Imagen Fractura La memoria como una poética, sobre Stařenka de Natalia Leiderman 23 Febrero 2020 Por Boris Katunaric Hablar de memoria en Argentina tiene demasiadas connotaciones políticas, sin dudas nuestra literatura, o gran parte de ella (la buena), no se gesta a partir de una tabula rasa, aséptica y estéril. Utilizar la memoria, ejercitarla, es un hecho político, por eso nos preocupa tanto el registro, que la imagen y las palabras que queden en el tiempo es una tarea. “Natalia es fotógrafa. Observa, apunta, encuadra, dispara” dice Gabby De Chicco en el prólogo de Stařenka, el segundo libro de la autora, y tras ese disparo no hay muerte sino registro. La abuela de Leiderman es la protagonista de este poemario destinado a ejercitar la memoria de todas las formas posibles, tal vez sea un recuento o una serie de ejemplos de cómo recordamos. Pero ¿Qué recordamos cuando recordamos? ¿Cuántas maneras hay de recordar? ¿A través de qué mecanismos se acciona el recuerdo? ¿Por qué recordamos unas cosas y no otras de las personas o vivencias? Nietzsche, en su Segunda consideración intempestiva habla de la necesidad del olvido dentro de la historia, es una aparente posición opuesta a la de la memoria constante, pero en realidad son un poco sinónimos, porque cuando elegimos la memoria elegimos un recorte, hacemos una selección con los papelitos sucios en la mesa de luz del cerebro, y este recorte lo que crea es, por ende, ficción. Pero en Stařenka no sólo está la imagen como recurso visual de la memoria, sino que todos los sentidos van desarrollando una trama o unas secuencias de recuerdos lentos, el ruido difuso de un poema, al decir de Natalia. “cuando deshago la yema del huevo en la boca me imagino que estoy comiendo su piel” Pero de todas las formas de recordar que hay en este poemario la que más llama la atención, por su sutileza o porque la fuerza de la memoria reside en ese momento de iluminación, es en donde los recuerdos van hacia atrás. ahora empiezo a acordarme 1 tengo doce años me escapé de la escuela voy a tu casa porque queda cerca y me acuesto en el sillón entre luces y sombras me despierto estás dada vuelta luchando por ponerte un corpiño de encaje negro la sensualidad de la prenda y tu dificultad enorme para ponértela hay algo que me hipnotiza en esa combinación. 2 tengo seis años juego en el jardín de tu casa lleno baldes de agua helada y me los tiro encima después, me preparás un baño caliente me gusta tanto esta secuencia que la repetimos me entreno, aprendo a ser intensa a soportar el frío así después se siente más fuerte el amor. 3 tengo cuatro años abrazo a la perra Fabiola abrazo a la perra Fabiola no sé dónde te fuiste el abuelo tampoco está -el abuelo? nunca le dije abuelo- el señor, se fue de repente y saliste a buscarlo la abrazo: es algo áspera grumosa, está embarrada pero es buena, se queda. Estos tres poemas marcan una vuelta, como viaje a la semilla, un retorno a esos momentos sagrados de la infancia, cada vez más niña, la poeta desciende a los confines de la memoria en busca del núcleo del recuerdo. No quiero dejar de remarcar ciertos pasajes en donde esta relación filial, abuela/nieta puedo tornarse divertida, porque el humor sacude fantasmas, desolemniza los perfumes que quedaron de tempestades pasadas. “la forma en que abre la boca como un pez, así exactamente, y la lengua apenas fuera en gesto de urgencia, la forma en que deja por unos segundos la boca abierta Y en la demora, yo pienso que es mogólica” Algunos poemas de Stařenka de Natalia Leiderman soy parte de la conspiración que la obliga a bañarse a comer a cambiarse la ropa, soy parte de las ásperas manos que la cuidan a veces me pongo furiosa porque no pudieron convencerla para que salga de la cama después me acuerdo que el verbo salir presupone un territorio del otro lado pero qué jardín qué patio qué campo abierto qué cielo puede haber ahí para ella. a veces hay rastros de magia la abuela hoy duerme como un animal plácido elongado, y cuando busca algo en la heladera algo que está muy abajo y al fondo y tiene que agacharse, me sorprenden su destreza sus piernas de catorce años cuando come chocolate, juega con el tesoro lento en la boca y la lengua y los ojos le refulgen teje sin parar, como una autómata, sus manos moviéndose como dos adolescentes desveladas, me pregunto si así como seguirá creciendo su barba seguirán tejiendo sus manos después de muerta. ante todo no te culpo pero por qué entregarte sin vértigo al deseo ajeno dejar tu trabajo y entregarte a los hijos dejar alemán porque aprendías rápido y él no lo soportaba aceptar en silencio, blanca una amante un hijo de otra otra amante seguir seguir como si nada tiemblo qué cosas estaré soportando yo ahora opacadas bajo el trabajo milimétrico de la costumbre qué fuerza ejerce sobre mí el hombre que amo, para volverme más inútil sin saberlo y qué fuerza ejerceré yo, sobre quién hasta aplastarlo no te culpo yo tampoco he sabido rebelarme. a veces la rebelión consiste en corromper tu tejido regalándote lanas de otros colores no hay rosa ni celeste ni blanco, sabés? abro el espectro, imagino otros sueños posibles para nosotras: violeta naranja azul eléctrico. tu vestido de novia me llega revuelto por un animal antiguo ahora es mío me marca las tetas la cintura y después cae es la captura de nieve cayendo cayendo en una cápsula polar estuve todo el día mirándome enamorada al espejo también miré tus fotos estabas raquítica y adolescente y el vestido era un trapo en el que te encorvabas pasaste vos también los dedos por el tul? imaginaste nieve? cristales? crema porosa y tensa? te miraste al espejo? te gustaste? querías? me imaginaba ya que las cosas que me dabas no eran regalos sencillos y que este vestido me daría insomnio trabajo el encaje huele a tierra a sudor a mínimo perfume y no sé cuál de esas cosas me pertenece. libro posía natalia leiderman poemas Stařenka caleta olivia Imagen Imagen Más leídas Imagen Walter Correa: "Esperemos que el PJ nacional convoque al movimiento obrero" Imagen César Milani: "Este año fue catastrófico para las fuerzas armadas" Imagen Katopodis: "El peronismo no está condenado a volver, va a volver si hace las cosas bien" Fractura Imagen Teosofía en las pampas: el rescate de la poesía de Salvadora Medina Onrubia Imagen “Tres lagunas”, de Juan Machado, o la polifonía como constructo político Imagen Cecilia Romana: “Decidir escribir a pesar de todo es fundarse a sí mismo” Imagen “’Ni es cielo ni es azul’ es una novela compleja, como una zamba: el hombre y la mujer se buscan y se huyen a la vez” Imagen Imagen Imagen Imagen Imagen Relacionadas Imagen Macri avisa: privatizaciones, despidos masivos y reforma laboral Imagen Editorial Equidistancias: escritores en tierra de nadie Imagen Treinta mil veces te quiero, la nueva novela de Emiliano Guido Imagen Marcelo Pocavida: historias de la maldita Buenos Aires