Los varones en la lucha feminista: no alcanza con aprender
Por Manuel Izraelson
En tan pocos días es difícil construir una línea teórica y práctica sobre cómo transitar el camino de la deconstrucción de la masculinidad, que es cómplice del machismo, la opresión y la auto-opresión. “Nuestra (des)construcción la tenemos que llevar a cabo durante todo el año, acá sólo tenemos tiempo de proponer alternativas, generar algunas propuestas y compartir experiencias”, expresó un compañero durante el transcurso del último día del encuentro.
Sin embargo, el hecho de escuchar experiencias y propuestas que llevan adelante las distintas organizaciones populares y participantes independientes, (des)construye. ¿Esto significa que quienes se identifican con identidades masculinizadas solo reaccionan cuando escuchan a otras identidades masculinizadas? Difícil afirmar tal cosa, porque en el auge y la asistencia al ELVA es necesario reconocer la lucha feminista como punto de partida. Los varones y géneros disidentes que participaron del encuentro, primero escucharon a la ola verde, a las mujeres, a los géneros disidentes, y entendieron que la deconstrucción de sus masculinidades es su responsabilidad. Durante el Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico, organizado por CLACSO, Rita Segato se expresó respecto a la ambigüedad del mandato de masculinidad: “Por un lado es una investidura, el hombre está investido de hombre, pero por otro lado hay imposiciones, hay condiciones para mantener esa investidura”.
No alcanza con concebir la masculinidad con la que los varones fueron educados como parte del problema, es necesario embarrarse las manos, incomodarse y enfrentarla. Esto tiene un costo: romper el pacto entre varones (o “de caballeros”, como diría el presidente de la Conmebol). No es gratis. Darse la posibilidad de llorar frente a otros, abrazar a un par y decirle que se lo quiere, interpelarlo sobre sus formas hacia las mujeres y géneros disidentes, vestirse o realizar actividades que están por fuera de los parámetros establecidos para la masculinidad hegemónica pareciera no estar permitido. ¿Por qué el varón cis reprime su sensibilidad? Porque el código de varones así lo impone. La fraternidad masculina no incluye la exposición de los sentimientos por parte del varón y aísla cualquier intento que cuestione sus formas. Primera conclusión: ceder privilegios y atribuirse la posibilidad de construir otro tipo de masculinidad es deconstruirse.
Pero el precio que se paga no se compara con las violaciones, agresiones y maltratos a las mujeres. Por este motivo es necesario dejar de pedirles tiempo y paciencia a las mujeres. Sabemos que la deconstrucción masculina no es fácil. En todo caso, hay que pedir herramientas para acelerar el proceso, y no precisamente a las mujeres. Por eso la importancia del ELVA y los instrumentos que los varones encuentren para profundizar su desconstrucción. Ninguna conquista de derechos y equidad tuvo a la paciencia como protagonista. Tampoco se les puede pedir a los géneros oprimidos todas las respuestas, ni pretender que el tiempo lo cure todo, que con sólo escuchar y leer feminismo el varón se deconstruya. Quienes deben transitar el camino de la desconstrucción de la masculinidad son los varones y las identidades masculinizadas, y son ellos quienes deben encontrar las soluciones en dicho recorrido, la contención, motivación, la teoría y la práctica. El rol estratégico de los varones y las identidades masculinizadas en la lucha feminista está claro: abolir la masculinidad tal como la conocemos y generar propuestas y alternativas para hacerlo de manera colectiva, porque ningún mandato se quiebra desde la individualidad. Los lineamientos están en plena discusión y la táctica del día a día debe ir a la par de la lucha feminista, pero con autonomía reflexiva, obligatoria para la deconstrucción de las viejas masculinidades, las hegemónicas.
¿Qué hacen los varones durante el 8M? ¿Cómo se generan nuevos vínculos que rompan los lazos patriarcales con las mujeres? ¿Cuál es el modo de actuar frente a quienes ejercen violencia de género? ¿Cómo se milita la desconstrucción de las masculinidades? ¿La identidad debe construirse a partir del género, de la genitalidad o de la orientación sexual? ¿Cómo hablar con los compañeros sobre la violencia de género? Todas las preguntas surgen a partir de la lucha feminista y los desafíos que trae su agenda. Pero nadie asegura que allí se encontrarán todas las respuestas, y mucho menos que el varón y los géneros disidentes no puedan formar parte de esa lucha, y como tales, encontrarse en el compromiso y el esfuerzo de generar formas de transitar ese camino. El próximo Encuentro Latinoamericano de Varones Antipatriarcales se llevará a cabo el año próximo en Montevideo, Uruguay. Quienes pueda cruzar el Río de la Plata, bienvenidos serán para la apertura reflexiva. Quienes no puedan, tendrán cada día una oportunidad para deconstruir la masculinidad. Solo hace falta la decisión política.