Las mejores series del 2022
La infinidad de producciones, tan variadas como exitosas, sigue siendo signo de una época en la que la alta competencia entre las plataformas de streaming domina la escena. Este año nos dejó, más allá del regreso de grandes producciones y otras que se despidieron, la aparición en escena de apuestas firmes tanto en el plano nacional como internacional.
Better call Saul, por Agustín Mina
Este año un viaje de catorce años llegó a su fin. La historia que comenzaron Vince Gilligan y Peter Gould en 2008 con Breaking Bad culminó con el final de Better Call Saul. Un spinoff que llegó sospechado, fue criticado al principio por ser “lento” o porque “no pasaba nada”, para terminar siendo, sin lugar a dudas, mejor que Breaking Bad. La serie se nutre de la experiencia pasada y ofrece algo superador, se sumerge más profundo en sus personajes, sus grises y sus motivaciones. Cuando no nos tiene al borde del sillón nos hace reflexionar sobre las decisiones que toman Saul, Kim y el resto de la banda o sobre las situaciones que les tocan vivir. No alcanza este párrafo para describir lo importante que será para la historia del medio que haya existido. Como contemporáneo sólo puedo dar las gracias.
Los anillos del poder, por Francisco Pedroza
Después de casi veinte años llegó una de las series más esperadas por los fanáticos, que además resultó ser la más cara de la historia, y cumplió con creces. Los anillos de poder nos volvió a sumergir en el universo de Tolkien. Con un despliegue visual pocas veces visto, nos cautivó en ocho capítulos y nos dejó con ganas de seguir adentrándonos en ese mundo de fantasía. Sí, algunos fueron más potentes y otros más lentos, pero nos transportó casi mil años antes de los hechos que pudimos ver en las películas de El señor de los anillos. La estética y la representación de cada raza es un deleite visual. La gran inversión se evidencia en cada una de las escenas.
Porno y helado, por Diego Moneta
Porno y helado es la serie argentina del año. Ya se había asegurado ese lugar en el género de comedia y no importa que todavía quede diciembre. Es un cambio de paradigma para las producciones cómicas nacionales. Es un claro salto de calidad. A medida que Martín Piroyansky, escritor, director y protagonista, va desarrollando su búsqueda humorística, deja marcado un registro propio lleno de sarcasmo, ironía y referencias que aluden a diferentes décadas de la historia. Un juego de formas, estructuras, tonos y registros. Una apuesta, en definitiva, pero de las que sale bien y de las que se necesitan más.
This is us, por Agostina Gieco
Tras seis temporadas repletas de emoción y llanto, This is us estrenó su última entrega a principios de este año, cerrando así la historia de la familia Pearson. Un drama que logra que sus televidentes se identifiquen con las vivencias de los personajes y los conflictos que deben atravesar para encontrar la felicidad. El realismo de lo que les sucede a Jack, Rebecca, Kevin, Kate y Randall, entre otros, genera que acompañemos sus sentimientos, validemos sus acciones, nos enojemos por sus decisiones, y terminemos reconociendo las contradicciones como propias, tan impredecibles como la vida misma. Con guión para cada situación, actuaciones estelares, música correcta y episodios que tocan fibra sensible, This is us es un acierto que no se debe dejar pasar.
El fin del amor, por Rocío Vivar
Entre mis preferidas del año está, sin dudas, El fin del amor. La serie narra de una forma entretenida la crisis generacional de los 30 y la búsqueda de nuevos rumbos. El personaje de Tamara (Lali Esposito) nos muestra la vida de una escritora, columnista de radio y profesora de la facultad de filosofía que perteneció a la comunidad judía hasta los 12 años pero de cierta forma nunca dejó de pertenecer a ella. Nos trae discusiones feministas y conceptos académicos mezclados entre charlas informales en los ámbitos más diversos: la sala de espera del médico, un casamiento, a la salida de un casting. Muestra la vida de un sector porteño de clase media psicoanalizado con mucha música y glitter.