Persuasión: una adaptación clásica con sabor a poco
Por Sofia Manin
Una nueva adaptación de la novelista británica Jane Austen llegó a Netflix y rápidamente se posicionó entre las más vistas de la plataforma. Persuasión, obra póstuma de la autora, tal vez sea uno de los libros menos comentados de su repertorio. Sin embargo, ha sido objeto de numerosas adaptaciones, tanto en pantalla grande como en televisión, donde podemos destacar dos versiones inglesas, la primera de 1995 y la segunda de 2007. El motivo de este furor se debe al amor inmenso que existe entre los protagonistas.
Anne Elliot (Dakota Johnson) es la hija mayor y solterona oficial de una familia aristócrata al borde de la bancarrota. Resignada, luego de ceder a las presiones familiares y rechazar al amor de su vida por ser un marinero de bajo rango, éste vuelve con una gran fortuna y dispuesto a anclar su vida, tras varios años de navegar por las aguas profundas. Frederick Wentworth (Cosmo Jarvis), que demuestra haberla superado, le propone ser solo amigos haciendo que el drama de la película comience.
Un recurso llamativo que utiliza es el de romper la cuarta pared. La protagonista interactúa con el espectador constantemente, hablando o mirando a cámara, al estilo Fleabag. Esto abre un camino, ya que es la primera adaptación de Jane Austen que lo aplica. Si bien el objetivo era mantener una de las características principales de la autora, como lo es su tono de burla para referirse a la sociedad de su época de forma irónica, Persuasión no lo logra, debido a diálogos y monólogos pretenciosos para denotar ingenio pero que no cumplen ni entretienen. Por otra parte, la química entre Johnson y Jarvis no es verosímil ni logra emocionar, dejando un gran vacío en la audiencia. Este espacio lo ocupa el personaje de Mary Elliot (Mia McKenna-Bruce), hermana menor de Anne, con un ego gigante y notable falta de empatía. Es ella quién interpreta las escenas más entretenidas y cómicas.
Modernizar a Jane Austen no es tarea fácil, pero tampoco es imposible, tal como quedó demostrado con Emma, que incluso con algunas licencias creativas se mantuvo fiel a los principales conceptos de sus personajes y contentó a los fans. Persuasión intentó darle un toque moderno a la historia, pero en el camino perdió la esencia real y delicadeza de la obra, situándose en un punto muy tibio entre Orgullo y prejuicio y El diario de Bridget Jones. Dos adaptaciones totalmente diferentes de la misma obra clásica; la primera mantiene los códigos de época y la segunda se sitúa en nuestro siglo. Persuasión no se atrevió a ir por más y quedó a mitad de camino.