(Des)encanto: una estrella en ascenso
Por Agustín Mina
Como comentamos anteriormente, (Des)encanto tuvo un comienzo bastante lento en el 2018, cuando se estrenó su primera temporada. Recién hacia el final se pone interesante. Desde entonces, la tira encontró su chispa y logró crecer mucho, tanto que hoy es una indispensable entre las series animadas de Netflix.
Lejos está de los trabajos previos de Matt Groening como Los Simpson y Futurama, pero esperar algo así sería iluso. Cualquiera que haya disfrutado de esas series en su mejor momento sabe que son irrepetibles. Sin embargo, (Des)encanto logra construir un relato interesante y divertido, sobre todo con sus dos últimas entregas, donde explora historias y lugares nuevos, profundiza aún más sus personajes y, como siempre, no teme intentar cosas nuevas e ir a lugares riesgosos.
El final de la segunda temporada había quedado en un punto alto, la tercera prometía superarla, y así fue. La nueva entrega de (Des)encanto es la mejor hasta ahora, quizá por lejos, y la serie ya fue renovada para una cuarta (probablemente, para algún momento del primer trimestre de 2022). Tomó un tiempo, pero las mejores producciones son las que arrancan lento y van encontrando su ritmo y su tono para volverse algo increíble. Mientras que las series que empiezan con un gran boom suelen terminar en fracaso, ocho temporadas después (te estamos mirando a vos, Game of Thrones).
Por su tono cómico y bizarro, sorprende cómo, cada vez más, la tira se fue metiendo en la psique de sus personajes, hablando de sus problemas, sus miedos y sus motivaciones. La falta de propósito, el no encajar o sentirse "un bueno para nada" son sólo algunos de los temas que se tratan. La salud mental también es un tópico que tomó relevancia en esta temporada, a su manera, y que, por suerte, aparece cada vez más en todo tipo de programas.
En conclusión, si la última vez dijimos que (Des)encanto era una gran serie, pero que seguramente no ganaría ningún premio ni entraría a ningún top, de seguir por este camino, lo nuevo de Matt Groening podría (y debería) comenzar a ser tenido en cuenta, sobre todo, por intentar algo nuevo en el género. Su capacidad para burlarse de las convenciones del Medioevo desde el presente, la convierten en una bocanada de aire fresco.