Quiero bailar con alguien: la historia de Whitney Houston

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    Whitney Houston

Quiero bailar con alguien: la historia de Whitney Houston

25 Febrero 2023

Hace poco se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Whitney Houston, fallecida en febrero del 2012, y junto a ello se estrenó en cines Quiero bailar con alguien, biopic que ilustra la vida de una de las cantantes más exitosas de fines del siglo XX. Protagonizada por Naomi Ackie, recorre su historia desde el inicio cuando aún participaba de un coro gospel junto a su madre, la también famosa Cissy Houston, que a su vez había sido corista de Elvis Presley. La corta pero gran trayectoria de Whitney la posicionó como una de las artistas con más reconocimientos obtenidos, siendo la cantante mujer más premiada de la historia con más de cuatrocientos galardones, entre los que se encuentran seis Grammys, dos Emmys y más de 150 millones de discos vendidos. Incluso, en 1987, lideró las listas de popularidad durante siete semanas consecutivas, superando a bandas como Los Beatles.

Sin embargo, como es habitual en el mundo de la fama, su vida se vio problematizada por más de un aspecto que tarde o temprano le terminó afectando tanto a nivel personal como profesional. Desde el inicio, Whitney cosechó adeptos y adeptas por todo el mundo, pero también muchas personas la criticaron porque su estilo musical “no era lo suficientemente negro”. Sus canciones no entraban dentro de lo que se consideraba música negra del momento -jazz, soul o gospel-, y por eso era calificada como “vendida” por algunos miembros de esta comunidad, que sostenían que únicamente estaba sirviendo al sistema al hacer “canciones de blancos”. A su vez, hubo quienes la discriminaban por ser negra y cantar temas asociados a la gente blanca, sector social al que no pertenecía. Al parecer, Houston no lograba contentar a cierta parte de la población, a pesar de la sublime voz que poseía -razón por la cual había sido apodada “La Voz”-. 

Por otro lado, Whitney fue una más de las tantas artistas que no lograron continuar con su vida sin que las drogas las consumieran, aspecto que en el film es suficientemente claro y hasta pareciera que focalizan en ello. Si bien ingresó en centros de rehabilitación más de una vez, su adicción a la cocaína había comenzado durante su juventud y luego de tantos años no fue sencillo recuperarse. En uno de sus últimos conciertos, llevado a cabo en Australia en medio de una gira mundial, su voz se encontraba muy debilitada y no lograba llegar a los tonos que la habían caracterizado desde el inicio. Por ello, muchos y muchas fans la abuchearon y abandonaron el recinto, solicitando la devolución de su dinero y dándoles de qué hablar a los medios que se aprovecharon de la situación. 

Además, otro aspecto problemático en su vida fue la relación amorosa que mantuvo con el también cantante Bobby Brown. La pareja contrajo matrimonio en 1992 para finalmente divorciarse en 2007 a pedido de ella y tras haber tenido una hija juntos, Bobbi Kristina. En la película es posible observar el nivel de violencia de género impartida por Brown hacia Whitney, con actitudes posesivas y amenazas, que en la vida real fueron de público conocimiento, al igual que las discusiones constantes desde su unión. Los abusos físicos tampoco faltaron durante el tiempo en que estuvieron juntos y ella misma, una vez divorciada, confirmó que él la había golpeado y que sufría de maltrato psicológico.

Una de las cuestiones interesantes que muestra la biopic, y que da cuenta de la osadía de su directora, Kasi Lemmons, es el abordaje del rumor de que Whitney era lesbiana o bisexual, o que al menos lo había sido durante su juventud, a pesar de que ella nunca lo confirmó realmente. Años después de su muerte fue Robyn Crawford, mejor amiga, mánager y asistente desde sus inicios, quien lo afirmó. En el film, se desprende que la creencia era que la cantante estaba enamorada de Robyn, aunque sin sobrecargar en escenas, pero dando cuenta de la presión que tanto su religiosidad como su padre imponían en ella.

Quiero bailar con alguien, guionada por Anthony McCarten -quien escribió Bohemian Rhapsody- apuesta a representar lo más fiel posible la vida de Whitney Houston dentro y fuera del escenario. A lo largo de dos horas y media abarca diversos asuntos, desde sus mayores logros musicales hasta su fallecimiento. Sin lugar a dudas, una artista que batió récords una y otra vez, posicionándose como una mujer que no permitió que las críticas recibidas acabasen con ella.  

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