John buscaba un contacto extraterrestre: retrato de una mente en el espacio
Por Jazmín Manuel
Cuando leemos el título de este film dirigido por Matthew Killip, nos imaginamos lo evidente: suponemos, en un principio, que este documental será sobre avistamientos de ovnis y contacto extraterrestre. Pero, para nuestra sorpresa, descubrimos que va mucho más allá y que, en realidad, los protagonistas de esta historia no son los extraterrestres, sino que gira en torno a la búsqueda.
Premiado en el Festival de Sundance, este corto relata en pocos minutos la historia de John Shepherd, un hombre que empezó a llamar la atención de la gente cuando, en la década de los 70s, comenzó con sus constantes intentos de comunicarse con extraterrestres.
Conocido por ser un genio de la electrónica, pasó 30 años enviando señales de radio con música al espacio, desde un estudio que construyó él mismo en la casa de sus abuelos, con la esperanza de contactar con seres de otros planetas. A lo largo del film podemos presenciar cómo, a pesar de nunca obtener una respuesta, en esta larga búsqueda John encontró otras conexiones más cerca de lo que pensaba.
El cortometraje comienza con John contando cómo comenzó su proyecto —el cual llamó S.T.R.A.T (Investigación y Seguimientos Especiales de Telemetría, en español)—, en la cabaña de sus abuelos, en Michigan. Su interés por contactar con extraterrestres comenzó luego de escuchar historias sobre avistamientos cerca de su casa, en la misma localidad.
Luego, el interés se convirtió en una obsesión cada vez más grande. En los primeros minutos del film escuchamos a John explicar que envió música al espacio porque la considera “un lenguaje universal”, y pensó que mandar señales de diversos géneros, como jazz, música electrónica y música africana, era una buena forma de romper el hielo.
Además de mostrar el inusual proyecto de este hombre, el corto se centra en resumir su vida en menos de 20 minutos. Conocemos sobre la infancia solitaria de John, quien, caracterizado por una inocencia que conmueve, cuenta en cámara sobre la incapacidad que tuvieron sus padres para cuidarlo y cómo terminó siendo criado por su abuela, que se hizo cargo de él cuando era un niño.
Conocemos el lugar donde creció: un pueblito tranquilo ubicado en una zona rural, donde no pasan muchas cosas. Las imágenes del lugar y las fotos de John complementan el contexto de soledad en el que pasó toda su vida y nos hacen entender, tal vez, el porqué de su fuerte esperanza de encontrar algo más allá, que no todos pudieran ver. Como él mismo asegura en el film: “Mi cuerpo estaba en esta comunidad local, rural y tranquila. Pero mi mente viajaba por el cosmos”.
Es este aislamiento y esta sensación de ser diferente e incomprendido lo que motiva a John a buscar una respuesta en las estrellas, un contacto entre lo que está allí y la Tierra. Y pese a que sus estudios no tuvieron resultados muy significativos en lo que respecta al contacto con alienígenas, todos esos años que dedicó con pasión a su proyecto resultaron en una libertad creativa y en una fuente de inspiración que pudo compartir con otros. Ese mismo entusiasmo por obtener una respuesta lo llevó a encontrar conexiones aún más importantes e inesperadas en la Tierra.
En un momento, y ya acercándonos al final, el film toma un rumbo diferente que une todas las piezas de esta excéntrica historia y la cierra con un final conmovedor, esperanzador y emotivo. Jhon buscaba un contacto extraterrestre es una producción que nos deja con una sensación cálida y un mensaje enternecedor, rescatando la dulzura del protagonista entre tanto misterio. En resumen, se trata de un corto sobre el amor, la vida y la búsqueda de algo más, sea cual sea el resultado.