The Comey Rule: el enfrentamiento entre Trump y toda una élite política
Por Manuela Bares Peralta
Fake News y un talk show hecho a medida de Twitter; en eso se convirtieron las elecciones presidenciales de Estados Unidos en el año 2016. La campaña presidencial de ese año puso en el foco mediático la capacidad de readaptación de las tendencias fascistas en la sociedad americana y el resto del mundo. El candidato republicano, que se convirtió en el presidente de Estados Unidos, logró ganar las elecciones atentando contra las formas del sistema y, ese estilo caricaturesco, peligroso y caótico, le valió un rol protagónico en la política. Si bien The Comey Rule no es una miniserie sobre Trump, no puede evitar que Trump se apodere de ella.
Showtime es la encargada de recrear una coyuntura aturdida por la excepcionalidad de los sucesos y de su candidato. Pero más allá de Trump (interpretado por Brendan Gleeson), la miniserie de dos capítulos recrea la gestión de James Comey (con una de las mejores versiones de Jeff Daniels a la cabeza) en el FBI, entre el año 2013 y 2017. Una gestión que sólo puede ser evocada al calor de la hiperpolarización que alcanzó Estados Unidos en las elecciones presidenciales de 2016.
Comey fue recordado, durante mucho tiempo, como uno de los responsables de la victoria de Trump. Un poco por el fogoneo mediático que le dio él mismo a la investigación contra Hillary, y otro poco por haberse dejado amedrentar por el recién asumido Donald Trump. En ese sentido, la serie toma como punto de partida el libro A Higher Loyalty, escrito por Comey, donde relata, casi de forma catártica, los dilemas a los que tuvo que enfrentarse mientras se desempeñó como director del FBI.
La miniserie, de más de tres horas de duración, muestra dos claros hitos que envolvieron la campaña presidencial: la investigación que lideró el FBI contra Hillary y la supuesta interferencia rusa en las elecciones de 2016. Pero la intención no es presentar un relato cronológico de los hechos que desembocaron en el triunfo electoral de Trump y en el despido de Comey, sino en los efectos que generó la irrupción de una nueva forma de hacer e interpretar la política para toda una nación.
Por momentos, Comey es la excusa para caracterizar un momento y a toda una parte de la sociedad, que estaba segura de que un tipo como Trump nunca iba a convertirse en presidente. Es el aviso de que la democracia estadounidense podía soportarlo y, en cierta medida, moldearse a él. Tomando la distancia suficiente, la miniserie relata el fin de una época en la que una gran parte del país se ilusionó con la idea de que mantener el status quo era una condición para equilibrar todo el sistema político. Pero, para una democracia que parecía estar rota, la existencia de Trump no era inadecuada, y la de tipos como Comey, sí.
¿Cuál fue el grado de responsabilidad de Rusia y de Comey en el resultado de las elecciones? La serie ni siquiera intenta responder esa pregunta. En cambio, opta por hacer una declaración: la Era Trump no fue un accidente o un error, sino que fue la cristalización de un proceso político que empezó mucho tiempo antes y que tipos como Comey ni siquiera vieron venir.