BAC Nord: ¿reivindicación policial o retrato de una encrucijada social?
Por Diego Moneta
La lista de producciones pospuestas por la pandemia y estrenadas al año siguiente ya es bastante larga. De extensión similar sería si contamos las que toman casos mediatizados y polémicos para sacar provecho en ese sentido. Al cruzar ambas categorías, tras su paso por el Festival de Cannes y su llegada a Netflix durante agosto, nos encontramos con BAC Nord, película francesa inspirada libremente en un escándalo policial de la Brigada Anti-Delincuencia (BAC) de Marsella en 2012.
Dirigida por Cédric Jiménez, la historia se sitúa en los distritos del norte de Marsella y retoma el contexto de detención de 18 integrantes de la fuerza policial por tráfico de drogas y extorsión. Si la premisa ya llamaba la atención, además se vio promocionada por sucesos vinculados al narcotráfico y por la llegada de Emmanuel Macron, presidente de Francia, durante los primeros días de este mes a los barrios en cuestión. La expectativa ante la llegada del caso, nueve años después, a la pantalla grande era alta.
En concreto, la narración aborda a tres policías: Greg (Gilles Lellouche), Yass (Karim Leklou) y su hermano Antoine (François Civil). Más allá de sus personalidades bien definidas, comparten una expresa voluntad por cumplir con su deber. El conflicto principal se desata luego de una disputa por quién imparte la ley en el territorio. Los representantes de las fuerzas de seguridad se ven humillados y elevan un reclamo a su superior, el inspector Jérôme (Cyril Lecomte). Tras una operación que incluye informantes e incautaciones, el trío de oficiales es detenido y observaremos cómo reaccionan.
BAC Nord está cargada de tensión, en gran parte impulsada por la incertidumbre que nos presenta el juego entre límites morales y profesionales. El testimonio de los tres implicados para la elaboración del guion se nota en los detalles, a pesar de la velocidad compacta que le imprime la ficción. Con el abordaje criminal y judicial, más que un simple policial, se vuelve una serie de dramas reales frente a las carencias del sistema.
Es un thriller sólido y trepidante, que equilibra correctamente sus escenas, a pesar de tratar una temática abordada en numerosas ocasiones. El cuidado se explícita mucho más en lo visual, con la idea de fondo de hacer notar la belleza de Marsella, convertida ya en el escenario predilecto de este tipo de films. La experiencia del director, tras el policial Conexión Marsella y la película bélica El hombre del corazón de hierro, le sirve para sacar provecho del carisma del elenco.
La delimitación que trae consigo inspirarse en hechos reales aumenta al haber sido filmada mientras se desarrolla el juicio contra los tres acusados. De hecho, una de las polémicas que generó es el posible llamado a votar a la candidata de la ultraderecha Marine Le Pen en las próximas elecciones presidenciales, aunque Jiménez rápidamente se despegó.
Es cierto que no muestra nada nuevo, que para algunos sectores de la audiencia su argumento puede resultar forzado o hiperbólico, y que ya se ha vuelto un cliché el dilema entre el servicio al oficio o a la corrupción. BAC Nord trata de surfear posiciones intermedias que en general le dan resultado, con el cuestionamiento de fondo a si se defiende o no la actitud de la fuerza de seguridad. A su manera, termina siendo un controversial retrato de una sociedad que se va topando cada vez más con callejones sin salida.