Adiós a La casa de papel: el fin de un ciclo
Por Francisco Pedroza
En general, los finales nunca son positivos. Menos si hablamos de series exitosas, ya que suelen decepcionar a una gran parte de los espectadores, tal como pasó con Lost, un antes y un después en la historia de la televisión pero que en su último capítulo dejó más dudas que certezas. Breaking bad también tuvo su polémica alrededor de si su desenlace había sido lo suficientemente digno. Ejemplos hay de sobra a lo largo del tiempo y del espacio.
A diferencia de los mencionados, que no habían decepcionado en alguna de sus temporadas, La casa de papel corrió otra suerte. Sus dos primeras entregas lograron un éxito rotundo a nivel mundial, pero las subsiguientes -la tercera y cuarta- perdieron eso que había impactado tanto. No fue una cuestión de presupuesto, ya que para esa altura los derechos de la serie ya eran propiedad de Netflix y eso se notaba. El problema era mucho más simple pero a la vez mucho más extenso, en términos narrativos, de guion y de la historia. Ya no sorprendía, pocos eran los factores que le daban nuevos aires y ni siquiera alcanzaba. La sensación de estar viendo una y otra vez lo mismo se hacía cada vez más presente.
La quinta y última temporada llegó en dos partes. Los primero cinco, aún con todas las de perder, sorprendieron. Se trataba de una faceta mucho más dinámica y con más tintes de acción. Atrás quedaba el ingenio de las primeras temporadas, lo que de manera inesperada funcionaba. Sólo quedaba esperar que el final siguiera con este impulso, sin repetir los recursos que supieron ser su gloria pero también su caída.
Así fue.Los cinco capítulos del cierre de La casa de papel, más allá de ciertos momentos que, en el intento de recurrir a zonas sensibles de la narración, se vuelven demasiado largos, tienen dinamismo, acción y entretienen. Con grandes puntos de giro, algunos más predecibles que otros, logra captar la atención del espectador en casi su totalidad de tiempo. Los recursos narrativos hacen lo suyo y también se hacen cargo los grandes personajes, tales como el de Rodrigo De la Serna.
Al fin y al cabo, resulta un cierre coherente con la serie y no deja el gusto amargo de anteriores temporadas. Ya están confirmadas distintas versiones internacionales y un spin off de Berlín (Pedro Alonso), el personaje más carismático que pudimos conocer a lo largo de esta historia. Si tenemos en cuenta las tres facetas por las que pasó La casa de papel -éxito fenomenal, caída y resurgimiento-, una nueva producción resulta una incógnita total.