“En política la mujer tiene que demostrar lo que al hombre se le da por hecho”
Por María Soledad Allende
La fundadora e integrante de la Mesa Directiva Regional La Plata-Berisso y Ensenada de la Juventud Sindical de la CGT y ex abogada laboralista de la cooperativa de habló de las estrategias por la incorporación de las mujeres a la vida sindical y su obligado correlato, la despatriarcalización de los sindicatos.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Se considera feminista? ¿De qué modo?
Silvina Negrete: Creo que cuando uno adhiere o se siente identificado con una política, con una filosofía, una cosmovisión de un proyecto político, económico y cultural; lo tiene que pensar integralmente. La lucha del movimiento de mujeres no debe pensarse de forma aislada, debe pensarse integrada a la lucha en contra de un sistema de explotación, que es el sistema capitalista, en sus más diversos desarrollos. Porque esas condiciones macro determinan algunas cosas, estadios de la lucha del movimiento de mujeres.
Me considero feminista, no adhiero a ninguna teoría en particular del feminismo, en términos teóricos digo. Entiendo que soy feminista porque la cultura que se desarrolla en el sistema capitalista, fomenta el patriarcado cultural y fomenta la desigualdad.
APU: ¿Cómo entiende la problemática de género en su sector?
SN: En el tema sindical es muy notoria la desigualdad. Primero, porque la militancia sindical en su 90% está desarrollada por hombres en sus ámbitos de conducción. No tiene que ver con que no haya mujeres militantes; lo que pasa es que, generalmente, no ocupan lugares de dirección política de sus organizaciones. Y la experiencia indica que esto pasa en un montón de organizaciones sociales, políticas, salvo algunas excepciones. En este último tiempo se profundizaron algunas discusiones, y toda esta lucha que el movimiento de mujeres impulsó, a partir de realidades y coyunturas particulares, permitieron un avance y un crecimiento para las mujeres. Venimos de sindicatos donde no había baño de mujeres porque no hay mujeres en el sindicato.
Tenemos una Mesa de Dirección Política en la Juventud Sindical Regional, que somos 8 compañeros. Yo estoy en esa mesa de discusión, pero he tenido que ganarme ese lugar, con el doble de esfuerzo capaz que otro compañero que está ahí. Pero ¿Por qué? Porque yo entiendo que en política la mujer tiene que demostrar lo que al hombre se le da por hecho. Entonces las mujeres tenemos que demostrar que tenemos una recontra formación política, que tenemos una recontra actitud para bancarnos las situaciones y que, además, podemos desarrollar un compromiso, dejando de lado un montón de cuestiones personales. Muchas veces para ser escuchada hay que pegar cuatro gritos. Hablar para las mujeres ya de por sí es más difícil, y formar opinión también, porque la adhesión a lo que está diciendo un hombre es más fácil que a lo que está diciendo una compañera. Porque siempre se entiende que las mujeres tienen limitaciones para el ejercicio de la conducción política.
APU: ¿Como cuáles limitaciones?
SN: Por ejemplo, en el sindicalismo se entiende que la mujer puede ser menos estricta, o muy sensible;o porque tiene familia, o porque tiene pareja, o porque no se puede juntar de noche. Es banal el argumento en realidad. También hay un imaginario social que las mujeres en las organizaciones somos problemáticas. Cuando uno milita mucho lo más probable es que genere vínculos de otra índole con sus compañeros, de amistad, de amor, de lo que sea. Cuando hay ruptura de eso lo más probable es que la mujer siempre sea la responsable.
Lo he visto, por ejemplo, cuando ha habido maltrato, que los compañeros han echado la culpa a la compañera. Y, no interiorizados en lo que pasó, salen en defensa del compañero porque es un destacado de la organización ¿Y qué hacemos con eso, valoramos las virtudes del destacado de la organización, o tomamos medidas para que el compañero deje de maltratar a su compañera? Yo en la formación política, soy recurrente en eso. No creo que una mala persona pueda ser un buen político, no es coherente.
APU: Esos espacios de la mujer ¿son estratégicos?
SN: Son estratégicos, si uno los desarrolla son importantes, pero el tema es ¿Por qué nos reducen al desarrollo de esas dos secretarías? Yo creo que las discusiones y los debates de género tienen que ser con los compañeros porque si no, no modificamos más la cultura patriarcal. Una actividad de género es una actividad más de la política, salvo cuando se habla de violencia porque por ahí las compañeras se abren más cuando no hay presencia de compañeros.
APU: ¿Qué resultados vienen teniendo esas políticas de género en el sindicato?
SN: Muy buenos. Tenemos poca participación de las compañeras porque nos cuesta reclutarlas al ritmo de la militancia. Las mujeres, en el compromiso de la vida política somos bastante incomprendidas. Sé que generalmente las direcciones políticas ponen trabas para el acceso de la mujer. Y, a veces también pasa que las compañeras no se creen en condiciones de poder estar en lugares de conducción.
APU: ¿Qué se hace para que las mujeres ocupen más lugares de poder? Además de los cupos: ¿Se lee ocurre otra cosa?
