"Grieta" y regreso a la escuela
Por Javier Balsa, Guillermo de Martinelli, Pehuén Romaní y Juan I. Spólita*
La llamada "grieta" parece funcionar como una divisoria de aguas en torno a cualquier problema en Argentina. Jugaría no solo en temas estrictamente políticos, sino también en cuestiones pedagógicas en tiempos de pandemia. Sin embargo, cabe interrogarnos si, realmente, las opiniones están tan nítidamente divididas como las presentan los discursos que cobran notoriedad en la "opinión pública".
La semana pasada, desde el equipo SocPol de la Universidad Nacional de Quilmes, realizamos una encuesta on-line a 2.200 residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en el conjunto de la provincia de Buenos Aires acerca de distintas cuestiones vinculadas con el retorno a las clases presenciales. Los datos más sorprendentes muestran que la enorme mayoría (73%) piensa que "habría que esperar que todos los docentes estén vacunados (o, al menos, la mayoría de ellos)", y solo un 27% optó por "no, las clases tienen que empezar lo antes posible, aunque los docentes no estén aún vacunados".
Pero, ¿en qué medida la "grieta" incide sobre estas opiniones?
En la encuesta, incluimos una pregunta, vinculada a la problemática educativa, que, sin embargo, presenta claras connotaciones políticas: "¿a quién responsabilizan más por los problemas que muchos estudiantes de pocos recursos tuvieron para conectarse a las clases virtuales durante la pandemia?". Y brindamos tres opciones de respuesta que obtuvieron los siguientes porcentajes: "A que el gobierno de A. Fernández no haya desarrollado un plan de emergencia para solucionar este problema" (39%), "A que el gobierno de Macri haya cancelado el plan "Conectar Igualdad", con el cual se daban computadoras a estudiantes" (48%), o "Esos no son problemas de los que se tenga que hacer cargo el Estado" (13%). Previsiblemente, quienes son kirchneristas (según es posible inferir por sus respuestas a otras preguntas) se inclinan por responsabilizar a Macri y, quienes se acercan a las posiciones del expresidente, culpan al actual gobierno; entre los/as que plantean que este no sería un problema del Estado predominan quienes tienen posiciones políticas no muy definidas, pero de tendencias neoliberales.
Vamos a ver, entonces, si la divisoria política (que se construye, en este caso, en torno a la responsabilización por la falta de conectividad) diferencia también las opiniones acerca del retorno a la escuela.
Como se observa en el gráfico 1, casi todos quienes culpan a Macri por la falta de conectividad dicen que habría que esperar la vacunación de los/as docentes para comenzar las clases presenciales (93%), mientras que, entre quienes responsabilizan al gobierno actual, solo un 56% tiene esta opinión. Finalmente, entre quienes plantean que no es un problema del que tenga que hacerse cargo el Estado, un 52% prefiere que primero se vacunen los/as docentes.
Entonces, la divisoria política presenta una fuerte incidencia sobre las respuestas a esta pregunta. Sin embargo, cabe destacar que más de la mitad de quienes dirigen la falta sobre el gobierno de Fernández o desresponsabilizan al Estado del problema de la conectividad, piensan que las clases no deberían comenzar sin los/as docentes vacunados.
La distribución de las opiniones es muy similar acerca de aguardar la vacunación de los mayores de 60 años antes de que comiencen las clases presenciales. Esta vez preguntamos si "sería mejor esperar a que la mayoría de los mayores de 60 años estén vacunados contra el Covid para comenzar las clases presenciales, para evitar el contagio de abuelos y abuelas". El 68% opina que las clases presenciales no deberían comenzar hasta que los mayores de 60 años no estén vacunados y solo un 32% afirma que "las clases tienen que empezar lo antes posible, aunque los mayores de 60 años no estén aún vacunados".
En este caso, nuevamente, la llamada divisoria política genera respuestas diferentes, pero hay un importante porcentaje de opositores que prefieren que las clases no comiencen hasta que los adultos mayores no estén vacunados. Como se observa en el gráfico 2, casi todos los que responsabilizan a Macri por los problemas de conectividad piensan que primero tienen que estar vacunados los adultos mayores (88%), mientras que tienen esta opinión la mitad de quienes culpan a Alberto Fernández de esta carencia (50%) y de quienes creen que la conectividad no es un asunto estatal (48%).
Para finalizar, podemos ver que estas diferencias políticas pesan incluso mucho menos frente a la pregunta de si "el regreso de las clases presenciales debería ser optativo u obligatorio". Aquí, como se observa en el gráfico 3, predomina claramente la idea de que "cada familia debería poder decidir si envía a sus hijos ya al colegio, o continúa solo con las clases virtuales", independientemente de las opiniones acerca de quién fue responsable por la falta de conectividad de los estudiantes de menos recursos.
Como hemos podido observar, la llamada "grieta" sigue pesando en las evaluaciones acerca de lo que se debería hacer frente a la pandemia pero, como ya hemos visto en anteriores encuestas, existe una importante porción de la ciudadanía que ha estado más cerca de Juntos por el Cambio, pero que hoy no comparte sus planteos más extremos, como sus apoyos a las marchas "anticuarentena", su oposición a las medidas de restricción de las actividades nocturnas y, ahora, su insistencia en que las clases presenciales comiencen cuando aún la vacunación no ha alcanzado a los y las docentes y a las personas mayores de 60 años.
*Miembros de SocPol, Universidad Nacional de Quilmes