Otra ronda: mostrar lo oscuro desde el lado más sensible
Por Francisco Pedroza
El domingo 25 de abril se celebró la 93ª edición de los Premios Oscar, quizás la entrega de premios más prestigiosa a nivel mundial. Después de un año particular, donde la industria del entretenimiento fue fuertemente golpeada, algunas películas al día de hoy todavía están esperando ser estrenadas y disfrutadas por el público. Aun así, pudimos encontrar algunas producciones dignas de nuestra atención. Una de ellas fue Otra ronda (Druk, en danés), flamante ganadora de la categoría a mejor película extranjera.
Otra ronda es una película danesa protagonizada por Mads Mikkelsen, conocido por trabajos como Casino Royale, Doctor Strange o Rogue One: una historia de Star Wars, entre otros. La historia se centra en cuatro profesores de escuela secundaria y nos muestra desde un inicio que ninguno encuentra la posibilidad de empatizar con sus alumnos, provocando que el interés de estos en las clases sea casi nulo.
Los docentes se encuentran desilusionados por no poder hallar una salida, lo que los lleva a, en forma de experimento social y/o búsqueda personal, poner a prueba la teoría del psiquiatra Finn Skårderud, aunque éste luego negó ser responsable de la misma. La teoría asegura que al ser humano promedio le faltan 0,05 gramos de alcohol en sangre, y que si fuera capaz de vivir su vida cotidiana con ese 0,05 podría llegar a ser una persona con más aptitudes tanto en su vida personal como profesional. De esa manera el cuarteto, después de poner ciertas reglas con el fin de que sea un hecho meramente científico, se pone a experimentar.
Se trata de una película fuerte, pero a la vez muy humana, que tal vez nos lleve a dejar atrás ciertos prejuicios. El espectador se pone en el lugar de alentador a estas prácticas y, aún cuando algo en nuestro interior nos dice cómo terminará todo, el desencadenamiento de acciones a través de la historia nos hace querer que no sea así.
Los puntos de giro en la narración nos duelen o nos ponen felices, pero nunca nos son indiferentes. Sumergirse en esta película es adentrarse en un vaivén de deseos que, junto a otros múltiples galardones, sumó al Oscar en sus estantes.
El premio es altamente merecido. Otra ronda es un film que cierra al cien por ciento y nos deja que pensar. Esta película escapa a ciertas nominaciones por compromiso o cuestiones políticas y nos muestra un lugar oscuro desde su lado más sensible. Una nueva conquista para un cine danés en ascenso.