Space Jam 2 y el dilema de las segundas partes
Por Diego Moneta
La idea de una secuela de Space Jam comenzó a debatirse poco después del lanzamiento de la primera, aunque nunca llegó a buen puerto. También se discutió incluir otros atletas, como Jeff Gordon, Tiger Woods o Tony Hawk, pero sin concretarse en proyectos. En lugar de eso, prosperó Looney Tunes: de nuevo en acción. En 2014 Warner Bros finalmente anunció la secuela de manera oficial, con el protagonismo de Lebron James, quien además participó de la producción a través de su empresa SpringHill Entertainment.
Después de varios años de indecisiones, las filmaciones de Space Jam: Una nueva era iniciaron en junio de 2019. Sin embargo, al mes cambió de director y Malcom D. Lee asumiría el rol hasta su estreno, que en nuestro país fue la semana pasada, el 16 de julio. La principal cuestión era cómo sostener la esencia de la cinta original, no sólo gracias al carisma de Michael Jordan, sino a las grandes figuras que lo acompañaron y a que la simbiosis de personajes reales y dibujos animados, al estilo ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, encantó a chicos y grandes.
Con la era digital a cuestas y orientada a un enfoque más familiar, la trama presenta a Lebron en su intento de que sus dos hijos, Darius (Ceyair Wright) y Dominique (Cedric Joe), sigan sus pasos. La familia se completa con Kamiyah (Sonequa Martin-Green), la esposa, y Xosha (Harper Leigh Alexander), otra hija. El disparador del problema es que “Dom” sueña con convertirse en desarrollador de videojuegos. James es invitado al estudio de Warner Bros y le ofrecen convertirse en estrella de cine pero lo rechaza.
En esa instancia entra a jugar el ego de Al-G Rhythm (Don Cheadle), inteligencia artificial que desarrolló las propuestas ofrecidas y que busca reconocimiento mundial. Lebron y Dom son absorbidos por el algoritmo y enviados al mundo animado. Para escapar, James tendrá que reunir un equipo formado por personajes ficticios, aquí es donde juegan los viejos y desencantados Looney Tunes, y salir victorioso en un partido de básquet, por lo que, a pesar de las diferencias, la premisa central es la misma en ambas películas. La vuelta de tuerca es que Al-G pone a Dom enfrentado con su padre, a partir de que éste último no le deja ser desarrollador con tal de seguir la misma carrera que él.
De esta manera, el equipo de Lebron y los Looney Tunes chocará contra el liderado por Dom y el malvado algoritmo, que para llamar más la atención transmite en vivo y secuestra a una enorme cantidad de espectadores. En su plantel hay otras estrellas estadounidenses que le ponen voz a sus personajes con superpoderes, como por ejemplo Klay Thompson, Anthony Davis, Damian Lillard, Diana Tuarasi y Nneka Ogwumike. El elenco está bien equilibrado, a pesar de no tener el encanto de los de 1996, pero no impidió que sectores de la prensa y la audiencia se quejaran por un aspecto menos sexualizado de Lola Bunny. ¿Y Jordan? Sí, aparece, pero no de la manera en que esperamos.
Lo que más resalta de Space Jam 2 es la cantidad abrumadora de referencias, no tanto a la película anterior o al mundo del básquet, sino a la industria del entretenimiento de Warner Bros. Ese funcionamiento a modo de cartelera, contrasta con que el film todavía no haya sido incluido en el catálogo de HBO Max para Latinoamérica. En ese sentido, el universo donde mayormente transcurre la narración y lo que simboliza el villano resultan adecuados.
¿Con qué nos vamos a encontrar? Desde sagas icónicas como Harry Potter y Mad Max, pasando por títulos de renombre como Casablanca y Game of Thrones, a personajes habituales como King Kong, Batman, el Gigante de Hierro, Pedro Picapiedras, y podríamos seguir porque son casi inagotables quienes hinchan por un equipo o el otro. Ese aspecto que, de alguna manera, la iguala a un parque temático vistoso, resulta más atractivo para los más pequeños que para adultos. La animación y los mundos creados son lo más destacable dada la estética definida de cada escenario.
La gran estructura de marketing montada a su alrededor se evidencia mucho más en la composición del equipo rival y en el desenvolvimiento del partido, lo que la acerca al estilo de los videojuegos con el claro objetivo de cautivar la atención de los más pequeños. El complemento previo al estreno fue el lanzamiento del merchandising, la realización de concursos y hasta la creación de un pinball.
La agilidad de la trama y la problemática padre-hijo son acompañadas por la crisis de identidad de los Looney Tunes, tal vez el mayor guiño para los espectadores mayores. Contrario a lo que indica su nombre, Space Jam 2 no es una secuela, sino una película que busca introducir a nuevas generaciones a aquello que sentimos al ver la cinta original, y por momentos lo logra. Por momentos, nos recuerda que el encanto de esos dibujos animados era su banalidad y falta de sentido, y esa es la forma en que se resuelve este film.
Puede parecer larga y no se volverá de culto como su predecesora, pero no falla. Es la historia que ya demostró que funciona, aumentada exponencialmente. La vuelta de los Looney Tunes era una oportunidad única y no la desperdiciaron, aunque por momentos pierdan protagonismo. Sin embargo, también es abrumadora, dado que Warner Bros la convirtió en una oda a sí mismo. El objetivo es convencernos de que la compañía tiene lo suficiente como para crear un digno Universo Cinematográfico Warner.