Las películas que nos formaron: la nostalgia como recurso
Por Diego Moneta
La nostalgia se ha convertido en un recurso casi hasta redundante en la industria del entretenimiento: nuevas versiones, precuelas, secuelas o recopilaciones. Los recursos que se desprenden de las piezas originales son varios. Sin embargo, podrían entenderse como una apuesta, ya que la predisposición de las audiencias ante este tipo de estrategias, que muchas veces son estrictamente comerciales, no siempre es positiva.
Netflix apunta a la historia de vida de una generación que hoy transita su plataforma. Por eso apela a recorrer eventos particulares que nos pueden haber marcado. De esa manera se explica la llegada de Los juguetes que nos formaron, una propuesta que repasa figuras como Barbie o los G.I. Joe. De la mano de los mismos creadores apareció Las películas que nos formaron, que la semana pasada estrenó su segunda temporada con otros cuatros nuevos episodios.
A fines de 2019 la primera entrega abordó grandes éxitos como Baile caliente de 1987, Mi pobre angelito de 1990, Los Cazafantasmas de 1984 y Duro de matar de 1988. Cada capítulo, que puede verse en forma aleatoria ya que son independientes entre sí, se sumerge en distintos universos con el objetivo de conmover al espectador a partir de la huella que dejó cada una de las historias. Ahora nos encontramos con Volver al futuro y su largo proceso; Mujer bonita, una de las comedias románticas más destacadas; la inagotablemente reinventada Jurassic Park; y el cierre está a cargo de Forrest Gump.
El punto más destacable radica en que los films son protagonistas, gracias a una narración en la que intervienen directores, productores, actores y hasta locaciones. Las películas cobran vida y narran su historia con una estética propia, más allá de la identidad global de la producción. La falta de profundidad que se evidencia en algunos pasajes es paliada con una buena dinámica y con el aporte de cada entrevista.
Puede que la idea no resulte novedosa, pero no por eso pierde su efectividad. De hecho, en paralelo, HBO intentó lo mismo con la serie Las películas, proponiendo un recorrido de la cinematografía estadounidense. Netflix ya era consciente del éxito y, a fines del año pasado, lanzó Las películas navideñas que nos formaron, con Elf: el duende y El extraño mundo de Jack como exponentes. La fórmula nostálgica es tan inagotable como nuestra existencia.
No sólo vivimos de ver series y películas, sino de nuestra curiosidad por saber cómo se llevaron a cabo. Una curiosidad que, por momentos, puede hallarse satisfecha pero que enseguida puede volver a encenderse. Opciones para abordar hay de sobra, desde sagas memorables a películas igual de icónicas. Por eso, nuestra nostalgia espera futuras entregas.