Cambiando el juego: que a las que vengan detrás no les cueste tanto
Por Marina Jiménez Conde*
Hace dos semanas que en la plataforma Flow se encuentra disponible la serie documental Cambiando el juego, donde se hace un repaso en tres episodios por las carreras de las futbolistas Estefanía Banini, Vanina Correa, y de la uruguaya Juliana Castro. Más allá de la singularidad de cada historia, hay puntos en común marcados por los obstáculos y las dificultades que debieron atravesar para poder jugar a la pelota.
Una de los elementos que se repite en los relatos de las tres jugadoras y sus familiares, a quienes se entrevista, es que todas dieron sus primeros pasos en el fútbol infantil con varones. Se destaca que haya habido algunos entrenadores, adelantados para la época, que, al verles condiciones, las sumaron a los clubes de barrios.
La aclaración es una obviedad, pero al estar considerado el fútbol un deporte “para hombres”, y no haber otras niñas integrando esos planteles, pasaron por varias situaciones de discriminación y comentarios descalificadores. Por ejemplo, Banini comenta que su equipo era conocido como “el de la chica”, mientras que Castro recuerda la presión que muchos padres les ponían a sus hijos a la hora de enfrentarla, ya que no podían perder contra una nena. La charrúa también agradece el apoyo de su mamá, que supo acompañarla y entenderla, luego de que en su infancia le prohibieran, también a ella, jugar a la pelota.
Entradas en la adolescencia, y ante la imposibilidad de seguir en el fútbol mixto, empezaron a integrar planteles femeninos. A la par que daban sus primeros pasos en fútbol 11, les llegaban las convocatorias a las respectivas selecciones nacionales.
No se ahonda demasiado en cada pasaje de las historias de vida porque, al ser capítulos de un poco más de 20 minutos de duración, hay una compresión considerable de cada carrera. Quizás, unos minutos más de extensión hubieran ayudado a bajar un poco el ritmo de lo que se va narrando y hubieran permitido agregar más imágenes para compensar los testimonios.
En la serie se recuerda el mundial de Francia 2019, donde la selección argentina tuvo a Banini como capitana y de arquera a Vanina Correa. Durante el primer partido de la fase de grupos contra Japón –en ese momento las subcampeonas– Banini logró destacarse a pura gambeta. También, en el partido siguiente contra Inglaterra, la actual arquera del Espanyol del Barcelona respondió muy bien ante cada ataque de las rivales y hasta llegó a atajar un penal. Ambas fueron elegidas mejores jugadoras en cada partido.
Tras el mundial, la enganche mendocina no fue convocada por el entrenador Carlos Borrello. Banini, desde un primer momento, dejó en claro que no se trataba de una decisión deportiva. En la tira vuelve a detallar que quedó marginada por ser la capitana del equipo y la cara visible que llevó adelante el reclamo por mejoras en las condiciones de entrenamiento.
También se suma el testimonio de otras de las figuras del mundial para Argentina, como Florencia Bonsegundo —autora de los tres goles en el empate agónico contra Escocia en el tercer partido— inexplicablemente borrada por el DT argentino. Si bien es cierto que en un equipo las decisiones deportivas están a cargo del entrenador, no pueden obviarse del análisis que las relaciones de poder y de desigualdad entre hombres y mujeres siguen interviniendo en los procesos de toma de decisión. En especial si el técnico fue cuestionado por un grupo de mujeres. Si desde lo deportivo no se puede explicar, desde el disciplinamiento sí.
Por otro lado, Vanina Correa estaba retirada del fútbol y decidió volver a jugar tras la insistencia de Borrello. El mundial le significó un reconocimiento que durante su larga estadía en la albiceleste —participó, además, en el mundial del 2003 y del 2007— no había obtenido. Recuerda que cuando le ganaron la final a Brasil en el Sudamericano 2006 “nadie se enteró”.
En Cambiando el juego se muestran los dilemas por los que pasó antes de aceptar jugar en el Espanyol, ya que para viajar a España dejó a cargo de su madre y padre a sus dos hijes. De esta manera, a los 37 años, pudo cumplir la meta de jugar en el fútbol exterior y lograr acceder a la profesionalización. Correa comenta que tuvo varias ofertas con anterioridad, pero que no las llegaba a tomar en serio porque no quería irse del país.
Es bastante evidente cómo, en el fútbol practicado por hombres, irse a jugar al exterior es casi el destino que anhela cualquier futbolista. En cambio, la maternidad y los lazos afectivos tienen otro peso cuando se trata de mujeres. No solamente por la construcción social alrededor de lo que implica ser una, sino porque hay pocas referentes dentro del deporte con esas carreras.
Juliana Castro, la tercera protagonista, de origen charrúa, muestra que las condiciones del otro lado del río son muy similares. Lo que aporta su historia ayuda a pensar la relación que hay entre el deporte y la educación. Castro destaca que, luego de ir a jugar a la liga de Estados Unidos, decidió volver a Uruguay porque el idioma le resultó una traba que complicaba su aprendizaje. Decidió priorizar el estudio por sobre el fútbol. Al retornar a su país, terminó incorporándose al Nacional de Montevideo, equipo en el que se desempeña actualmente. No es casualidad que ella sea una de las figuras elegidas para realizar la producción, debido a que Álvaro “el Chino” Recoba e Iván Alonso, dos ex jugadores del club, son los directores de la serie.
Castro rememora, también, que tuvo que renunciar a la Selección porque no le coincidía el horario laboral con el de los entrenamientos. La máxima goleadora de la primera división en Uruguay combina el fútbol con otros tres trabajos. Señala que, al tener cierta trayectoria, trata de inculcarle a las más jóvenes que luchen de forma conjunta para que cada jugadora pueda vivir del deporte.
De aquella selección de fútbol que no podía entrar al predio de la AFA cuando las categorías masculinas estaban allí, que usaba la ropa grande que dejaban los hombres, que no recibía ni siquiera el pago por viáticos, a esta otra que logra ir mostrando a las primeras referentes, hay un camino andado. Se trata de que cada vez ese recorrido sea menos costoso y que haya más facilidades, como dice Bonsegundo, para que “las que vengan de abajo puedan cumplir, lo que a nosotras nos costó bastante”.
*La nota contiene lenguaje inclusivo por decisión de la autora.