SN: Defiendo el cupo desde el punto de vista de que si no está el cupo no nos ponen. Ahora, lo que no podemos es acotarnos al cupo, porque muchas veces se ha desvirtuado eso también. Lamentablemente, tiene que ver con vicios de la política en términos más generales. No me gusta la idea de los cupos para poner mujeres fieles al que encabeza, o al armador de la lista, yo creo que eso daña la política, muchísimo.
Creo que las organizaciones, si quieren tener una política de género, tienen que tener, también, criterios y principios,para ver cómo van a resolver el problema cuando lo tienen adentro de la organización. Porque te puedo asegurar que cualquier organización algún problema de género tiene. O de discriminación de la sexualidad, o de maltrato, o de lo que sea.
APU: Existen momentos de avance y momentos de repliegue en la conquista de derechos en general y de las mujeres en particular. ¿Cómo relaciona esto con el movimiento de mujeres?
SN: En nuestro país y en América Latina, lo sectores del campo nacional y popular volvimos a perder terreno en un montón de reivindicaciones. Creo que desde que en América Latina hace un retroceso el neoliberalismo, avanzan los sectores populares, y ahí crece la conciencia sobre diversos temas. Entre estos, se visibilizan temas sociales y culturales; en este caso, la cuestión de género. Cuando pierden los sectores populares, avanza el neoliberalismo, y va a haber pérdida de derechos y de conquistas.
El gobierno actual asumió con el voto de los pobres y los trabajadores aunque nos cueste decirlo, pero creo que es así, porque no hay manera si no de que haya ganado, y eso va a hacer que se repitan historias con todas las que habíamos avanzado. Porque estamos discutiendo nuevamente los derechos humanos, los convenios colectivos de trabajo, que los suspendió la dictadura, lo suspendió el alfonsinismo, el menemismo, y en el movimiento de mujeres nos pasa lo mismo.
APU: ¿Cuál es el desafío para esta etapa?
SN: Tenemos que lograr que la perspectiva de género sea parte inescindible del discurso político, de todos los días, de la construcción política, de la formación militante. Nosotros lo discutimos con unos compañeros, porque hablábamos de que es lo principal en esta etapa, digamos, en las cuestiones laborales. Los compañeros decían que va a estar difícil discutir las cuestiones de género, porque nos están acorralando en la discusión de que negociemos puestos de trabajo. Eso, para mí es un error. Todos los avances que nosotros tenemos en materia de derechos laborales son principales: que las licencias por la violencia de género se incorporen a los convenios colectivos, aumentar las licencias por maternidad y paternidad para que el cuidado sea de los dos o reconocer el matrimonio igualitario en las licencias.
APU: ¿Qué piensa del paro de mujeres y el #Niunamenos?
SN: Me parece que está buenísimo. En la actual situación del campo popular y de los sectores trabajadores, necesitamos que aumenten los niveles de conciencia sobre la igualdad entre hombres y mujeres porque no nos podemos dar el lujo de tener esos problemas. También pienso, que las batallas culturales son de largo plazo, que hay que ser paciente y que lo que necesitamos es que las organizaciones, que son formadoras de conciencia política, de conciencia social, que dan batallas por el poder, tienen que tener perspectiva de género.
APU: ¿Le parece que es un problema general de la política, o le parece que hay una resistencia particular en el arco nacional y popular para incorporar la perspectiva de género?
SN: Pienso que es en términos generales pero que, posiblemente, en el desarrollo doctrinario, filosófico político se necesite profundizar más en el tema. También porque a nosotros lo que nos pasó en nuestra historia es que lo que significó la dictadura militar y lo que se llevó en términos de los cuadros de la dirigencia política, de la participación y todo eso. Esa falta generacional que existe en nuestra historia, y que no pudieron hacer ese traspasamiento más natural y ordenado de esa generación a ésta generación. Posiblemente puede ser una causa de por qué falta más formación en algunos aspectos.
Hay muchos compañeros del campo nacional y popular que están en contra del feminismo. No sé qué es estar en contra del feminismo. ¿Vos no estás a favor de que haya igualdad entre hombre y mujeres?, porque el feminismo reivindica eso que yo sepa. Después hay tendencias dentro de lo que es el feminismo, o teorías dentro de lo q es el feminismo, que vos podes estar más cerca o más lejos. Pero el feminismo es la reivindicación de la igualdad de derechos con otros pares de género, por eso yo soy feminista. No quiero matar a ningún hombre ni nada de esas cosas; al contrario, creo que se trata de que en la lucha contra el sistema, necesitamos de hombres y de mujeres.
APU: ¿Cómo relaciona el machismo con el discurso de la derecha?
SN: Creo que la derecha es machista por concepción y por pertenencia de clase, pero no creo que sea algo solamente de la derecha. Creo que dentro de los sectores populares también hay mucho de machismo, por cuestiones culturales, y que reproducimos ese machismo. Porque separamos nuestra visión política e ideológica de la cuestión de género, y ahí está el error, porque si nosotros se la hiciéramos parte de nuestra concepción política e ideológica, de nuestra doctrina, de nuestra práctica política, lo ves como parte de la misma lucha.