Hacia un frente antimacrista: el mandato de las urnas
Por Juan Manuel Ciucci
Agotados, como si fuera una cuestión de espera, o triunfo por cansancio. “Quizás creyeron nos íbamos a ir a dormir”, dirá Cristina cuando hable, pasadas las 4 de la mañana. “Acá no se duerme nadie”, decían las/os compañeras/os en sus redes personales, agitando el heroísmo al que nos llevó el cierre de estas PASO.
Temprano en el búnker todo fue una tensa calma, a la espera de un dato certero, que pudiera aquietar nuestras ansias. Pero nadie decía nada, o no se atrevía a decirlo, en tiempos donde las encuestadoras han recibido su certificado (provisorio) de defunción. Hubo que esperar hasta las 21 para conocer siquiera un número que no se ocultara en imprecisos mensajes de whatsapp que repetían viejos algoritmos.
Los periodistas en el búnker apiñados frente a la pantalla de C5N daban el dato de color preciso para entender que este oficio pasa por uno de sus peores momentos, con la mínima capacidad de repetir lo que otros digan. En tanto llueven mensajes que suponen hay un saber aquí, que estos ojos pegados a la TV desmienten sin mucho estilo.
Desordenado será esto, y difícil sería que de otro modo fuera: son las 5:45 de la mañana, y el 95,62% de las mesas escrutadas en la provincia de Buenos Aires dicen que Unidad Ciudadana está 0,07% por debajo de Cambiemos. Los que se llenan la boca hablando de republicanismo, no pueden garantizar la seriedad de un comicio. En CABA, con paliza de la inefable Carrió, ya está el 99,36% de las mesas escrutadas. En Santa Fe, donde se define cabeza a cabeza, no se superó el 95,42%. Pequeñas grandes irregularidades que explican mucho del pacato y ramplón modelo de Cambiemos, contrabandeado como institucionalista y amplio por la publicidad permanente.
Puertas adentro quedan muchas preguntas, y posibles salidas que todo militante fue tratando de encontrar en las horas de angustia y súbita alegría del domingo trasnochado. He dicho que prefería no fuera Cristina ahora la candidata, y esta paridad me refuerza en esa idea. Pero es cierto que cuesta encontrar quien pueda hacerse cargo de un lugar de tanta exhibición: los candidatos mezclados con los ciudadanos en el escenario final, no hacen más que confirmarlo, costaba distinguirlos, encontrarlos. La figura es Ella, pero si mantenía un segundo plano quizás podía desgastar sin desgastarse. Pero tarde es ya: usamos nuestra bala de plata y estamos expectantes por saber si ha herido de muerte al Lobo.
La perspectiva es de un gran frente antimacrista, o antiajuste, o en defensa de uno mismo, como dijo Cristina. Esos votos que no han ido ni a uno ni a otro, deberán elegir si permanecen testimoniales en Octubre, o se suman a una candidata con posibilidades de triunfo. El freno a Macri puede lograrse con una mayor unidad, con fuerzas que comprendan lo que puede significar que no se repudie fuertemente su gobierno. La captura del voto girará en torno a eso, donde debemos interpelar a esos 2 de cada 3 bonaerenses que votaron contra el ajuste, como indicó Cristina.
Difícil medir en este contexto la campaña ciudadana que, aunque ordenó de diversa forma a las fuerzas políticas que conforman el kirchnerismo, no logó dar ningún batacazo. Los números permanecieron estables dentro de la historicidad kirchnerista.
De cara a Octubre es esa la salida que se impone, ante tantas propuestas del campo popular. Si no recibe un amplio repudio en las urnas, puede llegar a creer/crecer este gobierno en su capacidad de daño infinita.