Marta Dillon: “Hemos convertido al feminismo en un lugar donde queremos estar”
Por Lucía Barrera Oro y Ludmila Sueiro
Agencia Paco Urondo: ¿Qué significa el periodismo? ¿Qué significado tiene para usted el periodismo, como mujer?
Marta Dillon: Para mí el periodismo en principio es un oficio, el que elegí y que permite traducir o generar vínculos entre grupos y personas que están dispersas. A través del periodismo, por ejemplo, las personas que están en la villa 21-24 pueden saber de qué se tratan los conflictos de las trabajadoras formales y viceversa. El periodismo es una traducción de lo que sucede mediado por las personas que hacemos periodismo. Más que como mujer diría como feminista, el periodismo es una herramienta enorme que me ha permitido no solamente modificar mi vida a través escuchar voces. Fundamentalmente de mujeres porque es eso a lo que me he dedicado los últimos 20 años. He aprendido muchísimo de historias de vida, maneras de mirar o de cómo ampliar la escucha y cómo lograr traducir esas voces en el papel. Es una herramienta fundamental porque todas las voces cuentan y sin los medios estarían dispersas.
APU: Teniendo en cuenta la pregunta anterior y pensando en la importancia que tiene el periodismo en clave de géneros, ¿cómo surge "Las12"?
MD: “Las12” surge un poco por necesidad de la empresa (Página/12) de competir, en ese momento, con Perfil y de aportar algún valor más a lo que es el diario. No me parece que sea poca cosa pensar un suplemento que en principio era de mujeres y ahora podemos decir que es feminista. Nosotras entendemos que el feminismo está profundamente imbricado con los derechos humanos y Página/12 es un diario que los ha puesto siempre en primer plano, entonces no es casual que el suplemento haya salido ahí. En un principio habían sacado dos productos: un libro de deportes, para varones y “Las12”, para mujeres. Para la empresa, una de sus principales preocupaciones era que no sea un suplemento de lesbianas, es decir, que se note que éramos todas heterosexuales (que no lo éramos todas ni mucho menos). Pero a la vez hemos tenido la libertad de no restringirnos a esa supuesta agenda de géneros: abordar conflictos sociales, las noticias de política y economía con una perspectiva feminista. Me parece que hemos podido, en estos 20 años, abrir la escucha a temas que estaban silenciados: desde la trata hasta el abuso sexual en la infancia o las problemáticas que tienen que ver con el cuerpo, como diversidad corporal o violencia sexual. Hemos aportado un montón sosteniendo un trabajo que es complicado porque mantener un suplemento de géneros (en el sentido de una temática particular) tiene el desafío de recrearse siempre con los mismos temas.
APU: ¿Cómo le parece que se produce la inserción de las mujeres en el periodismo, con respecto a la brecha salarial?
MD: En la redacción hicimos un relevamiento hace poco y vimos que cuando hablamos de la precarización de la vida, las mujeres estamos en primer plano y en el periodismo se nota mucho: somos las que hacemos trabajo freelance, las que tomamos notas para hacer en los horarios que tenemos libres para poder estar en la escuela de los/las niños/niñas o cuidar de las personas mayores y eso nos deja en desventaja. Los cierres suelen ser tarde y entonces las mujeres que se pueden quedar hasta tarde y/o participar de las últimas reuniones de sumario son las menos, aunque las hay. Por otra parte, la tarea de las mujeres está muy precarizada y eso se nota mucho en el diario: en “Las12” somos 20 compañeras y la única trabajadora de planta soy yo, por ejemplo. De alguna manera las empresas se aprovechan de las necesidades y las imposiciones culturales para precarizar aún más nuestro trabajo.
APU: ¿Cómo ve las dificultades y que el periodismo en clave de género sea algo transversal y no esté restringido a una sección en un diario?
