Guillermo Vilas: número uno para todo el mundo, menos para la ATP
Por Diego Moneta
Sin dudas, Guillermo Vilas integra el selecto grupo de los mejores deportistas de la historia argentina. El inventor del golpe conocido como "Gran Willy" y el primer sudamericano en ganar un Grand Slam en tenis masculino (luego de la brasileña Maria Esther Andion Bueno, en la categoría femenina), siempre se obsesionó con ser el número uno. Sin embargo, ni en sus años de gloria pudo alcanzarlo, o al menos eso dice el ranking.
El documental Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada, estrenado recientemente en Netflix y dirigido por Matías Gueilburt, sigue una larga investigación del periodista Eduardo Puppo. El objetivo: descubrir si el deportista argentino debió ser líder del ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) en algún momento de su carrera. Si bien se instauró en agosto de 1973, durante los primeros años las publicaciones eran esporádicas y no contemplaban todas las semanas.
A pesar de haber entrado al salón de la fama en 1991, la relación Vilas-ATP nunca fue buena. Las autoridades le negaron, de manera sistemática, ver los registros. El punto de partida de la investigación de Puppo es el reconocimiento que la Asociación femenina le hace a Evonne Goolagong en diciembre de 2007, 31 años después. Si se aceptaba enmendar esos viejos rankings (el de las mujeres inició en 1975), la situación de Vilas también se podía corroborar.
El documental ofrece dos líneas narrativas que se cruzan: el repaso de parte de la carrera de Vilas, gracias a unas grabaciones inéditas que el mismo jugador hizo entre mayo de 1973 y fines de 1978, y la investigación que lleva adelante Puppo. Hay subtramas que complementan la narración, como la relación de Vilas con su padre, o con su colega, adversario y amigo, Björn Borg. A diferencia del resto de las glorias mostradas en el tráiler (Gabriela Sabatini o Roger Federer, entre otras), que enaltecen la figura del argentino al principio y al final, las apariciones de Borg son mucho más constantes.
Se transita por varios momentos de la vida deportiva y personal de Vilas, llena de satisfacción, pero también de sacrificio físico y emocional. De hecho, el documental está dedicado a Juan Carlos Belfonte, su histórico preparador físico. Se repasa desde su inicio, a los seis años, hasta el año 1978. En ese sentido, se excluye la relación con José Luis Clerc y las Copa Davis de 1981/82, durante la dictadura militar. Hay una leve mención a la forma de pensar del tenista, influenciado por Luis Alberto Spinneta, el movimiento hippie y el festival de Woodstock, que tal vez podría haberse explotado más.
La familia de Guillermo, acomodada económicamente, lo quiso convencer de que siga otra cosa, pero él ya estaba decidido. Vemos los torneos que ganó durante la década del 60 y su viaje a los 15 años a Estados Unidos, ya siendo campeón nacional y de América del Sur. En ese torneo, Vilas le gana al local Jimmy Connors, luego de haberlo estudiado durante una semana. Allí comenzaban las rivalidades que iba a tener a lo largo de su carrera, y el argentino lo tenía muy claro.
Pero entonces, ¿cómo es posible que alguien reconocido por la revista World Tennis como N°1, y que ocupó dicha posición en las listas del Grand Prix y el World Championships Tennis, no haya alcanzado lo más alto del ranking ATP? Rod Laver afirma que fue por no ser estadounidense, ya que tuvo por delante a Connors y John McEnroe. Sin embargo, al ser un motivo difícil de demostrar, el periodista Puppo se propuso revisar los números como única opción para hacer justicia.
Puppo comenzó por analizar el período entre el lanzamiento del ranking ATP en 1973 y 1978, lo que sumaba un total de 280 semanas. Llenó de papeles, revistas y libros su casa. Le pidió ayuda a su esposa y a muchos involucrados en el tema. Las cinco partes del llamado “Proyecto V” le ocuparon 12 años de su vida, en los que no tenía visitas en su casa y en los que llegó a peligrar su matrimonio.
Más de 1.200 páginas acumuladas, con resultados de más de 23.000 partidos y 542 torneos oficiales. Para hacer los cálculos del sistema de puntuación fue necesaria la ayuda del matemático y programador rumano, Marian Ciulpan, en un fortuito paralelo de nacionalidades con Vilas y su manager Ion Tiriac.
En la memoria resalta mucho el mítico año que tuvo el argentino en 1977, logrando dos valiosos récords: 46 victorias consecutivas en todas las superficies y 16 títulos conquistados en una temporada, entre ellos dos de los cuatro Grand Slams que conseguiría en toda su carrera. Sin embargo, Puppo y Ciulpan descubrieron que durante dos períodos específicos (cinco semanas en 1975 y las primeras dos semanas de 1976), que no fueron publicados en su momento, Vilas había alcanzado la máxima posición.
En 2013, Puppo se lo comunica al argentino, en lo que sería el inicio de una gran amistad. En 2014 envía toda la información al presidente de la ATP, Chris Kermode, quien dos meses más tarde rechaza las argumentaciones, alegando que los datos manuales eran correctos pero que “reescribir la historia” crearía una reacción en cadena. El pedido también fue rechazado por la Federación Internacional de Tenis, a pesar de que ninguna de las dos asociaciones desmentía la investigación.
En 2015, la historia sale publicada en el New York Times y se da a conocer a nivel mundial. A partir de entonces, las demandas serían por vía judicial. El abogado argentino Adrián Sautu de la Riestra, primero, propuso una mediación. En diciembre de 2016, justo antes de que Guillermo Vilas decidiera irse de nuestro país, el acuerdo estuvo cerca de ser alcanzado, pero finalmente no llegó a buen puerto. En mayo de 2018, la ATP rechaza por tercera vez el caso y decide no seguir considerándolo, por lo que las medidas judiciales se interponen, desde entonces, en distintos lugares del mundo.
Hoy, 45 años después del momento cumbre de su carrera, las negociaciones encabezadas por el abogado siguen en los tribunales de Nueva York. El tenista se retiró en 1992, a los 40 años de edad, tras ganar 62 títulos. A nadie le cabe duda de que Vilas fue uno de los mejores de la historia del tenis, mucho menos que es un número 1. A nadie, menos al propio Vilas, que sigue obsesionado con ese reconocimiento, como lo estuvo toda su vida. Es un Vilas en estado puro, que también muestra su sensibilidad.
Guillermo se casó en 2005 con Phiangphathu Khumueang y, en la actualidad, reside en Mónaco junto a sus cuatro hijos. A sus 68 años, no lucha de la misma manera por su causa, pero sabe que hay alguien que sí. Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada es la muestra de cómo se construyó su amistad con Eduardo Puppo, a quien le dejó sus raquetas, muñequeras, notas y otros objetos de valor. Es el pasaje de una relación periodista-jugador a dos amigos, como puede notarse en el final del documental. Al fin y al cabo, Eduardo luchó una pelea que no era suya, pero que convirtió en propia.