Brooklyn 99: una comedia situacional de las que ya no hay
Por Diego Moneta
Una de las características más nombradas de la era de las redes sociales es la capacidad de los consumidores de interactuar con los productores y, a su vez, generar su propio contenido. En el mundo de las series, esto se traduce en la capacidad de la audiencia para hacerse escuchar más que nunca y, en ocasiones, lograr que sus opiniones influyan en el desarrollo de sus series favoritas.
En ese sentido, por ejemplo, nos encontramos con reacciones de los espectadores que logran extender la duración de una serie aunque sea un poco más. Podemos mencionar a Sense 8, cuyos fans “consiguieron” una película que cerraba la historia luego de su cancelación, o a Lucifer, que acaba de estrenar su última temporada, también después de haber sido cancelada por su cadena original. Otro ejemplo es Brooklyn 99, una comedia que sobrevivió ocho temporadas, con cambio de productora en el medio. La serie se estrenó en 2013, fue cancelada por Fox en 2018 tras su quinta temporada pero fue rápidamente retomada por NBC, en donde finalizó la semana pasada. En nuestro país, la serie se encuentra disponible en Netflix.
Brooklyn 99 narra el día a día de una comisaría localizada en Nueva York, conformada por un grupo de detectives con personalidades muy diversas: Jake Peralta (Andy Samberg), hábil pero absurdamente inmaduro; Amy Santiago (Melissa Fumero), organizada, obsesiva y estudiosa; Charles Boyle (Joe Lo Truglio), gastrónomo torpe e inocente; Rosa Díaz (Stephanie Beatriz), seria e inteligente; y Norman Scully (Joel McKinnon Miller) y Michael Hitchcock (Dirk Blocker), dúo de veteranos ingenuos y mejores amigos. Debemos sumar al Sargento Terry Jeffords (Terry Crews), alto y fuerte pero a la vez temeroso; al flamante Capitán Raymond Holt (Andre Braugher), experimentado policía discriminado por homofobia y racismo; y a la secretaria Gina Linetti (Chelsea Peretti), tan vanidosa como observadora.
La historia comienza con la llegada del Capitán Holt a la comisaría. Aunque resuelven gran cantidad de crímenes, su desorden pone en duda su profesionalismo, por lo que las formas estrictas de Holt buscarán encauzar el rumbo. A medida que transcurran los días vivirán distintas situaciones surrealistas. La frescura del guion y la química en el elenco colocaron a Brooklyn 99 como la renovación de la comedia situada en un lugar de trabajo. En ese sentido, la influencia de The office va más allá de compartir a sus co-creadores, Michael Schur y Daniel Goor, que en su momento trabajaban en Parks and Recreation.
La serie parte de recursos bastante estandarizados, como el espacio cerrado, el tipo de personajes y situaciones y su forma de resolución. Sin embargo, agrega cuotas de evolución a los arcos narrativos y trabaja muy bien lo cotidiano en el género. De esa manera, se aleja de una posible primera impresión que la relacione a Loca academia de policía, una cuestión que el planteo base podría hacer rememorar.
En tiempos donde el drama procedimental domina el terreno, Brooklyn 99 sigue demostrando que lo cotidiano es donde nace la mejor comedia. La ironía, la épica y el absurdo con el que se trabaja en la comisaría le otorga mucho peso a nivel narrativo, lo que, sin lugar a dudas, se debe al aporte de cada personaje. Cada temporada es distinta a la anterior, tomando la base de lo que iba bien para seguir construyendo casos a resolver, tramas sentimentales y distintos contrastes, una producción que eleva al género.
Es una comedia más clásica, pero eso no quiere decir que recaiga en chistes obvios, fáciles o machistas, sino lo contrario. El humor es ingenioso y rápido, y por lo tanto, eficaz. En ese aspecto, se diversifica entre su elenco, pudiendo pasar de las frases de Peralta, al dúo dinámico de Hitchcok y Scully, para llegar al sarcasmo de Gina. Al mismo tiempo, dispara la pregunta: ¿Es posible plantear temas serios sin perder ese sentido y terminar siendo ofensivo? En Brooklyn 99 se aborda el racismo institucional, las complejidades de las relaciones y la discriminación en ámbitos laborales. Suma, además, la representación de diversidades protagónicas definidas por personalidad y no se auto-felicita por ello.
Durante los últimos años el humor sobre la comisaría fue sobrepasado por la realidad. Los guionistas buscaron superarlo, denunciando varias veces el abuso policial, pero, en cierto punto, la ficción seguía siendo superada. La última temporada tuvo como uno de sus ejes el contexto posterior al asesinato de George Floyd y, como es lógico, no podía ser indiferente. Algunos personajes se alejan de la fuerza, otros se proponen demostrar que no todos son iguales, algunos pocos sobreactúan por culpa. En el final, la clave será la salida de cada uno de ellos de esta historia.
Brooklyn 99 viene a demostrar que si una comedia se hace bien no hace falta variar demasiado a lo largo del desarrollo. Es cierto, su tono se fue perfeccionando. Su humor va de lo cotidiano a lo absurdo para terminar resultando natural. En un contexto de escasez de comedias clásicas, esta serie nunca es lo que se espera y siempre sorprende, mientras lo que importa de fondo es provocar risa.