El Marginal 5: el fin de la marginalidad para Netflix
Por Jazmín Manuel
El marginal, la famosa serie carcelaria de Netflix, estrenó su última temporada de seis capítulos en la que, finalmente, se termina la eterna disputa entre los Borges y la Sub-21. La tira, a lo largo de los años, se conformó como historia con tantos adeptos, seguidores y fanáticos como también muchos críticos, en especial a partir de la mercantilización del estigma que propone. Esta nota contiene spoilers.
La quinta entrega de El marginal, pocos meses después del trágico cierre de la temporada previa, nos sitúa tres años más adelante en el tiempo, focalizando en un Diosito (Nicolás Furtado) prófugo que busca seguir con su vida. Durante esta etapa en libertad, el personaje, muy querido por los espectadores, descubre y se vuelve consciente de cuestiones que van a cambiar por completo su perspectiva, llevándolo a entender y perdonar a su padre.
Por otro lado, el pastor Miguel Palacios (Juan Minujín) se convierte en escritor a partir de la publicación de un libro— homónimo a la tira —que se vuelve bestseller y provoca que alcance ciertos niveles de reconocimiento. Podemos observar a Miguel destruído emocionalmente tras la pérdida de su amada y su hijo Lucas, que pasó a estar bajo el resguardo del Estado. Un Miguel al que ya no le queda nada pero que sin embargo tiene mucho que perder, ya que pasa sus días intentando recuperar su resguardo legal porque no se lo permiten ver.
Mario Borges (Claudio Rissi), por su parte, ve su salud deteriorarse con el paso del tiempo. Desde el primer capítulo, esta temporada nos muestra el principio del final de este villano, a quien la vejez lo encuentra cansado y casi ciego. Dentro de su banda, y con la ausencia de Diosito, comienzan las tensiones sobre quién será el heredero de su trono. Bardo (Ariel Staltari) y James (Daniel Pacheco Bautista) tendrán varios roces ligados a la lealtad para con el jefe y el deseo de ocupar el lugar del mismo.
Más allá de que el conflicto central entre la Sub-21, los Borges y Antín (Gerardo Romano) vuelve a repetirse, como en todas las temporadas— además de otro motín —, la entrega sobresale de las demás con su apuesta al protagonismo de personajes secundarios y al acercar, desde una perspectiva más personal e íntima, a los principales. El ejemplo más claro es el de César (Abel Ayala), quien arrastra el duelo de sus amigos asesinados por los Borges, contra quienes siente un profundo resentimiento y desprecio. Determinado a cobrar venganza, el líder de la Sub-21 trama ataques contra Mario y Medina (Jorge Prado), que encabeza un grupo satánico dentro del penal. Es un César mayor, con mirada más adulta y madura. Una nueva versión del personaje que generará conexiones con el afuera y se abrirá a vincularse con su costado más vulnerable, enamorándose incluso de una chica, a la que le escribía cartas junto a Brian (Ignacio Quesada), y proyectando una familia.
Tras el cierre de las cinco temporadas de esta famosa serie, estrenada en junio de 2016, en redes sociales se comentó mucho de un deseado spin-off de Antín, al mejor estilo Better Call Saul. Sin embargo, y para el pesar de los fanáticos, Pablo Culell, productor ejecutivo de Underground para Telemundo, confirmó que por el momento no hay ningún plan.
En resumen, aunque la temporada final de El Marginal recae de nuevo en tramas recicladas, el abuso de escenas de violación explícita y en cierto punto puede pecar de predecible— además de representar lo “marginal” desde una mirada discriminatoria —, brinda una perspectiva nunca antes mostrada de los personajes y da un cierre muy personal, incluso conmovedor, de la historia de cada uno de ellos. Una serie que supo tener sus altos y sus bajos, pero que coronó su desenlace con una buena conclusión.