West side story: cómo honrar el legado de un clásico
Por Facundo Bazán
De la mano del legendario cineasta Steven Spielberg, fanático confeso de la obra original, la nueva película de West side story (Amor sin barreras en español) transporta a la audiencia a la década del ’50 en Nueva York para revivir el icónico romance de juventud entre Tony y María, y ser testigo de la rivalidad feroz entre dos pandillas de la zona del Upper West Side en la ciudad.
West side story es la unión de fuerzas de lo mejor de Broadway y Hollywood: el equipo creativo incluye al guionista Tony Kushner, ganador del premio Pulitzer y el premio Tony, quien también se desempeña como productor ejecutivo; el también ganador del premio Tony Justin Peck, quien coreografió los números musicales del film; y el reconocido director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y ganador del Grammy Gustavo Dudamel, quien dirigió la grabación de la icónica partitura.
Esta nueva versión del famoso musical está protagonizada por Ansel Elgort (Tony); Ariana DeBose (Anita); David Álvarez (Bernardo); Mike Faist (Riff); Brian d’Arcy James (agente Krupke); Corey Stoll (teniente Schrank); Josh Andrés Rivera (Chino); con Rita Moreno (Valentina); y con la presentación de Rachel Zegler (María).
La nueva película llega a la pantalla grande honrando un poderoso legado, iniciado en 1957 con el célebre musical del mismo nombre y continuado cuatro años más tarde con la primera adaptación para el cine. A lo largo de las décadas, la historia se ha convertido en un símbolo cultural estadounidense que a su vez supo conquistar a las audiencias de todos los continentes.
La historia de Tony y María cobró vida por primera vez el 26 de septiembre de 1957, cuando el musical West side story se estrenó en el Winter Garden Theater de Broadway. La obra es el resultado del talento de cuatro genios indiscutibles e íconos del teatro musical: el director y coreógrafo Jerome Robbins, el compositor Leonard Bernstein, el letrista Stephen Sondheim y el dramaturgo Arthur Laurents.
El espectáculo tuvo un largo período de gestación. Robbins concibió el musical en 1949, en base a un argumento que ideó junto con Bernstein y que giraba en torno al conflicto entre una familia irlandesa católica y una familia judía que vivían en el Lower East Side de Manhattan. En 1955, luego de reunirse con Laurents, según cuenta la historia, el dramaturgo y guionista les propuso el tema de las dos pandillas de adolescentes de Nueva York, una de puertorriqueños recién llegados y la otra de descendientes de inmigrantes europeos de clase obrera.
El proyecto tomó forma y comenzó a articularse y, aunque la financiación no fue fácil de obtener, los ensayos comenzaron en julio de 1957. Luego de una función de prueba en Washington D.C., el espectáculo se estrenó en Broadway y obtuvo excelentes críticas. En el Winter Garden Theater se presentó 732 veces, y desde entonces ha cobrado vida en escenarios amateur y profesionales de todo el mundo.
Si bien el musical cosechó elogios de la crítica y deleitó a los fans del teatro musical, no fue hasta el estreno de la película de 1961 que la historia conquistó al mundo. Dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins, y protagonizada por Natalie Wood y Richard Beymer, West side story fue un éxito sensacional de público y de crítica. Además de obtener diez premios Oscar y arrasar en la taquilla, marcó el comienzo del surgimiento del musical como fenómeno cultural.
Desde el momento en que empezó a soñar con hacer una nueva adaptación de la obra, Spielberg supo que honrar el prestigioso legado era una gran responsabilidad. “Tienes que pedirte a ti mismo, una y otra vez, una justificación para pisar lo que se siente como terreno sagrado. Todos lo hicimos. El riesgo que conlleva este proyecto no se nos escapa, pero todos los involucrados ingresaron a él con tremendo amor y respeto, rayando la reverencia, por la obra y obviamente por sus legendarios creadores. De todas formas, también sabíamos que teníamos que hacer una película para nuestro tiempo y hacerla con una comprensión contemporánea, y con los valores contemporáneos a los que nos suscribimos”, sostiene el director.
El equipo detrás de la película, además, se comprometió desde un primer momento a contar esta nueva versión de la historia con una mirada diversa y étnicamente auténtica. “En el teatro, los actores, en su mayoría, no eran de origen hispano, y en la película de 1961, eran de treinta y pico de años, y muchos de los que estaban interpretando a los puertorriqueños eran blancos. Yo quería que el elenco fuera auténtico, para asegurarme de que los actores que interpretaban a los integrantes de los Sharks (la pandilla de origen portorriqueño) fueran ciento por ciento latinos, y jóvenes”, explica Spielberg.
Para eso, los realizadores incorporaron al equipo especialistas en la experiencia puertorriqueña en la Ciudad de Nueva York, entre ellos, el bailarín, actor y director Julio Monge, que fue asesor del guion, entre otras cosas, y Virginia Sánchez Korrol, una profesora universitaria de Brooklyn que escribió trece libros sobre el tema de los latinos en Estados Unidos.
Apoyada sobre un legado invaluable, West side story mira hacia atrás para honrar el trabajo de quienes dieron vida a esta historia única, pero también mira hacia delante, dejando en el relato una impronta contemporánea acorde a los tiempos que corren, como sólo Spielberg puede hacerlo.
La cinta ya está cosechando sus primeras nominaciones en los Globos de Oro: Mejor película o musical; Mejor director; Mejor actriz en una película de comedia o musical para Rachel Zelger y Mejor actriz de reparto para Ariana DeBose.