El Fondo Thénon y su camino hacia "Paraíso de nadie"
En 2016, María Negroni dona a la Universidad Nacional de Tres de Febrero los manuscritos de Susana Thénon, aferrada a dos argumentos: lo invaluable del patrimonio poético y cultural de esos papeles y la necesidad de que permanezcan en nuestro país e, incluso, en el ámbito público. De ese modo nace el Fondo Thénon, hoy parte del Archivo del Instituto de Investigación en Arte y Cultura “Doctor Norberto Griffa”. Como parte de un mismo plan, en 2017, convoca a estudiantes y egresadxs de la Maestría en Escritura Creativa de UNTREF a presentar un Proyecto de Investigación cuyo objeto de estudio sería, si se diera el caso, el material del Fondo. Escribimos, tras el llamado, un proyecto, no sin la adversidad que implica trabajar colaborativamente entre desconocidxs, atravesando proezas burocráticas varias.
Finalmente, en 2018, la Secretaría de Investigación de la Universidad nos informa que nuestro proyecto había sido aprobado. De ese modo comienza el trabajo de Palimpsestos, equipo coordinado por María y conformado, en principio, por Alfredo Luna, Gisela Galimi, Corina Dellutri y yo, con el fin de estudiar los manuscritos y abocarnos a la escritura que propicia la lectura honda. Desde el inicio, también es parte del grupo Iair Kon. quien realizaría un documental enfocado sobre los pasos de la investigación. Tiempo después se suma Lucrecia Frassetto para trabajar con el archivo y realizar collages y animaciones en stop motion. Por último, Mariana Palomino ingresa al equipo en 2020 para sumarse a la escritura crítica.
Comparto entonces mi experiencia como integrante de Palimpsestos.
Un primer acercamiento al Fondo fue tener acceso a los papeles de Susana, amarillentos, gastados, a las huellas de su máquina de escribir, al pulso de su grafía sobre la hoja, a sus tachaduras, a las acotaciones al margen.
El Fondo es un legado (y un pedido de socorro) de Susana a su amiga Ana María Barrenechea y a la amiga de su amiga, María Negroni. Es un juntadero de poemas sueltos, poemas otros: esos que no han encajado en series ni libros, esos que han quedado a mitad de camino entre lo que querían ser y lo que son. Muchos de esos poemas han viajado de un borrador a otro, algunos han quedado en algún libro con el secreto guardado de su origen, de su otro hábitat en el que también siguen latiendo. Es el caso de una de las distancias, la 13, que antes de ser parte de ese libro impresionante de ruptura fue parte de un Borrador de la serie Papyrus. El conjunto de las distancias rompe, desarma todos los preceptos de lo correcto, de lo esperable, de la armonía poética, irrumpe en los años ´80 con toda la fuerza del silencio que supo guardar antes de salir a la luz, son muchos los años entre los primeros poemas de esa serie (1967) y los últimos. Ese período de latencia es vital en la obra de Thénon y en su archivo.
El Fondo es una sucesión de pájaros, de aves migrantes, de bandadas de poemas que van de un hogar a otro porque no saben de arraigos. Porque no encuentran cómo ni dónde para permanecer. “No hay liturgia ni fuego ni exorcismo/ para detener el fracaso risible/ de los idiomas que conocemos. / La verdad es que me ahogo sin pena/ por lo menos he resistido al engaño:/ no participé de la fiesta suave, ni del aire cómplice, /ni de la noche a medias. / Muerdo todavía y aunque poco se puede ya, /mi sonrisa guarda un amor que asustaría a dios”, dice Thénon en Habitante de la nada, a sus tempranos 22 años, sintetizando la sustancia de su escritura. Entonces, los poemas inéditos, en su clandestinidad, avanzan, sobrevuelan, avizoran lo posible y exhiben a su modo que, en definitiva, todo texto es solo una posibilidad. Toda pertenencia es pasajera.
El Fondo habla de un orden o, mejor, de las marginalidades que esconde todo orden. De todo aquello que ha quedado bajo las sombras: los lectores no han sabido de sus versos hasta la publicación de Paraíso de nadie en abril de 2022.
Palimpsestos inicia su trabajo en 2018, se acerca a estos papeles con cuidado. Busca todo lo escrito hasta el momento por y sobre Susana Thénon. Recorre marcos teóricos. Lee entre las aves migrantes dos textos que parecen tener más cuerpo que otras series, quiero decir, que, desde nuestra conformación como grupo, encontramos dos textos que nos parecieron instancias más avanzadas en su dimensión de borradores. Esos dos escritos logran cierta quietud, son casi una obra. Y en el “casi” estriban la apertura y la noción de potencialidad, la riqueza del intermezzo. “En el texto hay un infinito de imponderables” dice Élida Lois, y recomienda “no sobreponderar el texto final”, que es una instancia tan importante como las otras, “hay que valorar el proceso más que el producto”. Entonces, volviendo al Fondo y a lo que se nos figuraba como su novedad, la dupla está compuesta por dos textos bien distintos:
La transgresión o la guerra de las criaturas y Papyrus. Sobre ellos hemos trabajado hondamente. Son dos textos que dicen lo que dicen, y aún más, y otra cosa (Pizarnik).
