Lo que no se muestra: la cobertura mediática del paro nacional de mujeres
Por Carolina Selicki Acevedo
Los diarios de tirada nacional como La Nación titulaban días previos: “Encuentro Nacional de Mujeres: 70.000 voces buscarán hacerse oír en Rosario”; en dichas notas se decía que los hombres “no son bienvenidos en los talleres”, se detallaban los pedidos de anulación del mismo o se podían observar afiches en las calles apelando a la paz con foto del encuentro del año 2015, sin embargo ningún periodista estuvo cubriendo en la ciudad portuaria.
La información que figuraba en las notas pos-represión eran en base a fuentes de la agencia Dyn oTélam. Por su parte, Clarín iniciaba una de las notas alusivas dando cuenta de la cantidad de mujeres que convocaba la marcha pero luego se detenía en los grupos de militantes de “mujeres semidesnudas” -¿Tanto lío por un par de tetas sin corpiño o cuerpos pintados?- a favor del aborto frente a la Catedral. Luego de la feroz represión, hacia el final de la marcha titularían: “Graves incidentes durante la marcha del encuentro nacional de mujeres” y la nota hará hincapié en los grupos de izquierda que comandaron los disturbios o enfrentamientos con la policía que rodeaba la catedral. Sólo mencionaron a una de las mujeres policía heridas y ni alusión de las periodistas heridas con balazos de goma que no respetaron el protocolo. Y los ejemplos se repiten. Varias corresponsales pudimos ver cómo un grupo de infiltradas se quitaban remeras rojas y se desprendían de palos de metal en manos de dos hombres que les retiraban todo. Luego, se iban como si nada.
También cómo un patrullero intentó dar fin a las protestas avanzando a toda velocidad sobre las manifestantes y periodistas que nos encontrábamos reportando o compartiendo material. Es lamentable que un encuentro de tal magnitud sólo cobre relevancia cuando ocurre algún altercado. Mientras, sólo nos resta seguir celebrando lo que muchos grupos cantaban a toda voz: “A pesar de todo, les hicimos el encuentro… ¡Qué momento!”, y la presencia de decenas de periodistas de medios comunitarios o alternativos que ofrecieron una cobertura de primer nivel con soporte multimedia e incluso retransmitiendo en vivo para otros medios.
En primera persona
Paula marchó al lado de sus compañeras con una bandera con la leyenda: “Mujeres de Calamuchita. Hijas. Lobas. Brujas. Madres. Amantes. Docentes. Tortas y artesanas”, de entre 30 y 40 años que desde el viernes disfrutaron de las actividades y talleres. “Pude participar del Taller de Mujeres y Medios de comunicación desde la radio comunitaria El brote, única de ese tipo en Calamuchita desde hace dos años”, contó y amplió: “Es la primera vez junto a compas de la red Farco. Destacaría el debate sobre los enfoques de los medios hegemónicos y los medios populares; la mujer como trabajadora; la posibilidad de crear una agencia de noticias del ENM y desde el ámbito educativo el profundizar en la violencia de género en todos los niveles con programas actualizados”.
Por su parte, Julia (30) periodista del portal de noticias Notas.org, creado hace dos años y con enfoque de género, cubrió por primera vez el ENM. La semana previa había realizado junto a compañeras una historización de los ENM que abarcaba cómo estos se reflejaban en los medios y su relación con el contexto político. “Utilizamos el multiformato con ejes en aborto o violencia pero también cubrimos el Taller de Mujeres Canábicas y el de Mujeres Afrodescendientes con debates que llevan a repensar las políticas contra el narcotráfico”. Otra de las colegas, Inés Farina, cubrió el ENM por tercera vez desde Radio Sur (FM 88.3) de Parque Patricios donde participa del programa con enfoque de género “Graves y agudas”: “Generamos despachos cada hora y notas en la web con enfoque popular y plural”, explicó y sentenció: “Los medios hegemónicos suelen darle un mero recuadro, salvo en caso de presentarse inconvenientes”. Y respecto de la defensa de las conquistas de la Ley 26.522 aclaró que “no podemos depender sólo de fondos de fomento, necesitamos autogestión, reconocimiento, la continuidad de los espacios de formación en comunicación popular y no mil palos en la rueda”.
En cuanto a video-entrevistas y cobertura foto-periodística se destacaron, entre otros, el sitio Emergente y Matria –sección con enfoque de género del portal Orilla Sur- de la mano de Lucía Franco, en esta oportunidad junto a fotos de su compañero Fer Ressia y con su pequeño en brazos, quien asistió al Taller de trabajo sexual y destacó desde allí: “Una pared sucia no puede pesar más que una represión policial con balas de goma y graves heridos. Pero hasta ni eso merece ser tapa, hasta para nuestra sociedad es más importante un montón de hombres haciendo asados en el Obelisco”.