MD: Me parece que eso es algo que hemos logrado con persistencia de espacios como “Las12”, a pesar de que nos decían que le hablamos a un nicho, porque desde ese nicho logramos derramar hacia un montón de lugares, formar periodistas que están en otros lados, pensar la economía. Es una enorme ganancia y es lo que tiene que pasar: la perspectiva de género y la perspectiva feminista tienen que atravesar todas las herramientas periodísticas y todos los temas. Cuesta mucho trabajo, no es fácil. Por ejemplo, Mercedes D’Alessandro de Economía Femini(s)ta contaba que la habían entrevistado por su libro de Economía Feminista en todos los suplementos de mujeres pero en ninguno de economía. Asimismo el año pasado, para que se entienda que las mujeres estábamos llamando a una medida de fuerza [por el 8 de marzo] tuvimos que contactar periodista por periodista: hablaban del paro de la CGT (que de hecho no fue un paro sino una movilización) y no del cese de tareas por una hora, que sí supone un paro, de las mujeres. Este año, por el contrario, hay mucha más escucha y hay una lectura de la potencia que tenemos en las calles: no hay plan de lucha que no contenga a las feministas, porque tenemos vitalidad, porque discutimos todo y queremos cambiarlo todo.
APU:¿Qué reflexión le merece la "explosión" del movimiento feminista y la convocatoria del 8M?
MD: Es el resultado de un recorrido, de haber tenido alguna sensibilidad social para haber salido en 2015 con una consigna muy sintética que expresa a mujeres de todo el mundo. Yo he visto carteles de “Ni Una Menos” en las montañas colombianas, en los territorios kurdos, en Europa. Evidentemente puede combinar la sensibilidad en primera persona y la sensibilidad colectiva. Me parece que no nos dimos cuenta pero eso ha sido un logro. Hay muchas cosas que convergen en esta efervescencia feminista: la educación sexual integral, la ley de de salud sexual y procreación responsable, el matrimonio igualitario, ley de identidad de género. Se han ampliado horizontes que modificaron la vida cotidiana y esto implica replantearse muchas más cosas. Cuando vez una familia con dos mamás, por ejemplo, ya no se hace más la pregunta de dónde está el hombre, porque de pronto nos erguimos con los mismos derechos. Cambian los imaginarios y podemos plantearnos muchas más cosas. Los y las estudiantes secundarios reclamando la educación sexual integral, me parece la mejor noticia del último tiempo porque quieren deconstruir cosas que vienen aprendiendo en su casa, quieren hacerlo en la escuela y ponerlo en juego en la calle. Hemos convertido al feminismo en un lugar donde queremos estar. Seremos incómodas pero es el lugar donde queremos estar. Es el lugar que nos empodera, que nos hace ser bellas y ser pibas hasta los sesenta años. El feminismo es el lugar donde la belleza y el amor son otra cosa, aún cuando nos cueste. Todas sabemos que las relaciones de control siguen existiendo, luchamos en nuestra vida cotidiana. Esa puesta en acto del deseo y la alegría, de estar en el lugar donde queremos estar y de querer transformarlo todo, eso es lo que hace que más chicas quieran sumar al feminismo.
APU: ¿Cómo ve el tratamiento de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo?
MD: Que un gobierno de derecha, conservador que le debe muchos favores a sectores como las iglesias, aun cuando tengan una pelea con el Papa, haya visto como una oportunidad de cambiar agenda en el movimiento de mujeres que vienen demandando el aborto hace mucho tiempo: es una enorme ganancia para todas nosotras. Hay que estar alertas de que nosotras estamos construyendo un feminismo popular en donde no sólo hablamos de las cuestiones del cuerpo, ni de una agenda de cuestiones de género, sino que estamos discutiendo el reparto de la riqueza, cómo es el Estado y cómo nos organizamos en las organizaciones populares. Todo eso no se puede perder. El reclamo del aborto es un reclamo transversal, eso es un logro de la Campaña por el Derecho al Aborto, de los movimientos populares que ingresaron en el 2003 en los Encuentros Nacionales de Mujeres con muchísima fuerza y no se fueron nunca más. Podemos entablar diálogos y eso no se puede perder. Es un desafío de este momento pensar que el aborto es transversal porque nosotras queremos cambiarlo todo, no solamente el derecho al aborto.