El manual de juego: ¿cómo se comanda el éxito en el deporte?
Por Marina Jiménez Conde
La serie documental El manual de juego fue estrenada en Netflix el 22 de septiembre. En cada uno de los cinco episodios, se presenta a una entrenadora o entrenador que comenta en primera persona cómo se las ingeniaron para obtener sus grandes logros. SpringHill, empresa de entretenimiento de la que el basquetbolista LeBron James es dueño, fue la encargada de producirlo.
El personaje más reconocido dentro de la serie documental es José Mourinho, actual director técnico del Tottenham de Inglaterra. El portugués, famoso por su excentricidad y arrogancia, tiene como mayor logro haber ganado la Champions League en el 2004 con el Porto, un equipo más que modesto en comparación a los grandes gigantes de Europa. Según relata Mourinho, en aquella oportunidad les hacía creer a sus dirigidos que quería jugar contra el Manchester United. De esa manera, cuando verdaderamente el sorteo de la competición los emparejó, tenía a sus jugadores ya mentalizados para ganar ese enfrentamiento.
Pero es el entrenador de básquet, Doc Rivers, el que abre la seguidilla de historias explicando cómo tuvo que generar un clima de equipo para lidiar con los egos de tres estrellas de la NBA de la talla de Kevin Garnett, Paul Pierce y Ray Allen, en aquel Boston Celtics campeón del 2008. Del otro lado, Patrick Mouratoglou, entrenador de la tenista Serena Wiliams desde el 2012, muestra cómo es el trabajo de un coach en deportes individuales, donde lo mental cobra un gran peso y es vital saber brindar confianza. Incluso si en el medio es necesario recurrir a la mentira, diciendo que algo se está haciendo bien cuando en realidad no es así.
El manual de juego también incorpora los logros de las entrenadoras de los seleccionados femeninos de fútbol y básquet de Estados Unidos: Jill Ellis y Dawn Staley. Cuestión no menor, porque son pocas las mujeres al mando de equipos, aún cuando se trata de planteles femeninos. Ellis, que abandonó su cargo en 2019, ostenta haber sido la única DT en ganar dos copas mundiales de fútbol, mientras que Staley, una exitosa ex jugadora de básquet, llegó a estar al frente de la selección tras haber sacado campeón nacional a un equipo universitario.
Sus intervenciones son importantes porque muestran que en el medio tuvieron que luchar contra ciertos obstáculos, que no están presentes en el relato del resto de los entrenadores. Por ejemplo, Ellis recuerda que recién decidió hacer público que era lesbiana cuando adoptó a su hija, ya que antes no se animaba porque pensaba que le traería consecuencias en su carrera. Staley también rememora que para que la dejaran jugar al básquet tuvo que hacerse respetar por los varones que no querían jugar con ella.
Los aproximadamente 35 minutos de duración de cada capítulo no alcanzan para llegar a conocer, en profundidad, la vida de cada uno de estos personajes. Sin embargo, se llega a apreciar que hay algo especial en esas personalidades que saben lidiar con distintos tipos de personas. Además, son capaces de transmitir un mensaje de tal manera que resulta creíble y reúne al resto. Parecería ser que ese es el común denominador en los equipos campeones. Por momentos, el mensaje pasa a ser que se puede generar algo así con un par de frases hechas, como “vos podés hacerlo” o “no te rindas”.
Quizás el paso en falso de El manual de juego sea limitarse a la influencia personal de los y las entrenadoras, o a sus excentricidades, sin dejar entrever que, además de los valores que se transmiten y de las ideas, hace falta un proyecto por detrás que sostenga el puesto de trabajo el tiempo necesario. No por nada el mismo Mourinho que justifica haber salido del Inter para dirigir al Real Madrid, argumentando que era mejor irse él antes que lo echaran, es el mismo que “fracasó” en su corta segunda etapa en el Chelsea. El mismo DT que tuvo un paso aún más breve por el Manchester United, equipo que no le encuentra sucesor a Sir Alexander Ferguson, al que mantuvieron en el cargo por 26 años.
Lo mismo se puede decir de Jill Ellis, que estuvo en la mira tras la prematura eliminación de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en el 2016, o de Doc Rivers, que estaba al frente de los Ángeles Clippers desde el 2013 y acaba de ser despedido, justo ahora que la franquicia tiene un plantel con varias estrellas como para pelear por el título de la NBA en el futuro.
Pero entonces, si hay un montón de equipos compitiendo y muchas personas queriendo lo mismo, si lo común es que la mayoría se pase toda su carrera deportiva sin poder llegar siquiera a estar en una final, al menos, deberían relativizarse los “fracasos” en lugar de, todo el tiempo, exaltar las personalidades ganadoras.