La guerra de las criaturas es un relato sobre la posibilidad de huir, sobre la búsqueda de una vida nueva, sobre creer en la lucha, sobre la posibilidad de ver las jaulas del mundo en que vivimos para, denodadamente, alejárnosles. Es un texto imprescindible. Leerlo ilumina todo lo que sigue (la tesis de Gisela es que La transgresión precede y, de algún modo, procrea el cisma de Ova). Allí están las voces de la rebeldía, la luminiscencia de un viaje hacia el derecho de ser quien se quiere ser.
Papyrus es la cripta hecha canto, poemario, versión. Papyrus es multiplicidad: como si en la quietud no se pudiera ser, la serie aparece en el Fondo Thénon con dos versiones que poco tienen en común. Papyrus es cambio. Es la entraña de una escritura que busca. A las versiones en nuestro Archivo, se suma, en 2021, una cinta de cassette que María Negroni recupera en la Universidad de Tulsa, al encontrarse con un Archivo-otro, donación de Renata Treitel, traductora de distancias al inglés, con quien Thénon mantuvo un intercambio acaudalado para que la traducción de su cuarto poemario ocurriese.
Salvo esos dos textos, el resto puede traducirse en fragmentos, retazos, aluvión poético, oleada rítmica que va y viene. Poemas que buscan su espacio en la obra para renacer.
Entre migrar y migrar un poema de una de las versiones de Papyrus pasa a ser, como ya mencioné, una distancia, la 13: “amparo desamparada/amparo nictálope/delicada combustible”. En ambas series el poema funciona, y, pertenecer a dos contextos le brinda el atributo de la duplicidad: si en Papyrus (borrador completo) puede leerse como parte de una biografía encriptada, en distancias es un fotograma más de las ruinas que configuran los destrozos del mundo en derredor. Otro poema, “Cabeza de Safo”, fechado en 1969 y publicado en la revista Diálogos de México, pasa a la serie Amores planetarios, [también preservada en la cinta de Tulsa en la que aparece la tercera versión de Papyrus]. Un cassette guardó intactos estos 21 poemas intergalácticos y deseantes en la voz de Thénon: listos para escalar al presente y ser parte del Paraíso sin dueño, espacio de libertades para el movimiento y acaso la improvisación o la reordenación del mundo, en este caso, de un orbe textual como escritura en formación. Ese parece ser el mensaje de Thénon, la diáspora, una escisión afectiva, el reparto de su escritura entre Buenos Aires y los Estados Unidos, entre su crítica literaria y su traductora al inglés. Según manifiesta Paola Cortés Rocca en su hermoso ensayo Rueda de mujeres (2013, Cuadernos Lírico, 9), la práctica estética de Thénon juega con “la circulación lúdica de dones y préstamos”, de intercambios, entre disciplinas y lenguajes, pero también, en una rueda de mujeres, alrededor de alianzas con Barrenechea, Treitel y Scaccheri. Esa rueda sigue su andar sororo, pienso: con María Negroni (editora de las 3 antologías que reúnen la obra de Susana), Mariana Di Ció y Victoria Alcala (cuyas tesis de grado, 2006, y doctorado, 2021, respectivamente, anclan en la obra de Thénon) y las Palimpsestas, rebautizadas así por Alfredo Luna, quienes venimos abordando los matices de sus textos de luces y sombra desde 2018.
El Fondo Thénon es un tesoro que la poeta confía a un par de amigas que vieron a tiempo el valor de su escritura. Del Fondo nace, en 2022, Paraíso de nadie, una víscera a desentramar, la trastienda de las devociones de su autora, un conjunto de pretextos al alcance de la comunidad lectora que podrá enfocarse con ojos nuevos sobre el cuerpo textual de los libros que hasta 2001 (año en que Barrenechea y Negroni editan el primer tomo de La morada imposible) conformaron la obra édita de la poeta. Mirar con detenimiento ese interior, sumergirnos en su entraña podrá decirnos sobre la superficie más que la superficie misma. He ahí el valor del edén sombrío que es esta reciente antología sobre la que aún hay mucho por decir. La colección es un asilo inmaterial habitado por una seria e reiterada, punzante preocupación por los ejes que aquejan a la voz: el orden social, sus insistencias sobre los cuerpos y las subjetividades. Paraíso de nadie es la transcripción íntegra de todo lo que del Fondo Thénon no había sido publicado en los dos tomos de La morada imposible (en 2001 y 2004, respectivamente), más algunos bonus track que se nos aparecieron en el transcurso de la investigación: la serie ya mencionada Amores planetarios, un texto escrito entre Thénon y Pizarnik dedicado a Barrenechea que localizamos gracias a la lectura de la tesis de Mariana Di Ció, y las Notas sobre poesía que aparecen en un texto crítico de Barrenechea. Los 3 nos parecieron indispensables para acompañar al Fondo, y para quedarnos con la idea de que podemos seguir buscando, con la idea de que el Fondo es una parte de una totalidad en diáspora. De hecho, hay un poemario o serie perdida Himnos al idiota cuyo hallazgo aún añoramos, una colección de cientos de fotos originales que se acaban de repartir entre dos compradores y acaso más producciones que ni siquiera imaginamos.
Es vastísimo lo que el recorrido por el Fondo nos deja. Su interioridad está llena de tramas secretas. Hay en ella un alerta sobre sus afueras, pequeñas inscripciones que abrigan futuros hallazgos.
Como un cuerpo en llamas como la lumbre
como una oración bordada en un tapiz con férrea creencia en el lenguaje, sus fuerzas simbólicas siguen pujando hacia el después, balbucean:
Queda tanto por desentrañar.
*Por decisión de la autora, este artículo contiene lenguaje inclusivo.