Así, surgió “El Morenazo”, para demostrar que la angustia, la bronca podían transformarse en lucha, compromiso y dignidad. Aprendimos que las luchas son colectivas y que esa es la única manera de llegar a los objetivos que nos propusimos.
Este movimiento se hizo emblema a lo largo y ancho de Argentina para reclamar por condiciones dignas para enseñar y aprender.
Sandra y Rubén se convirtieron en bandera y sus nombres se escribieron en miles de guardapolvos blancos, implorando un NUNCA MÁS. Ellos fueron dos luchadores, dos militantes de la vida llenos de compromiso y amor, que estaban siempre dispuestos a escuchar, a ayudar, a acompañar, a sacarte una sonrisa o a darte un abrazo si lo necesitabas. Estaban ahí, cuidando de cada uno de nosotros.
Por eso, debemos seguir exigiendo justicia, para que todos los responsables sean juzgados y condenados. Es nuestro deber sostener sus nombres como bandera a la victoria, bregando por una Escuela Pública digna y segura. Como la que ellos soñaban.
Sandra y Rubén: ¡PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE!