“Estamos asistiendo a la defensa por parte de los medios de comunicación de un violador”
Por María Belen Dileo*
El día de ayer apareció en el portal La Tribuna de Cartagena, un diario del sureste de España, una carta que habría sido escrita de puño y letra por uno de los acusados de agredir sexualmente a una joven de 18 años, y que fuera condenado por el delito de abuso sexual, y cuya sentencia será apelada por la acusación pública y la querella, que sostienen que los hechos fueron constitutivos del delito de agresión sexual -con violencia e intimidación- y no abuso sexual –sin violencia ni intimidación-. Se trata del mismo medio que días atrás publicó datos de la víctima y amenazó con hacer lo mismo con los videos que tomaron los violadores mientras vejaban a la mujer, y que fueron utilizados como pruebas durante el juicio, que se encontraban bajo secreto de sumario, y que durante diez días quedaron expuestos en las redes, debido a un "error" informático del poder judicial.
Hasta ahora, todo muy normal. Una violación grupal, a una mujer apenas mayor de edad y una sentencia que no da crédito a la falta de consentimiento de las mujeres para considerar que existió una violación.
Pero existe un movimiento organizándose de manera instantánea, en las calles, en las redes y en cuanto espacio público pudieron hacerse oír, para decir que ellas sí le creen a su compañera de género, y que sí saben que tanto aquella violación como las repercusiones de la misma, se encuentran dirigidas también en su contra. Por sororidad, y porque conocen al dedillo como opera la cultura de la violación.
Entonces, tenemos un periódico, que en el ejercicio de su derecho de expresión y defensa de unas de las costumbres pilares y más grotescas y violentas del sistema patriarcal, banaliza el hecho que es noticia, y opera una defensa de quienes ya fueron juzgados y condenados por la justicia, por el menos, el delito de abuso sexual, mientras lanza slóganes buscando provocar al movimiento mientras pasa por la trituradora de carne y de almas a la víctima de una violación, amenazando con exhibir esas imágenes en las que es vejada, una y otra vez, para volver a vejarla, una y otra vez, con cada reproducción; como si de material pornográfico se tratara y hubiera sido realizado por personas adultas y con pleno consentimiento tanto en su realización como en su distribución.
Ahora bien, también resulta problemático impacto que ha tenido esta noticia en otros medios de comunicación. Muchos medios, de mayor distribución que aquél el pseudo portal de noticias, levantaron la noticia expresando, sin tapujos, que el guardia civil de la manada "ha dado la cara", aunque por supuesto, a través de su medio amigo, que tuvo a bien colocar, al lado de la foto de lo que sería la carta por él escrita, una fotografía, en la que se observa al imputado con un porte similar al de un modelo de ropa o alguna estrella de fútbol, que para el caso y en estas latitudes, vendría a ser lo mismo.
Vale la advertencia, que esta persona, según las constancias de la sentencia, no se trata quien habría actuado como líder del grupo de violadores. En definitiva, a quien le dan voz, es el tipo blanco, con ojos celestes, y que lleva el corte de pelo de moda. Es una publicidad. El caso es que si fuera pagada a o no, estamos asistiendo a la defensa pública y explícita por parte de los medios de comunicación de por lo menos, según ha dicho -por ahora- la justicia, un abusador sexual y según creo yo todo el movimiento que salió a las calles de manera organizada y masiva, un violador.
No es el ánimo de estas líneas rebatir uno a uno los argumentos que esboza un violador para defender la impunidad de sus actos, culpando a una horda de salvajes feministas, y victimizándose al entablar un diálogo con sus congéneres apelando a que a cualquiera de ellos podría pasarles en cualquier momento, sino intentar pensar de qué sutiles maneras operan las cadenas del patriarcado cuyos eslabones estamos limando.
*Abogada feminista y trabajadora del Programa de Género y Diversidad Sexual del Ministerio Público de la Defensa de la CABA, quien se encuentra actualmente cursando la Diplomatura de Postgrado en Género e Igualdad de la Universidad Autónoma de Barcelona.