Raly Haurat: “No hay estado mejor, para escribir o para el arte, que el presente del enamoramiento”
Primavera en La Feliz, en noviembre se respira la calma previa a la afluencia de los turistas del verano. El periodista y escritor Raly Haurat nos cita en el Torreón del Monje, el edificio histórico de la ciudad de Mar del Plata que funciona como café y centro cultural. La llovizna y la vista del mar desde los ventanales dan el clima ideal para la entrevista.
Haurat es un apasionado de la radio y como tal es un exquisito conversador, la charla fluye en torno a su tercer libro, la novela “Las cartas que no te dije” que ya va por su segunda edición en El Bien del Sauce
La tapa del libro con un buzón y en letra cursiva da pistas sobre el rescate de lo epistolar, que es uno de los géneros que aborda la novela. “Estamos plagados de tecnología, los pibes ya no tienen caligrafía. Hay algo de música en el trazo en el papel, hay muchas cosas que las escribí a mano y con bronca, y eso no te lo permite diferenciar el teclado como sí lo hace la lapicera en el papel”, dispara Raly.
Las cartas que no te dije transcurre entre psicoanálisis, redes y chats. Es una mirada potente sobre los vínculos amorosos actuales; seduce con un ritmo sostenido y se lee de manera fluida, con una prosa sencilla, un argumento bien dosificado con historias de amor y desamor, pinceladas de humor, la presencia de los barrios del sur de la ciudad de Buenos Aires y un toque futbolero, resabio de la adolescencia del escritor como jugador en Deportivo Riestra.
AGENCIA PACO URONDO: Tus dos primeros libros fueron de cuentos, ¿cómo y cuándo se gestó tu primera novela Las cartas que no te dije?
Raly Haurat: En el 2020, en pandemia, había escrito un cuento largo y se lo mostré a gente con quien siempre comparto las lecturas. La devolución en común fue que tenía paño para algo más por el planteo y los personajes.
Había escuchado a Ana María Shua en esto de escribir sobre los personajes y no volcarlo en el relato, para no subestimar al lector. Entonces me empiezo a juntar con Camilo Sánchez a corregir cuestiones de conceptos del libro, como el vocabulario del analista. Y a partir de esa devolución apareció el capítulo 2 y en marzo de 2020 empecé a estructurar lo que podía ser una novela. Me siento más cuentista que novelista pero esto dejémoslo para discutir después el tema de los géneros (risas).
APU: En la novela vemos distintos formatos de escritura, los diálogos de las sesiones de terapia, los chats, los whatsapp, las cartas por mail. ¿Cómo trabajaste estos textos para que no pierda fluidez la narración?
R.H.: Es cierto, en el capítulo 3 por ejemplo aparece el género epistolar. Me armé un Excel para trabajar los textos y por el tema de la fluidez los leía mucho en voz alta para encontrar el tono. Hay una voz femenina y jugué con esto de la oralidad, la teatralidad, porque no quería hacer un personaje travestido, que fuera “como si”. La radio me dio esa posibilidad ya que leo textos allí.
APU: La voz del personaje de Amparo está muy bien lograda y el lector puede llegar a pensar que copiaste esas cartas.
R.H.: Sí, es la mujer empoderada. Está lo femenino, la cuestión del hacer, porque Amparo viene sola de España a la Argentina a trabajar como periodista, con todo lo que eso implica. Busqué que sea una española no de Almodóvar, no demodé, busqué un lenguaje coloquial actual. Hablaba con amigos que viven en Barcelona y uno que vive en Madrid me mandaba el argot, para ver cómo hablan en realidad, no quería que sea una caricatura de una española.
APU: Abrís y cerrás el libro relatando sesiones de terapia. Veo algo de Borges en esas escenas y también algo de Dolina en los capítulos que se refieren a los barrios y a la amistad. ¿Cuáles son tus influencias literarias?
R.H.: Bueno, nombraste dos escritores que a mí me marcaron. De adolescente llegó a mis manos Las crónicas del Ángel Gris, de Alejandro Dolina, con otros escritores como Horacio Quiroga con Cuentos de la selva. Me crié en la ciudad y me costaba ficcionar con el campo o el río como escenarios. La amistad en mi adolescencia fue vital, eran más familia que mi familia, entonces me identifiqué inmediatamente con esas preguntas.
Y después tenía todo el prejuicio del militante peronista en relación a Borges hasta que llegué al Libro de arena, el más accesible si se quiere de sus libros y a partir de “Ulrica” me dije: “Ah, ¡entonces Borges se enamora, puede ser amoroso! (risas). Me identifiqué muchísimo con ese cuento porque dije, un hombre tan del pensamiento, tan sesudo, se relaja y está en estado de presente. Entonces pude empardar a esos dos escritores en el sentido en que no hay estado mejor, al menos para escribir, para el arte, que es el estado del presente del enamoramiento, no hay pasado, no hay futuro.
APU: Está bueno verlo desde las dos perspectivas, el amor en Borges y el amor en el Negro Dolina…
R.H.: Sí, porque Dolina es el amor de los treinta largos, llega a nuestras vidas con cuarenta y pico cuando nosotros teníamos 18 o 20 años, pero que nos hablaba a nosotros. Y Borges parece ser un hombre que siempre tuvo 86, parece que “El Aleph” lo escribió también a esa edad, porque tenemos esa imagen del anciano que piensa. Sin embargo si bien Piglia dice que pierde su potencia narrativa a partir de la ceguera, yo creo que a partir del dictado de esos cuentos aparece el alma de Borges. “El Aleph” es como un “acá despliego todo lo que puedo hacer", mi great hit ” (risas).