Segunda jornada histórica
El miércoles 19 de octubre desde las 16 horas se convocaron distintos colectivos de mujeres tras la convocatoria de reuniones en asamblea del colectivo Ni una menos para realizar clases públicas de Educación Sexual Integral (ESI), montar una cancha desde Fútbol militante, performances de danza y teatro y hasta una acción poética denominada “Perras”. La lluvia imposibilitó gran parte de estas actividades, incluida la radio abierta desde el Obelisco que re-transmitiría desde la Red de Mujeres de AMARC con enlace a FM De la Azotea de Mar del Plata, la cual tuvo móviles en todo el país. Nada detuvo la cobertura colaborativa audiovisual o gráfica y la réplica en medios de Latinoamérica y del exterior como la colega de Notas.org.ar, Julia De Titto, quien expuso horas antes de la jornada en CNN en español sobre los feminicidios en Argentina y cómo comunicar sin recaer en el morbo, con especial atención al lenguaje como constructor de sentido.
Bajo la lluvia incesante, la marea negra avanzó convocando no sólo a mujeres en sus diversas feminidades sino también a hombres que decidieron acompañar y sumarse al reclamo, respetando que llevásemos la delantera con banderas, pintadas o carteles y paraguas de todos los colores en mano. Se destacaron, en mitad de la marcha, Las Rojas, con una bandera que decía: “Ni una muerta más. Ni una presa más. Aborto legal en el hospital. El gobierno es responsable”. Detrás varios frentes de Izquierda. Pese a la lluvia, se lograron pegar algunos carteles en comercios de la zona lindera a la catedral, sin disturbios. Una pintada en una de las paredes del cabildo decía: “Contra la opresión, ni víctimas ni pacíficas. Esta forma de vivir es violenta”. Mientras, al costado izquierdo, un colectivo de artistas autoconvocadas recitaba poemas de un fanzine de emergencia que habían terminado de imprimir ayer (“Dijo: -me violaron, mamá, me violaron. No le creían. (Su hermana también había caído embarazada la noche anterior…”).
Una de las poetas y editora, Nadia, de 30 años había participado también por primera vez del ENM y sigue aún muy movilizada por la experiencia: “70 mil mujeres nos organizamos. Marchamos encolumnadas y resguardadas por nosotras mismas, dándonos las manos para sentirnos más fuertes y acompañadas, porque la soledad también es un espacio a ocupar. Si hoy las paredes hablan es porque históricamente nos quisieron callar. Pero hay cosas que no podrán soslayar, estamos organizadas para seguir dando debate a una cultura misógina que al vernos pasar nos grita "putas vayan a trabajar". En esta ocasión, la palabra se puso en acto una vez más. Fue grito, fue poesía, fue épica.
Diferentes generaciones de mujeres marchando. Varias se animaron a dar testimonio de casos de violencia de género por primera vez. No sólo propios sino también de mujeres de su entorno. No es tan fácil verbalizar los abusos pero ya no se está sola. A minutos del cierre, Carolina Balderrama, periodista feminista de Télam Audiovisual e integrante de la Red Par (Periodistas de Argentina por una comunicación no sexista) compartió su reflexión: “Aún estoy procesando la increíble experiencia de la cobertura colaborativa, algo que ya se había iniciado en la cobertura del 31º ENM en Rosario. Desde nuestra formación y experiencia como comunicadoras, feministas y pertenecientes a colectivos de mujeres sabemos cómo los medios hegemónicos construyen los relatos cuando las mujeres tomamos las calles, cuando decimos basta a los femicidios o a la precarización de nuestras vidas, así que intentamos comunicar de un modo plural, organizándonos en menos de una semana con intercambio permanente tratando de asumir el compromiso, poniendo el cuerpo, ejerciendo la solidaridad y pensando cómo comunicar. Hubo dos niveles: la organización y la producción de contenidos. A esta convocatoria masiva ni siquiera la lluvia la pudo contener. Algunas sacando fotos, otras escribiendo, otras generando audiovisuales (entre las que se destacaron Emergente y M.A.F.I.A) o armando una radio abierta que lamentablemente tuvimos que levantar pero que tenía una grilla pensada para dos horas con bloques sobre violencia machista, productividad, enfoque latinoamericano, travesticidios, Justicia y Derechos humanos, aborto, tiempo libre y recreación y mujeres y política.”
“Creo que marca un punto de inicio en lo que serán otras coberturas colaborativas. El tiempo presente nos urge en crear entramados comunitarios y populares de comunicación desde los derechos humanos ya que en ello creemos y porque en los medios masivos no nos vemos reflejadas. Ha sido un éxito, desde hoy tengo no sólo nuevas colegas allegadas sino nuevas amigas y hermanas, compañeras de este modo de hacer periodismo no desde los márgenes sino desde la complejidad que requiere el no ignorar los contextos, denunciar las desigualdades y contar de la manera más digna lo que nos pasa a nosotras las mujeres”, concluyó la periodista.
Larga vida a las comunicadoras comprometidas que le ponen el cuerpo y la palabra al reclamo conjunto y urgente.