Aumento en el número de femicidios: el patriarcado produce inseguridad
Por Redacción APU
Según un informe publicado por la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), en 2016 hubo 322 femicidios, de los cuales el 87% fueron cometidos por hombres de su círculo íntimo; un 66% de las víctimas fueron asesinadas por parejas o ex parejas.
Además, el informe expone que un 52% de los asesinatos fueron cometidos en la casa de las víctimas. Con los números de 2016, podría decirse que hay casi un femicidio por día en la Argentina. Hasta mediados de febrero de 2017, los femicidios llegaron a 57, es decir, más de una mujer asesinada por día.
Estas estadísticas no sólo visibilizan la forma más extrema en la que se expresa la violencia machista, sino también demuestran la inseguridad que vivimos las mujeres, trans, travestis, por el hecho de vivir en una sociedad patriarcal. Matan a una mujer por día en la Argentina y no se habla de que estamos inseguras.
Cada año, especialmente en un año electoral, los medios de comunicación se hacen eco del pedido de mayor seguridad. Discusión aparte será cómo se logra la solución de este reclamo legítimo. Sin embargo, lo que está claro es que más policía en las calles no soluciona la inseguridad que vivimos dentro de nuestras propias casas, la inseguridad que tenemos por el hecho de formar parte de una sociedad patriarcal que sigue buscando explicaciones a las violaciones mirando la forma en que nos vestimos. Inseguridad es la que tenemos al salir a la calle y pensar que existe la posibilidad de no volver. Inseguridad es, más aún, no estar seguras en nuestras casas.
En Argentina, 9 de cada 10 mujeres hacen las labores domésticas, trabajen además fuera del hogar o no, mientras que 4 de cada 10 varones no hacen absolutamente nada. En los años 60, solo 2 de cada 10 mujeres trabajaba fuera del hogar. Hoy son casi 7 de cada 10. Las millennials que entraron a la fuerza de trabajo en la última década, lo hicieron con más y mejor educación que sus madres y abuelas. Solo el 4% de las empresas a nivel mundial tienen CEOS mujeres y ellas tienen más probabilidades de ser señaladas como responsables de la crisis de las compañías. Datos, datos y más datos que dan cuenta de que, se mire por donde se mire, la brecha entre varones y mujeres está lejos de haberse cerrado.
No basta con un botón antipánico mientras seguimos ganando un 30% menos por el mismo trabajo. No sirve solamente una comisaría para la mujer si no existe perspectiva de género en quienes las atienden. No sirve que el Gobierno diga “ni una menos”, mientras recorta el presupuesto para luchar contra la violencia machista. No es suficiente hablar de femicidio si seguís preguntando qué tenía puesto. El Estado es responsable y, mientras no haya políticas públicas que busquen cambiar la desigualdad económica, social y cultural en la que vivimos, vamos a seguir inseguras.
Las mujeres estamos inseguras dentro de casa, afuera, en la calle, en lugares públicos. Las mujeres reclamamos seguridad, las mujeres nos movilizamos para tener decisión sobre nuestros cuerpos. Las mujeres no dejamos de gritar, porque la policía es muy efectiva metiéndonos presas después de una marcha, pero muy poco ágil para recibir y actuar ante nuestras denuncias. Las mujeres, trans, travestis, luchamos para estar seguras, libres y sin miedo. Por todo eso, nos paramos, tomamos las calles, gritamos y no dejamos de gritar.