¿Es inexplicable la paliza del peronismo sobre el macrismo?
Por Enrique de la Calle | Foto: Daniel Morán
“Sorpresa”, “resultados increíbles”: esa parece ser la línea argumentativa de los principales analistas políticos. Tiene lógica: hasta hace unos días hablaban sobre un escenario “muy parejo”... ¿Es totalmente inexplicable la paliza del peronismo al macrismo? La respuesta es no.
En un artículo de hace unas semanas, AGENCIA PACO URONDO se preguntó: ¿Cuán delirante es el sueño del peronismo de ganar en primera vuelta? En esa nota se describieron los resultados que obtuvo Daniel Scioli en el balotaje 2015, cuando el entonces Frente para la Victoria llegó al 49%. ¿Cómo se construyó aquel número?, se interrogó el artículo. La respuesta es conocida: con los votos del peronismo kirchnerista (Scioli sacó el 38% en primera vuelta) más los que aportó el massismo.
Es evidente que en política las sumas no son tan simples. Es de perogrullo: no siempre 2 más 2 es cuatro en cuestiones electorales. Ahora: ¿Era totalmente impensado que el justicialismo pudiera acaparar, otra vez, los votos del kirchnerismo y parte de los del ex Frente Renovador? Otra pregunta: ¿Qué pasa si se suman los votos que Cristina y Sergio Massa sacaron en 2017, cuando fueron candidatos para el Senado? ¿No da acaso el mismo número que Kicillof y Massa ahora? Una primera conclusión es que los electorados se mueven de forma más previsible y estable de lo que se quiere aceptar.
Por eso, más que Jaime Durán Barba con el big data o la comunicación segmentada, la gran estratega de esta elección fue CFK, al resolver el dilema que cruzó al peronismo entre 2013 y 2017, cuando esa fuerza mayoritaria se quebró en dos partes. ¿Era posible volver a las fuentes de 2011, cuando el kirchnerismo ganó con el 54% de los votos (¿repetirá en octubre?)?
Cristina resolvió aquella encrucijada con la elección de una figura “moderada” y crítica de sus gobiernos, como la de Alberto Fernández, y con su propio corrimiento a un segundo plano. Con esas dos cartas sobre la mesa se generó el escenario necesario para un acercamiento de Massa (¡y sus votantes!) al peronismo K. Además, la elección de Alberto implicó una movida más: permitió incluir en el armado al justicialismo institucional del interior del país, lo que traccionó fuerte el voto propio en cada provincia.
Luego, la crisis económica y social generada por Cambiemos hicieron el resto. De nuevo, un apunte sobre la estabilidad de los electorados. Macri sacó el 34% en la primera vuelta de 2015. Cuatro años después, bajó unos puntos. Esa situación, seguramente, explica los números de Espert y/o Centurión. Con el escenario recesivo era muy complicado pensar en una expansión electoral de Cambiemos. ¿O no? Las cifras estaban ahí, para quien quisiera prestarle atención.