Woodstock ´99: el declive
Es mundialmente sabido que el festival de Woodstock 1969 fue un hito que marcó la historia de la música a nivel internacional. En un clima de guerra y violencia sistemática, la generación de jóvenes de esa época se agrupó a favor de una consigna de no agresión, abogando por el amor y la paz mientras veían a bandas como The Who, Janis Joplin y Jimi Hendrix. Michael Lang, cofundador de aquel evento, aseguró que buscaba impregnar con los mismos ideales al Woodstock de 1999, ya que el contexto en el que se encontraba Estados Unidos a fines del siglo XX era un aumento exponencial de la tenencia de armas y su uso en colegios secundarios, causando atentados y muertes. Sin embargo, las cosas no sucedieron como se esperaba, tal como se puede observar en Fiasco total: Woodstock ´99.
Ya de por sí, el espacio físico en el que se realizó dio un giro de 360º. Materialmente, en 1969 fue en un campo abierto repleto de pasto y alfalfa, siendo en 1999 piso de cemento. Simbólicamente, en la primera edición fue un granjero quien alquiló a la comisión organizadora el lugar, mientras que a fines de los ´90 se llevó a cabo en una base de la Fuerza Aérea desmantelada. Qué ironía que un festival por la paz se hiciera en un espacio militar. Por otro lado, las instalaciones no estaban preparadas para la gran cantidad de gente que acudió. Se estima que fueron cerca de 400.000 personas, y en pleno verano con casi 40 grados de temperatura tal número no era algo fácil de controlar, sobre todo teniendo en consideración la inexistencia de espacios con sombra, el típico sobreprecio en la venta de agua y comida en este tipo de eventos, la insuficiencia de baños químicos y las extensas filas para un bebedero. Estos aspectos fueron la punta del iceberg que ya para el tercer y último día se derrumbó.
Cuando los y las concurrentes llegaban, se les confiscaban las bebidas y comida que poseían, pero en el interior se vendía mucha cerveza, y drogas como marihuana, LSD, éxtasis y hongos alucinógenos abundaban. Había gente desnuda por todas partes, incluido Flea, guitarrista de los Red Hot Chili Peppers, que tocó su instrumento desprovisto de vestimenta. Son varios los testimonios que aseguran que en Woodstock '99 se respiraba un clima de "macho" en el que grupos de hombres alentaban a mujeres a mostrar los pechos o traseros, y las rodeaban y manoseaban cuando lo hacían, naturalizando que eso es lo que ellas buscaban. Algunas de las bandas y cantantes que participaron fueron Sheryl Crow, Bush y James Brown. Otras muy populares en ese entonces y representantes del hard rock, como Korn o Limp Bizkit, eran propensas a tener un público más intenso y que tendía a la agresividad, cuyos pogos incontrolables en esta ocasión terminaron con personas fracturadas y cabezas sangrando.
Cuando ocurren desgracias en eventos de tal magnitud, las preguntas por las responsabilidades comienzan a aflorar. Por lo general, vacila entre quienes lo organizaron y sus concurrentes, aunque en ocasiones también es posible apuntar a los y las artistas. Muchas veces el público tiene más respeto por su ídolo o ídola que por las propias autoridades, por lo que no está de más, e incluso se espera, que desde el escenario se involucren si ven que sucede algo atípico o fuera de lugar. En Woodstock 1999 Fred Durst, líder de Limp Bizkit, banda de nu metal— género que combina heavy metal con rock o hip hop, entre otras— tuvo una gran responsabilidad cuando el segundo día del festival vio cómo grupos de personas se trepaban a las torres de sonido y miró para otro lado, declarando luego a las cámaras de televisión que no era su problema el comportamiento de la gente. Más allá de si debería o no haber dicho algo, es cuestionable que al presentarse en el escenario ya había comenzado a realizar apología a la violencia, incitando a la audiencia a descontrolarse y a destruir cosas.
El segundo y tercer día el público no tuvo límites. Arrojaron botellas al escenario, engramparon cabezas y rompieron los muros de madera que limitaban el predio. Por la noche, luego de que las bandas terminaran su performance, había un espacio en el que continuaba la fiesta. En el hangar de rave— fiesta de música techno— DJ´s pasaban electrónica y allí en la oscuridad sucedía lo peor. Gente golpeando su cabeza contra el piso hasta sangrar, efecto de los alucinógenos de las drogas que habían consumido, relaciones sexuales públicas y hasta casos de violación. Además, al finalizar el evento, saquearon cajeros automáticos, robaron productos de los puestos de venta e incendiaron la infraestructura del lugar, haciendo explotar containers.
Por otro lado, en el documental dirigido por Jamie Crawford se muestra que tampoco hubo una inversión suficiente en personal de limpieza, ya que para el segundo día era tal la basura y suciedad que no se veía el piso. Botellas vacías, bolsas, envoltorios, desechos de comida y más cubrían el cemento en el que la gente debía dormir si no había llevado para acampar. Como si fuera poco, los baños químicos instalados tampoco recibían su debida atención. El último día del festival las personas estaban tan desesperadas por agua— se trataron miles de casos de deshidratación—, que rompieron las tuberías y comenzaron a salir chorros y chorros de líquido, pero eso que ingerían estaba mezclado con los residuos de los baños químicos. Cuando se examinó una muestra del agua, se comprobó que estaba contaminada con restos de heces.
Si hay algo que la producción deja en claro a partir de los testimonios que recoge es que dentro de la comisión organizadora y personal empleado de Woodstock ´99 había desacuerdos. Casi ningún integrante realizó un mea culpa, habiendo distintas versiones de quién había tomado tal o cual decisión que condujo al desastroso resultado. Varias personas entrevistadas coinciden en que el objetivo fue únicamente ganar dinero, sin importar las consignas pacíficas que debían guiar el evento ni las condiciones en que se desarrolló.
Ahora, la pregunta clave es: ¿Cómo fue que un festival que comenzó siendo representativo del hippismo de los ´60, que se suponía debía ser un espacio de disfrute oyendo música y apoyando la paz, finalizó en destrucción y descontrol? Hubo distintos factores que incidieron en el resultado final. Algunos ya fueron mencionados, a los que se puede añadir que el personal de seguridad no alcanzaba y ni siquiera estaba capacitado, dado que eran jóvenes sin formación asignados allí como “patrullas de paz”. Sea cual fuere la respuesta, si es que existe, no debemos olvidar el hecho de que hubo una cadena de acontecimientos que condujeron al fatídico resultado y que de nada sirve echar culpas si no se toma consciencia de lo sucedido para que nunca más vuelva a ocurrir.