APU: Le das mucha importancia en la novela a la traición en la amistad. Para Mauro, el protagonista, duele más la posible traición de su amigo que el desamor de pareja.
R.H.: Sí, coincido. Daría la sensación que ese desamor podría en algún momento curarse porque puede aparecer un nuevo amor. Uno se enamora una sola vez de distintas personas, dice Gabriel Rolón. Pero la amistad es conocer todo del otro, un amigo es alguien con quien te desnudaste en todo sentido. Hay algo en el amor de pareja en donde uno está cuidándose para no ser herido; con un amigo bajás todas las defensas. Encima fijate que no hay certeza de esa traición, el libro se está preguntando todo el tiempo si existió o no.
APU: Sí, hay en la narración distintas miradas de una misma escena, trae más preguntas que respuestas.
R.H.: Claro, una escena que duró tal vez 20 minutos trae un montón de conjeturas, estamos hablando de un personaje paranoico. Nosotros hacemos periodismo, estamos como en estado de afirmación, tenemos que decir dónde, cuándo, cómo sucedió la noticia. Me parece que la literatura nos da la posibilidad, a diferencia del periodismo, de estar más en estado de incertidumbre que de certeza. Hay muchas preguntas en el libro y me parece que cuando uno escribe cae en la tentación de sentir que va a tirar una posta, ve un tuit y dice “Mirá qué loco esto, si lo meto dentro de un párrafo va a quedar como que soy un crack” (risas).
Traté de no dar pensamientos en voz alta que pongan a Mauro como un alter ego, él está lleno de dudas, tiene muchas miserias, claroscuros, es irresponsable, no sigue los mandatos, es un poco el pibe de 16 que todos quisimos ser. Pasa que ya está llegando a los 40, entonces ¿qué pasa con eso?
APU: En la novela hay reflexiones de Mauro sobre la tecnología y las relaciones amorosas, como las apps de citas, el “ghosteo”, el “stalkeo”. ¿Tuviste que investigar sobre esto?
R.H.: Había leído el ensayo “Amor líquido”, de Zygmunt Bauman que me ayudó un montón. Por otro lado experiencias, yo trabajé en el Congreso con chicos mucho más jóvenes que ya en 2013 tenían el Tinder o el Happn y me contaban sus experiencias. Cuando abro Facebook en 2008 surgen los reencuentros, un acceso rápido para encontrarte con la vida del otro pero insustancioso en un punto. Y los efectos fueron tremendos, más parecidos a las drogas que a las relaciones humanas. El “ghosteo” me parece violento, la consecuencia es el bajón.
APU: Al personaje de Mauro lo veo muy rico, también como el antihéroe, no es el héroe colectivo, pasa sus peripecias, tiene sus caídas y se reinventa. Siento que da para más, me quedé con ganas de que le pasaran más cosas. ¿Pensaste en seguir trabajando sobre este personaje en otras novelas?
R.H.: Con esa idea del antihéroe había leído algo de Julián Kartun que decía que los actores o actrices que más le gustaban eran aquellos que desacertaban que los que acertaban. Y lo relacionaba con la arquería; hay una técnica que por cómo tira el tipo sabés si es talentoso o no más allá de que acierte o no, creo que eso se llama Hamartia. Mauro tiene la característica más por lo que falla que por lo que acierta. Y me acordaba de algo que había escrito Juan José Becerra acerca del escritor en tanto todopoderoso, que puede darle las características que quiera al personaje: matarlos, revivirlos. Me sentí como un titiritero en el sentido de ponerle a Mauro las características que quisiera y dije no, quiero que me resulte atractivo de escribir, que tenga grises, que tenga claroscuros. Incluso cuando Mauro habla por primera vez con Amparo está cagado en las patas, y me pareció que eso era lo interesante. Esa cosa de cómo se relaciona con la mujer en el final de su vida, las inseguridades.
Ahora estoy escribiendo sobre la historia de una mujer paraguaya, mi vieja, criada en una clase media alta de Asunción, familia de la curia. Mi abuelo era veterano de la guerra de Bolivia con Paraguay. Estoy contando con esa voz de una mujer de la década del 50, desgrabando lo que mis tíos me van contando, tal vez lleve 3 o 4 años. Y por ahí en el medio puedo pensar en algún relato pero no estoy apurado por publicar. Y está bueno lo que decís de Mauro, tal vez en algún momento lo retome, un Mauro de 50 años o una precuela.
Biografía
Raly Haurat (Mar del Plata, 1976) es periodista y escritor. Participó en la antología de relatos Seis cuentos rioplatenses (2015). Publicó Relatos porteños con vista al mar (2016) y Al blues no se llega por felicidad (2017), todos por Textos Intrusos. También ha escrito prólogos, textos literarios, reseñas y entrevistas en diversos medios culturales como La Maga, la revista Rolling Stone y Agencia Paco Urondo. Conduce Faltaba más en LU9 Radio Mar del Plata.
Talleres de escritura
Se encuentra abierta la inscripción para los talleres de escritura intensivos de verano que comenzarán el martes 16 de enero a las 19 h y que estarán a cargo del periodista y escritor Raly Haurat. La duración del taller será de ocho clases presenciales, en las que se impartirán ejercicios de narrativa y propuestas grupales extras, de manera online. Las personas interesadas tendrán que ponerse en contacto con el docente, al mail raulhaurat@gmail.com